Abilio Martínez, obispo de pastoral del trabajo de la Iglesia española: «La Iglesia debe denunciar la deshumanización que se da en el trabajo»

En el 30 aniversario de La Pastoral Obrera de toda la Iglesia, el obispo de Osma-Soria y responsable de la Pastoral del Trabajo de la Iglesia española, Abilio Martínez Varea, repasa la experiencia vivida y anticipa algunos de los retos que quedan.
En estos 30 años de andadura de la Pastoral del Trabajo, ¿cuáles considera que han sido los momentos clave y los principales logros alcanzados? ¿Qué desafíos persisten en el contexto actual?
Han pasado muchas cosas y cuesta señalar solo alguna. Me voy a atrever a señalar las dos que considero claves del camino recorrido hasta hoy. Desde el principio, cuando se creó la Subcomisión de la Pastoral Obrera (1985) había una clara comprensión de que esta pastoral era de toda la Iglesia. Fue uno de los pocos órganos de la CEE que desde el principio y hasta la fecha se dotó de un consejo asesor, queriendo reafirmar que esta pastoral es una tarea de todos. Seguidamente puso en marcha una dinámica muy participativa en la que se implicó a muchas realidades eclesiales y sociales en un proceso que pretendía conocer cuál era la realidad del mundo obrero y que respuesta debíamos dar como Iglesia. Este proceso culminó con la aprobación, por la plenaria de la CEE, del documento La Pastoral Obrera de toda la Iglesia.
Otros de los momentos claves fue la puesta en marcha del seminario “Explicación sobre el conflicto social”, coordinado por Alfonso Alcaide, sociólogo y militante de la HOAC. Las reflexiones elaboradas por los componentes de este seminario dieron contenido a varias jornadas de la pastoral obrera y está orientado el quehacer de la pastoral del trabajo. Una síntesis de todo el trabajo realizado en este seminario fue publicada por la Editorial EDICE: El trabajo humano, principio de vida.
Si tenemos que señalar logros, destacaría la extensión que en estos años ha conseguido esta pastoral: estamos en 38 diócesis con nombramiento de delegado o delegada para la pastoral del trabajo y, al menos, en otras 21 diócesis se programan actividades encaminadas a la evangelización del mundo obrero y del trabajo; la aceptación con la que se ha acogido en las diócesis la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente; la presencia de 29 equipos parroquiales de pastoral obrera en 12 diócesis. Algunos de ellos en unidades parroquiales o arciprestazgos; la puesta en marcha de varias escuelas de formación de la dimensión sociopolítica de la fe, talleres de Doctrina Social de la Iglesia y otras acciones encaminada a la formación de los laicos; el acompañamiento de realidades del mundo del trabajo: camareras de piso, asentamientos de trabajadores migrantes, a trabajadores en conflictos laborales, etc.
Son muchos los desafíos ante los que nos encontramos, desafíos ante un contexto social y eclesial cambiantes. Algunos desafíos van encaminados a nuestra vida eclesial, un mayor acompañamiento de los movimientos y laicos que viven su compromiso evangelizador en el mundo del trabajo. Trabajar cada vez más desde un espíritu sinodal. El desarrollo de la pastoral del trabajo desde un trabajo en red con otras pastorales y entidades eclesiales. Seguir trabajando para que las diócesis integren en su estructura pastoral una delegación para la pastoral del trabajo. Fomentar los equipos parroquiales de pastoral obrera.
Algunos desafíos encaminados a nuestra misión son seguir acompañando la vida de las personas trabajadoras en sus gozos y esperanzas, en sus tristezas y angustias, especialmente a aquellos más empobrecidos y precarizados. Estar atentos a los cambios que se están produciendo en el mundo del trabajo (inteligencia artificial, robotización, trabajo en plataformas, el envejecimiento de la población trabajadora, cambio climático, etc.) y cómo estos repercuten en las personas trabajadoras, en las familias y en la sociedad. La siniestralidad y las enfermedades laborales, especialmente el aumento de enfermedades psicosociales en el entorno laboral. Superar la cultura del individualismo construyendo un nosotros. Juan Pablo II señalaba en Laborem exercens la importancia de la “solidaridad de los hombres del trabajo y de solidaridad con los hombres del trabajo” (n. 8).
Otro de los desafíos lo encontramos en la situación de precarización y exclusión en la que viven muchos trabajadores migrantes.
¿Qué papel han jugado los movimientos especializados y las entidades que apoyan la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente, en la evolución de la pastoral del trabajo? ¿Cómo han influido en la sensibilización de la Iglesia sobre las cuestiones laborales?
Los movimientos especializados han sido los grandes impulsores de lo que hoy conocemos como pastoral del trabajo. Su encarnación en el mundo obrero, el compromiso evangelizador de sus militantes, las reflexiones y la formación que han aportado, ha dado forma a lo que hoy conocemos por la pastoral del trabajo. Su compromiso con este departamento y con las estructuras diocesana de la pastoral del trabajo han hecho posible que lleguemos a muchos rincones de la Iglesia en España y acompañado muchas realidades del mundo del trabajo.
