Un nuevo impulso a la centralidad del trabajo en el corazón de la pastoral de la Iglesia

Un nuevo impulso a la centralidad del trabajo en el corazón de la pastoral de la Iglesia

Las Jornadas de Pastoral del Trabajo celebradas durante este fin de semana han sido un nuevo hito para una pastoral que, tras tres décadas de existencia, sigue demostrando su relevancia en el corazón de la misión evangelizadora de la Iglesia. Este encuentro de diálogo no solo ha conmemorado tres décadas, sino que ha señalado nuevos caminos para abordar las realidades actuales del mundo del trabajo desde una mirada samaritana –con heridas diversas y profundas– y comprometida –que requieren determinación, tender puentes, abrir diálogos…–, sabemos, como afirma el papa Francisco, que “el gran tema es el trabajo”.

El encuentro ha contado con una amplia representación –cerca de 200 personas provenientes de diócesis, movimientos especializados y eclesiales– que han dedicado su tiempo y entrega a hacer memoria agradecida y mirar al futuro con esperanza. Con algunas novedades, como la presencia de Pax Christi Internacional ,que incorpora un matiz innovador: la posibilidad de contribuir en la tarea pastoral en el mundo del trabajo con una visión global de la no violencia y la paz.

La participación de dos secretarias de Estado del Vaticano es una cuestión muy relevante. Esta representación en nombre del papa Francisco, que por primera vez recae en mujeres con rango equivalente al de cardenales, dio a las jornadas una proyección internacional sin precedentes. Emilce Cuda y Alessandra Smerilli, con su presencia, reafirmaron que la pastoral del trabajo es una prioridad no solo para la Iglesia española, sino para la Iglesia universal. Este hecho no es un tema menor. Es un hito que va a permitir a la pastoral del trabajo trascender más allá de nuestras fronteras. Si no, al tiempo.

También ha sido un momento oportuno para volver a encontrarse con el movimiento sindical. En esta ocasión, con la participación de Unai Sordo, que ha realizado un reconocimiento a esta pastoral, a sus movimientos y militantes, pero sobre todo ha dejado meridianamente claro los lugares comunes que pueden permitir el necesario diálogo con la Iglesia española y universal. Buena nota de ello tomarían Cuda y Smerilli. Estoy convencido de que hay un camino a recorrer y que ya no admite excusas.

Sin embargo, no todo fueron luces. La Iglesia española debe mejorar la comunicación de determinadas convocatorias. Resulta difícil de sostener que no hubiera una convocatoria a los medios de comunicación para trasladar a la opinión pública la relevancia de este encuentro. Si bien coincidía con la asamblea plenaria, esto no es motivo para obviar la trayectoria histórica de esta pastoral y los caminos que se abren, una cuestión que debería corregirse de cara al futuro.

Tampoco puede ignorarse la escasa presencia de obispos, limitada al titular de la pastoral del trabajo y al obispo de la diócesis anfitriona. ¿Hubiera sido adecuada la asistencia del presidente o vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española? Sin duda. A buen seguro que el consejo asesor de esta pastoral trasladará a la Conferencia Episcopal la magnitud y conclusiones de estas jornadas. (Nota mental. La pregunta que hago es: ¿Qué hubiera ocurrido si en vez de estas dos lúcidas mujeres hubieran asistido dos cardenales de la Curia romana? Ahí lo dejo)

FOTO | Antonio J Aranda, Mariano Sanz, Unai Sordo, Emilce Cuda, Abilio Martínez, Alessandra Smerilli (d)

Caminar esperanzados hacia una pastoral renovada

Hoy, el trabajo sigue siendo una necesidad, parte del sentido de la vida y clave para comprender la cuestión antropológica y socioambiental. La pastoral del trabajo busca precisamente visibilizar esta dimensión, afirmando la centralidad de la persona y promoviendo una cultura del trabajo que construya fraternidad y cuide de la dignidad humana.

En palabras de Abilio Martínez, obispo de esta pastoral, este momento es un “punto y seguido” en el que urge incorporar temas esenciales como la siniestralidad laboral y las víctimas, los derechos de las personas migrantes y los anhelos de la juventud. De ahí que destacara la creación de un grupo de trabajo que oriente el camino a realizar. Esta tarea debe tener un componente sinodal clarísimo, junto con las diócesis del país, los movimientos habituales, pero también en diálogo con otras pastorales y ámbitos de la sociedad. En esto, Noticias Obreras también aportará a la conversación, del mismo modo hemos planteado, en un primer momento, en el “Tema del mes” de noviembre.

Entre las conclusiones más destacadas de estas jornadas está el reconocimiento de la tarea realizada a lo largo de los años desde los movimientos apostólicos, parroquias y diócesis, con especial atención a las periferias del mundo del trabajo. Asimismo, se destacó la afirmación de la experiencia sinodal, valorada por las representantes de la Curia vaticana como una expresión concreta de “ser Iglesia hoy”, comprometida y en salida.


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El diálogo también puso el foco en las vulneraciones sistémicas que afectan a las personas trabajadoras, especialmente a aquellas que padecen desempleo, son víctimas de la siniestralidad laboral, de los bajos salarios y de falta de condiciones de trabajo decente, cuando no, por falta de derechos esenciales elementales como sucede con los trabajadores migrantes, y por la invisibilización de los trabajos de cuidados.

El futuro de la pastoral del trabajo pasa, además, por favorecer sinergias que conecten lo local con lo global, potenciando a los movimientos especializados, estableciendo relaciones con las comunidades eclesiales y organizaciones del pueblo comprometidas con la centralidad del trabajo, para el cuidado de la dignidad humana y del planeta. A día de hoy, iniciativas como Iglesia por el Trabajo Decente o el acompañamiento a víctimas de siniestralidad laboral han demostrado que son oportunas en la promoción de una justicia social transformadora. Algunas interesantes pistas ofreció Fernando C. Díaz.

Asimismo, estas jornadas han puesto de manifiesto que el trabajo tiene una transversalidad que conecta a diversas pastorales, abriendo oportunidades para colaborar en una misión común. Este ejercicio renovador del mensaje de la Iglesia será clave para construir propuestas humanizadoras “Tocando la carne sufriente del pueblo trabajador” y, sobre todo, para devolver la esperanza de un mundo del trabajo más digno y fraterno.

La tarea del pueblo de Dios y el legado de Antonio Algora

Es imposible olvidar el papel imprescindible de las personas laicas, quienes han sostenido esta pastoral durante tres décadas –tantas veces en soledad y a contracorriente– son nuestros santos y santas que han alentado y acompañado esta misión. Su esfuerzo ha permitido llegar hasta aquí. Ahora, toca renovar este llamamiento a la participación del pueblo de Dios y de sus organizaciones para seguir “construyendo el reino de Dios en el mundo del trabajo”, según expresó Abilio Martínez, en la celebración eucarística.

Por último, no quisiera dejar de recordar la figura de Antonio Algora que sigue resonando como un ejemplo de compromiso pastoral. Esa “lluvia fina” de la pastoral del trabajo y el impulso de “la gran obra maestra” del pontificado social de Francisco –como subrayó Emilce Cuda–, ojalá, continúe calando en la misión de la Iglesia, recordándonos que la dignidad del trabajo es un tema que toca el alma misma del Evangelio.

¡No nos dejemos robar la alegría y la esperanza evangelizadora en el mundo del trabajo!

¡No nos dejemos robar la comunidad organizada!

¡No nos dejemos robar la dignidad!