La desigualdad salarial en España se reduce, aunque persisten diferencias abismales

La desigualdad salarial ha disminuido en España desde principios del siglo XXI, siguiendo la tendencia que se da en dos tercios de los países del mundo, aunque todavía persisten notables diferencias que castigan especialmente a mujeres, migrantes y trabajadores informales.
“España se sitúa como un país con baja desigualdad salarial, con un 1,3% de los asalariados que se califican como asalariados de bajos ingresos”, ha explicado el director de la oficina de la OIT para España, Félix Peinado, aunque ha matizado que es una estimación a la baja que no tiene en cuenta a trabajadores autónomos o de la economía informal, por lo que el dato real podría situarse entre el 2 y el 3%.
Dado que en nuestro país, el salario supone entre el 60 y el 70% de los ingresos de los hogares, el desempleo sigue siendo un factor que explica las altas tasas de pobreza. La tasa de desempleo en nuestro país es del 11,2% frente a 5,9% de la Unión Europea.
“España sigue siendo uno de los países avanzados de Europa con más desigualdad entre hogares y con más hogares pobres o en riesgo de pobreza”,con el 20% de la población en riesgo de pobreza, 5 puntos por encima de la media, según datos de Eurostat, ha recordado Peinado,
El “Informe mundial sobre salarios 2024-25: ¿Está disminuyendo la desigualdad salarial en el mundo?”, presentado hoy, señala que, desde comienzos de la década del 2000, en promedio, la desigualdad salarial, que compara los salarios de los asalariados altos y bajos, disminuyó en España aproximadamente un 0,6% en promedio anual. En nuestro país, desde principios de los 2000, los salarios promedio han crecido entre el 0,2 y 0,6%, salvo en los sectores con salarios más altos, que han descendido entre el 0,2 y 1,2%.
“El retorno al crecimiento de los salarios reales en España, y a nivel mundial, es un avance positivo”, ha remarcado Peinado, aunque ha defendido que “para que los salarios puedan crecer es preciso que la economía crezca”, por lo que ha propuesto atender al envejecimiento de la población y la productividad, factores que lastran el potencial de la economía española.
“Se necesita una estrategia nacional efectiva que debería de trascender el mero ámbito de la fijación de salarios para incluir un conjunto más amplio de factores como el crecimiento de la productividad, objetivo que puede lograrse mediante la creación de un entorno propicio a la iniciativa empresarial”, ha destacado. Además, ha abogado por mejorar “las competencias a través de la educación y la formación para el empleo y en el empleo, el acceso a la financiación o un adecuado impulso y apoyo público a la financiación de la innovación empresarial”.
En su opinión, deben fortalecerse “las políticas salariales a través del diálogo social”, ” seguir fomentando la productividad laboral, de manera que se contribuya al crecimiento real de los salarios en nuestro país, sobre todo para mejorar el nivel de vida de aquellos trabajadores que más han sufrido la crisis del coste de la vida”.
Recuperación de los salarios
Los salarios reales disminuyeron un 3,5% en 2022 y comenzaron a recuperarse en el 2023, con un 1,4% para continuar con un 0,6% en 2024, según la estimaciones realizadas por la OIT. Sin embargo, la recuperación de los salarios españoles fue tres décimas inferior al promedio de las economías avanzadas del G20. El aumento de 2022 y 2023 resultó un punto y medio por debajo del encarecimiento de la vida. A pesar de la “notable” recuperación de los salarios de los últimos años, el crecimiento acumulado en 2022 y 2023 no compensa el poder de compra perdido.
El comportamiento de los salarios en España refleja bien a las claras el impacto de la evolución económica y las medias adoptadas. Entre 2008 y 2024, nuestro país se registró una pérdida del poder adquisitivo de los salarios del 4,5%, especialmente en el en el periodo 2009-2014, los años posteriores a la crisis financiera. A partir del 2023, las economías del mundo han comenzado a recuperarse a excepción de Estados Unidos y la República de Corea.
En España, el paulatino incremento nominal del salario mínimo desde el 2021 ha permitido recuperar la pérdida de poder adquisitivo que había sufrido el salario mínimo entre el 2020 y el 2022. En el 2024, el poder adquisitivo del salario mínimo es prácticamente el mismo que el observado en el 2020.
La contención de la inflación comenzó a notarse ya en 2023, acelerándose en 2024, en todo el mundo, por más que el encarecimiento de la vida sigue siendo una dura realidad en muchas economías emergentes y en desarrollo.
