Pastoral del trabajo ante el reto de defender los derechos de las personas migrantes e incluirlas en las comunidades
La pastoral del trabajo de la Iglesia española dedica el III seminario Antonio Algora al acompañamiento de personas trabajadoras migrantes y su contribución para promover comunidades acogedoras
Si el trabajo en condiciones dignas resulta fundamental para el sustento económico y la integración social para todas las personas, lo es todavía más, si cabe, para aquellas que abandonan su lugar de origen en busca de un futuro mejor en otro país.
“Muchos de los trabajadores de origen extranjero soportan condiciones laborales muy precarias que les dificultan construir un proyecto familiar e integrarse plenamente en nuestra sociedad”, apunta el director del Departamento de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española, Antonio J. Aranda.
Muy a menudo, debido a la propia legislación que impide y dificulta el reconocimiento efectivo de los derechos, a la falta de redes sociales de apoyo y a los prejuicios y miedos infundados, las personas migrantes se convierten en presa fácil de desaprensivos que se aprovechan de su situación de necesidad.
Aranda explica que “no tener papeles o trabajar como temporero condena a estas personas a trabajar en condiciones muy precarias, llegando incluso a caer en las redes de trata para la explotación laboral o sexual”.
Precisamente, la pastoral de migraciones, que forma parte junto con la pastoral del trabajo de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana, recientemente ha invitado a toda la Iglesia en España a plantearse cómo avanzar hacia comunidades acogedoras y misioneras, como signo de la catolicidad del Pueblo de Dios y respuesta al llamamiento evangélico a crecer en fraternidad.
“Nos han invitado a pararnos y valorar cómo estamos acompañando esta realidad y concreta y los retos que nos plantea a la pastoral del trabajo”, relata Aranda, quien considera un paso natural esta preocupación. Después de todo, la pastoral del trabajo está acompañando a personas y colectivos migrantes que sufren la precariedad laboral o se integran en organizaciones sindicales existentes o en las creada por ellos mismos.
También desde la atención al mundo obrero de la Iglesia se ha participado en la defensa del acceso a la vivienda y la eliminación de asentamiento, la denuncia de la explotación laboral, la campaña contra los centros de internamiento de extranjeros (CIE) o incluso la participación en la ILP por la regularización extraordinaria de personas migrantes, por ejemplo.
Además, de ver cómo mejorar en estos aspectos, la pastoral del trabajo, quiere “abordar cómo estamos acogiendo e integrando a los trabajadores migrantes católicos en nuestras parroquias, y especialmente en los movimientos para la evangelización del mundo obrero”, explica Aranda.
El director de la Pastoral del Trabajo reconoce que “necesitamos tomar conciencia de las dificultades que la precariedad laboral, la movilidad a la que se ven sometidos en busca de un trabajo, las dificultades en la comunicación, la diferencias culturales y de vivencia y expresión de la fe, todo esto que dificulta su integración a nuestras comunidades y movimientos”.
“Más allá de seguir comprometidos por su plena ciudadanía, queremos afrontar cómo ir superando estas dificultades ya”, para hacer realidad la invitación del papa Francisco a “ensanchar el espacio de nuestra tienda”.
Aranda defiende la necesidad de “hacer las adaptaciones necesarias para ser verdaderas comunidades acogedoras e integradoras, viendo en las diferencias oportunidades para el enriquecimiento mutuo”, lo que a su juicio pasa por “potenciar el acompañamiento personal, ser capaces de una escucha activa, potenciar su protagonismo”.
La aportación a la Seguridad Social de la población migrada
En España, viven a 1 de enero de 2024, 48.592.909 personas de las que 6.491.502 tienen nacionalidad extranjera, según el Instituto Nacional de Estadística. La Seguridad Social registró 2.736.169 afiliados extranjeros en enero de este año hasta suponer el 13,1% del total de cotizantes; mientras que la Fundación Por Causa estima que a finales de 2021 había entre 405.000 y 446.000 migrantes “sin papeles” en España, una cifra que tras la pandemia podría haber subido fácilmente hasta situarse en torno al medio millón de personas. Según sus cálculos cerca del 12% de los migrantes extracomunitarios que viven en España están en situación administrativa irregular.
Si el trabajo es “la clave esencial de toda la cuestión social” (Juan Pablo II), “el gran tema” (Francisco), la cercanía a las personas trabajadoras migrante surge en estos momentos como una de las prioridades de la misión de la Iglesia en España.
El trabajo, como nos dice el papa Francisco en Evangelii gaudium (EG), no es solo asegurarse la comida o un “decoroso sustento”, sino la llave de acceso a la “prosperidad sin exceptuar bien alguno. Lo que implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida”.
Para la Iglesia, el trabajo no es simplemente una actividad productiva, sino un medio a través del cual colaboramos con Dios en la obra de la creación y nos realizamos como seres humanos, “porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida” (EG, 192). El trabajo, en todas sus formas, nos permite ser cocreadores y participar en la construcción de un mundo más justo y fraterno” (cfr. Fratelli tutti).
Retos que la migración plantea a la pastoral del trabajo
La acogida e inclusión de personas migrantes también supone defender su acceso al trabajo con derechos, precisamente uno de los puntos que se planteará esta jornada la convocada por el Departamento de Pastoral del Trabajo bajo el nombre del que fue responsable de esta pastoral desde el año 1990 hasta su fallecimiento, el 15 de octubre de 2020, don Antonio Algora.
El seminario, que será presentado por el obispo responsable de Pastoral del Trabajo y de la diócesis de Osma-Soria, Abilio Martínez, consta de tres partes: una ponencia a cargo del consiliario de la HOAC y exconsiliario de Migraciones de la diócesis de Orihuela-Alicante, Enrique Abad Domenech sobre “Acoger, proteger, promover e integrar al migrante y refugiado, un reto para la Iglesia”; las experiencias de dos trabajadores migrantes; y la presentación de las conclusiones y retos que la migración plantea a la Iglesia y a la pastoral del trabajo.
Redactor jefe de Noticias Obreras
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