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente ha colaborado con la pastoral del trabajo en la concienciación de muchos creyentes y de la sociedad en general de lo determinante que es el trabajo para construir un proyecto humanizador y como el trabajo afecta, para bien o para mal, en las vidas de las personas, de las familias y de la sociedad.
¿Qué lugar ocupa hoy el tema del trabajo y la Doctrina Social de la Iglesia en la pastoral general? ¿De qué manera ha sido acogido este enfoque por las comunidades eclesiales y los fieles en sus realidades cotidianas?
El tema del trabajo y la Doctrina Social de la Iglesia siguen siendo dos realidades que necesitan ser una realidad más amplia en el seno de la Iglesia; hay que sacarlas de los ámbitos de especialistas o académicos. No obstante, es cada vez más frecuente que empiecen a formar parte de los planes formativos y pastorales de las diócesis y parroquiales.
En los movimientos apostólicos ya están plenamente integrados en sus procesos formativos y, al igual, que para los cristianos comprometidos en los ámbitos públicos y en el mundo del trabajo son una buena guía para su análisis y actuación.
¿Qué avances destacaría hacia una mayor transversalidad de la pastoral del trabajo en la Iglesia española? ¿Qué frutos ha dado el trabajo en red con otros departamentos pastorales, como la pastoral de familias, migrantes o salud?
Los obispos estamos convencidos de que hay que trabajar más desde la transversalidad, no en departamentos estancos; así lo hemos recogido en las Orientaciones Pastorales 2021-2025. Fieles al envío misionero de la CEE
No obstante, nos cuesta salir de las inercias, pero vamos trabajando y viendo aspectos comunes que afectan y preocupan a distintas pastorales. Desde el departamento de la Pastoral del Trabajo hemos dado algunos pasos con los departamentos de Migraciones y Pastoral de la Salud.
Sigue siendo necesario acompañar la vida
de las personas trabajadoras en sus gozos
y esperanzas, en sus tristezas y
angustias, especialmente a aquellos
más empobrecidos y precarizados
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente está siendo una experiencia muy enriquecedora de este trabajo en red o transversal donde distintas realidades eclesiales se han marcado un objetivo común y aúnan esfuerzos por llevarlo a término.
¿Cómo está siendo la acogida del magisterio del papa Francisco y del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral sobre la dignidad del trabajo en la Iglesia española? ¿Observa algún cambio en la sensibilidad pastoral y social en este sentido?
Para el departamento del que soy responsable, el magisterio del papa Francisco, está siendo un estímulo y una guía. La preocupación por el mundo del trabajo ha sido siempre una constante de la CEE; muestra de ello es la celebración de estos 30 años desde la aprobación del documento La Pastoral Obrera de toda la Iglesia. Por otro lado, podemos señalar algunas de las acciones propuestas por la CEE en las Orientaciones Pastorales para el periodo 2021-2025: “Promover el acompañamiento de los trabajadores pobres, de los precarios y descartados”, la preocupación por “los trabajos precarios y la dificultad para conciliar vida laboral y familiar” o “respaldar y acompañar las plataformas de coordinación existentes en el ámbito de lo social: Iglesia por el trabajo decente…”.
Si miramos a las diócesis vemos el respaldo que los obispos están dando a la pastoral del trabajo a través de la participación en los actos diocesanos, la publicación de cartas pastorales, etc.
¿Cómo describiría las relaciones actuales entre la Iglesia española y los agentes sociales, en particular los sindicatos y organizaciones del mundo del trabajo? ¿Cree que hay espacios de colaboración efectiva para la promoción del bien común?
Desde el departamento de la Pastoral del Trabajo creemos imprescindible mantener esta relación con los sindicatos, así como con las organizaciones empresariales. Un ejemplo de ello es la presencia de algunos representantes sindicales o de determinados colectivos de trabajadores en las jornadas y actividades que venimos programando.
Nuestro interés se funda en la convicción del valor que tienen estas organizaciones (tanto sindicales como empresariales) para mejorar la vida de los trabajadores. También es importante para este departamento mantener una buena relación con las organizaciones de los trabajadores porque muchos cristianos participan en ellas y nuestras buenas relaciones son un respaldo a su compromiso con el mundo del trabajo.
En el marco de la exhortación pastoral “Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes” de la CEE, ¿qué rol desempeña la promoción del trabajo decente y la regularización de la situación laboral? ¿Qué principios de la Doctrina Social de la Iglesia deberían guiar estas acciones?
Uno de los principales motivos que nos mueve a migrar es la búsqueda de un trabajo que nos posibilite acceder a unas condiciones de vida más dignas. Una vez se llega al destino la principal preocupación y ocupación de las personas migrantes es encontrar trabajo, incluso por encima de lograr la regulación.
El trabajo, obtener un empleo, es fundamental para que las personas migrantes se sientan acogidas, en parte protegidas, con expectativas para una promoción e imprescindible para su integración.
La CEE está comprometida con la regularización de las personas migrantes en situación irregular. Así lo refleja en esta exhortación pastoral: “Nos impulsa a reclamar leyes que permitan el acceso a la regularización”. También hay que subrayar que una parte importante de las organizaciones que han promovido esta propuesta de ley son cristianas.
