La OIT alerta de una ruptura entre empleo, derechos y crecimiento y reclama un nuevo contrato social centrado en la dignidad del trabajo

La Conferencia Internacional del Trabajo debate en Ginebra cómo responder a la informalidad, la precariedad y el debilitamiento de los derechos laborales
La 113ª Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) se ha inaugurado este lunes 2 de junio en Ginebra con un diagnóstico y una interpelación clara por parte del director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el togolés Gilbert Houngbo: el vínculo entre crecimiento económico, empleo y derechos laborales se ha debilitado peligrosamente.
En su informe, titulado Empleo, derechos y crecimiento: fortalecer el nexo, –una radiografía global de la situación del mundo del trabajo– Houngbo afirma que “el contrato social se ha erosionado y se halla bajo presión” y llama a reconstruirlo sobre la base del trabajo decente, el respeto a los derechos y la democracia.
“El trabajo ya no garantiza necesariamente una vida digna y con sentido”, advierte el director general de esta agencia de “democracia tripartita” –gobiernos, organizaciones sindicales y empresariales– de la ONU, que denuncia el avance de la precarización, el estancamiento de los salarios reales, la inseguridad laboral y el debilitamiento del diálogo social como señales de una tendencia preocupante.
Frente a ello, Houngbo plantea “reconstruir y reforzar el contrato social en torno al trabajo decente” y “restablecer el vínculo entre el empleo, los derechos y el crecimiento”.
Reconstruir el contrato social
El informe propone avanzar hacia un nuevo contrato social con medidas concretas: “garantizar la protección de todos los trabajadores y trabajadoras; ampliar la protección social; establecer un sistema de fiscalidad justo que contribuya a una transición ecológica; garantizar unos salarios dignos y unos ingresos adecuados; y renovar y reforzar el diálogo social”.
Una parte significativa del texto se dedica a analizar las grandes transformaciones que afectan al mundo del trabajo: la digitalización, la inteligencia artificial, la crisis climática, el envejecimiento demográfico y los efectos de un comercio global que ha generado desigualdades profundas. Frente a ello, Houngbo subraya que “la democracia es un bien en sí mismo y un medio para alcanzar la justicia social”.
La Memoria recuerda que “las normas internacionales del trabajo son un medio para avanzar hacia un mundo del trabajo que sea más justo y sostenible, así como una herramienta para orientar las transiciones actuales”.
Junto al cuerpo central del informe, se incluye un anexo sobre la situación de los trabajadores de los territorios árabes ocupados, que denuncia el impacto de la ocupación sobre el empleo, los ingresos, la salud mental y las condiciones de vida de la población palestina, especialmente tras la intensificación del conflicto en Gaza.
A lo largo de las próximas sesiones plenarias, los representantes de los Estados y de los interlocutores sociales intervendrán en respuesta al informe del director general. También lo harán representantes de organizaciones internacionales no gubernamentales observadoras, entre las que se encuentra el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), del que forma parte la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Su intervención será una oportunidad para subrayar la visión del trabajo como dimensión esencial de la dignidad humana y clave para la justicia social.
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Este parlamento mundial del trabajo, abordará también en las próximas dos semanas, en sesiones específicas, otros temas clave del presente y futuro del trabajo: la elaboración de normas para proteger a las personas frente a riesgos biológicos en el lugar de trabajo, una primera discusión normativa sobre el trabajo decente en la economía de plataformas digitales y una discusión general sobre enfoques innovadores para abordar la economía informal, que aún afecta a seis de cada diez personas trabajadoras en el mundo.
Trabajo decente, democracia y justicia social ante los desafíos globales
El informe insiste en que los desequilibrios actuales no son el resultado inevitable de la globalización, sino de decisiones políticas. Por ello, la OIT llama a “reconsiderar las políticas macroeconómicas, comerciales y de inversión” para situar en el centro el trabajo decente, los derechos y la sostenibilidad.
“Es hora de que nos pongamos manos a la obra y tomemos decisiones valientes para reconstruir la confianza, reforzar la cohesión social y trazar un nuevo rumbo hacia un mundo del trabajo más justo y sostenible para todos y todas”, ha concluido el director general.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)