Nacer de nuevo

Nacer de nuevo
En la danza de las estaciones, la primavera es el momento y el movimiento del renacer. En el jardín del tiempo que representa la existencia de cada ser humano, la idea de «nacer de nuevo» resuena como un himno perenne que atraviesa siglos y corazones.

Para el hombre y la mujer del siglo XXI, inmersos en la prisa de la tecnología y en el bullicio o en la apatía o desidia de la rutina, esta expresión evangélica se vuelve un eco lejano, un susurro casi olvidado entre las grietas del asfalto.

Y, sin embargo, como la primavera que despierta los campos después del invierno, el espíritu humano puede encontrar en esta paradójica expresión la clave para su propio florecer.

Nacer de nuevo es una necesidad inherente a la existencia. Porque no nacer de nuevo es sinónimo de «estar muerto».

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