Las actitudes personales y sociales para con las personas migrantes se deben basar por el principio del respeto a la dignidad humana; este principio nos debe de comprometer a todos y especialmente a los cristianos.
¿Cómo puede la Iglesia española contribuir de manera más efectiva a la lucha contra la siniestralidad laboral? ¿Qué acciones concretas considera que deberían reforzarse para acompañar a las víctimas y sensibilizar sobre la prevención de riesgos?
El papa Francisco califica de “calamidad” lo que está ocurriendo en los lugares de trabajo con respecto a la siniestralidad laboral y las enfermedades profesionales.
Como Iglesia podemos contribuir de muchas formas: la primera cuidando la seguridad y la salud del personal empleado por la Iglesia. En este hacer tenemos un papel muy importante en dar visibilidad a estas situaciones y acompañar a las víctimas. Cuidar la vida en el trabajo es una de las tareas en la que la pastoral de la salud y la pastoral del trabajo pueden plantearse objetivos comunes.
Tenemos un papel muy importante
en dar visibilidad a las situaciones
de siniestralidad laboral y acompañar
a las víctimas
Como Iglesia también debemos orientar para que el compromiso público de los cristianos dé respuesta a estas situaciones.
¿Cuáles son, a su juicio, los cambios más significativos en las relaciones laborales contemporáneas? ¿Cuáles considera que son las mayores amenazas para la dignidad y el sentido humano del trabajo, y cómo debería responder la Iglesia a estos retos?
Hay una serie de cambios que se están produciendo en el mundo del trabajo y que están reconfigurando nuestras vidas, amenazando en algunos casos la dignidad de las personas trabajadoras: los empleos en plataformas que desvinculan al trabajador de la empresa, la irrupción de la Inteligencia Artificial y la automatización que amenazan con la disminución de empleos o de descartar a determinadas personas a través de algoritmos, la flexibilidad laboral que dificulta el desarrollo de los proyectos personales y familiares de las personas, la organización del trabajo que dificulta la conciliación de la vida personal y laboral.
La Iglesia debe de estar atenta a estas situaciones que se viven en el mundo del trabajo, denunciando la deshumanización que en ella se da y comprometiéndose por salvaguardar la dignidad de las personas en el trabajo.
La pastoral del trabajo quiere ser como el observatorio de la Iglesia en el mundo del trabajo, visibilizar esta realidad y denunciar la deshumanización que se produce cuando no se cuida la dignidad de las personas trabajadoras. También, como Iglesia, queremos ser testigos de Jesucristo en estas realidades y llevar la buena nueva del Evangelio.
Mirando hacia el futuro de la pastoral del trabajo, ¿cuáles son las prioridades que, a su juicio, deben ser actualizadas o incorporadas para responder a las nuevas realidades laborales y sociales? ¿Hay alguna línea de trabajo que deba ser superada o transformada?
Esta es una reflexión que estamos abriendo actualmente en el departamento de la Pastoral del Trabajo, reflexión que queremos extender a las diócesis y a los movimientos.
La realidad eclesial y la del mundo del trabajo nos urge a poner determinados acentos a las tareas que venimos realizando, a lo largo de esta entrevista ya la hemos ido señalando:
Conseguir que esta pastoral forme parte de los organigramas pastorales de todas las diócesis y lograr que se consoliden las coordinadoras o secretariados de zona.
Que la pastoral del trabajo se desarrolle en las parroquias a través de los movimientos y/o equipos parroquiales de pastoral obrera.
Acompañar a los movimientos y militantes obreros cristianos.
Acompañar las situaciones de precariedad de las personas trabajadoras, prestando especial atención a las personas migrantes, a las mujeres y a los jóvenes.
También debemos acompañar a los trabajadores que plantean un conflicto laboral por una causa justa.
Y estar atentos y denunciar aquellas situaciones de deshumanización que se dan en el trabajo.
Por último, y utilizando la expresión de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana de la Conferencia Episcopal Española en su mensaje con motivo de este aniversario ¿cómo el pueblo de Dios puede caminar juntos hacia un futuro donde el trabajo “sea una manera de cuidarnos construyendo fraternidad”?
Desde la pastoral del trabajo debemos concienciarnos del valor de la fraternidad y del trabajo humano, que es fundamentalmente relación: una relación de cuidado con el otro y una relación de cuidado con la casa común.
El papa Francisco nos está planteando una reflexión en la que estamos profundizando y cuyos retos debemos ir incorporando al quehacer de la pastoral del trabajo: “si el trabajo es una relación, entonces tiene que incorporar la dimensión del cuidado, porque ninguna relación puede sobrevivir sin cuidado. Aquí no nos referimos sólo al trabajo de cuidados (…). El cuidado va más allá, debe ser una dimensión de todo trabajo. Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente. Por el contrario, un trabajo que cuida, contribuye a la restauración de la plena dignidad humana, contribuirá a asegurar un futuro sostenible a las generaciones futuras. Y en esta dimensión del cuidado entran, en primer lugar, los trabajadores”. •

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)
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