La crisis climática como riesgo laboral

La crisis climática como riesgo laboral
Foto: Danil Rudenko (vecteezy)

El hecho

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que 2023 había sido testigo de «un aumento alarmante de desastres relacionados con el clima». La actual crisis climática ha aumentado significativamente el riesgo de enfermedades potencialmente mortales.

El pasado año, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) avisó que la crisis climática «sin los controles adecuados, puede aumentar el riesgo de lesiones, enfermedades y muerte de los trabajadores debido al estrés térmico, los fenómenos meteorológicos extremos, la exposición a productos químicos peligrosos, la contaminación atmosférica y las enfermedades infecciosas, entre otros». Además, añade que «numerosos efectos sobre la salud de los trabajadores se han relacionado con el cambio climático, incluyendo lesiones, cáncer, enfermedades cardiovasculares, afecciones respiratorias y efectos sobre su salud psicosocial».

Los informes del Comité de Expertos ante el Cambio Climático de la ONU (IPCC) señalan que España es una de las áreas más vulnerables y donde estos impactos ya están mostrándose de manera más virulenta.

El reto de todos es abordar los efectos del cambio climático como causa de muchos accidentes laborales, se debe abrir una mesa de diálogo entre Gobierno, sindicatos y patronal, para recuperar la salud en el trabajo.

No podemos tolerar que en el año 2023 se hayan producido 624.911 accidentes de trabajo con baja y 721 muertes. Hay que reforzar la ley de prevención e incluir los riesgos psicosociales, la perspectiva de género, eliminando las desigualdades de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, añadiendo actividades feminizadas e incorporando patologías que son prevalentes en actividades con mayoría de mujeres.

Hemos creado una sociedad en la que todo el mundo está cansado, quemado, que la vida no le da para más, el escritor e informático Carl Newport lo llama el gran agotamiento.

En una encuesta de 40db para El País se les daba siete posibilidades, el primer lugar lo obtuvo la salud mental, seguido de la familia, en tercer puesto quedó el tiempo libre, el cuarto fue tener un buen trabajo… y en el séptimo, y último lugar, quedaba la situación económica.

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Si el síndrome del trabajador quemado reflejaba una problemática individual, el gran agotamiento viene a señalar la problemática colectiva que hay detrás. La crisis del 2008 y la pandemia fueron los principales causantes de este gran agotamiento que sufre la sociedad. Según el departamento de trabajo de EEUU, 47 millones de personas cambiaron de trabajo, después vinieron las luchas sindicales por el teletrabajo y la conciliación, y por último el trabajar lo justo, sin excederse ni en obligaciones ni en horario.

La Reflexión

Por todo ello, debemos poner leyes acordes con la situación actual, para que no se produzcan tantos accidentes laborales y no se den tantos casos de enfermedades cardiovasculares, ictus, enfermedades pulmonares, etc., con la patronal más concienciada en el problema que se nos está viniendo encima y el Gobierno haciendo que se cumpla la ley de protección con más inspecciones de trabajo y sancionando a los que no la cumplan.

Todos los días recordamos a víctimas de accidentes en el trabajo y a sus familias, cada 28 de abril renovamos nuestro compromiso con ellos de intentar ponerle fin a estos accidentes.

Para la Iglesia es fundamental proteger la vida humana y la dignidad en el trabajo, considerando que el trabajo debe estar al servicio de la persona y de la vida, no al revés. «el trabajo es para la vida, ni una muerte más».