Sin embargo, las relaciones laborales en España muestran una desigualdad resistente. Mientras que el 10% de los trabajadores españoles mejor pagados acumulan el 23% de la masa salarial, el 10% que menos cobra apenas recibe el 0,5% de la masa salarial. Esta brecha es 15 puntos superior en el promedio mundial, ya que el 10% de los ocupados que más cobran acumulan el 38% de los ingresos salariales mundiales.
Las mujeres , migrantes y trabajadores asalariados de la economía informal tienen más probabilidades de estar entre los peor pagados.
Las mujeres representan el 47,7% del total de los asalariados, pero este porcentaje aumenta al 60% entre las persona asalariadas de ingresos bajos, quienes reciben menos del 50% de la mediana por hora trabajada.
Las personas migrantes que representan aproximadamente el 18% de los trabajadores asalariados, forman el 26% de los trabajadores asalariados con bajos ingresos.
El impacto del salario mínimo
Rosalía Vázquez-Álvarez, economista de la OIT y una de las principales autoras del informe que analiza la evolución y el impacto de los salarios mínimos, establecidos en el 90% de los países que son miembros. Así, ha detallado que “los países respondieron a la crisis del coste de vida aumentando el salario mínimo, pero no lo suficiente como para que el salario incrementara y pudiese lidiar con este incremento del coste de vida”. Aunque los países respondieron a la crisis del coste de vida aumentando el salario mínimo, este aumento “no fue lo suficiente como para que el salario incrementara y pudiese lidiar con este incremento del coste de vida que estuvo muy por encima del incremento del salario mínimo”.
El salario mínimo nominal tendría que haberse incrementado un 20% desde 2020 para poder hacer frente a la escalada de precios, más aún si tiene en cuenta que los hogares con ingresos más bajos dedican gran parte de sus ingresos a las partidas más inflacionistas como los alimentos y la vivienda, ha recordado la experta.
El estudio constata que la productividad en todo el mundo está aumentando por encima lo que lo hacen las retribuciones de los trabajadores, una diferencia en torno al 15%. En España los salarios crecían por encima de la productividad antes de la crisis financiera del 2008, aunque después los salarios registran aumentos un 5% menores a la productividad. Sin embargo, la brecha más preocupante, según Vázquez es la existente entre España y los países de altos ingresos que nos aleja de las economías más boyantes, que ya es de 20 puntos.
Entre las principales recomendaciones de la OIT figuran fijar los salarios a través del diálogo social, pero adoptando un enfoque global que considere tanto las necesidades de los trabajadores y sus familias, promover la igualdad salarial y la igualdad de oportunidades que apoye la igualdad de género, la equidad y la no discriminación; utilizar datos fiables para que las políticas salariales se basen en evidencias empíricas y objetividad; y abordar las causas profundas de los bajos salarios como es el caso de la informalidad, la baja productividad y la infravaloración de los sectores a donde los bajos salarios predominan, como es el caso de la economía de los cuidados.
Con este informe sobre desigualdad laboral, que se publica cada dos años, desde 2009, la OIT evalúa el avance del objetivo número 10 de los objetivos de desarrollo de Naciones Unidas sobre la reducción de las desigualdades tanto en el interior de cada país como entre los diversos países. Este informe, que ahora se centra en lo que ha ocurrido en cada país, muestra que el 10% de los trabajadores peor pagados de todo el mundo solo ganan el 0,5% de la masa salarial mundial.
En contraste, el 10% de los mejor pagados gana casi el 38% de esta masa salarial. Y esta desigualdades de salario se agudiza en los países de renta baja, donde cerca del 22% de asalariados está mal pagado. En cambio, en los países de altos ingresos, este porcentaje se reduce al 3,3%, en gran parte debido al papel del salario mínimo.
España ocupa el puesto número 11 en la lista de países con menos desigualdad salarial, por detrás de Luxemburgo, Italia, Islandia, Eslovaquia, Finlandia, Lituania, Suecia, Polonia; Bélgica y Portugal (0,04%). Los países más desiguales en este aspecto son Estados Unidos y Estonia.
El incremento salarial en todo el mundo se debe fundamentalmente al comportamiento de los países emergentes del G20, con promedios anuales de entre el 6 y el 7%. Los datos de la OIT suelen excluir a China, dado que su ritmo de crecimiento y su inmensa población acaba por introducir un sesgo que en algunos casos dificulta detectar las tendencias globales en el resto del mundo.

Redactor jefe de Noticias Obreras