La brecha digital está dejando atrás a personas mayores y hogares vulnerables

La brecha digital está dejando atrás a personas mayores y hogares vulnerables
Cada vez más sectores de la población presentan dificultades para acceder a productos y servicios que ofrecen las empresas y relacionarse con las administraciones públicas. La rápida digitalización de la sociedad está dejando atrás a muchas personas.

Según datos extraídos de diversas fuentes, el 72% de los mayores de 55 años no tiene habilidades digitales básicas, al tiempo que un 17% de los hogares en exclusión severa han perdido oportunidades de empleo por no tener una buena conexión de internet.

La campaña de recogida de firmas lanzadas por el cirujano valenciano jubilado Carlos San Juan de Laorden  “Soy mayor, no idiota”, para exigir atención personal en las sucursales bancarias ha logrado llamar la atención de los medios e incluso le ha abierto la puerta del Gobierno para llevar sus reivindicaciones.

Destacan las dificultades que las entidades bancarias imponen a las personas mayores para acceder a sus servicios. En los últimos 10 años se han cerrado un 50% de las más de 45.000 sucursales que había a fines de 2008, a las que hay que sumar las 1.300 que Caixabank ha cerrado tras su fusión con Bankia. Más de 4.000 municipios no tienen oficina bancaria.

Más de 100.000 empleados de banca han perdido su trabajo, solo 6.500 debido a la integración de Caixabank y Bankia. Con la desaparición de las cajas de ahorro, los bancos de desarrollo local y la retirada del Estado de la intermediación bancaria, cuatro entidades van camino de controlar el 80% del activo bancario y dictar a su conveniencia las normas de atención a sus clientes.

Hay cerca de 9,4 millones de españoles de más de 55 años que no puede acceder a la banco. Según datos del INE, difundidos por UGT, en 2021, el 30% de las personas mayores de 55 años no ha utilizado nunca internet y hasta un 70% no sabe instalar una app en su móvil.

Además, casi la mitad de los mayores de 55 años no acredita ninguna habilidad informática y menos del 18% tiene habilidades digitales básicas. Las mujeres son las más vulnerables en esta materia: el aprovechamiento de estos servicios esenciales desciende hasta 8 puntos porcentuales con respecto a los hombres.

Un 60% de las personas de 75 años nunca han utilizado Internet; y más de la mitad de las personas entre 65 y 74 años nunca envía o recibe correos electrónicos, ni sabe usar un buscador de internet para encontrar información.

Tampoco las administraciones públicas se lo están poniendo fácil a las personas mayores. Se calcula que 11 millones no saben cómo pedir cita con un médico por internet o instalar una app en su móvil, con el fin de descargarse el certificado Covid.

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El último informe de Cáritas y la Fundación FOESSA indica que la brecha digital se ha convertido en un nuevo factor de exclusión social; una especie de analfabetismo del siglo XXI que la pandemia de la covid-19 y el proceso acelerado de digitalización han intensificado en casi todos los ámbitos de la vida cotidiana.

No se pueden olvidar las dificultades, a veces insuperables, a las que han tenido que enfrentarse las personas demandantes de prestaciones sociales cruciales para afrontar la pandemia, como el ingreso mínimo vital, con una plantilla de funcionarios diezmada por el  coronavirus, el confinamiento y las restricciones.

Un 35% de la población manifiesta sentirse excluida digitalmente, no solo por no disponer del dispositivo necesario, sino por carecer de una conexión adecuada o de las habilidades necesarias para su manejo. De hecho, un 17% de los hogares en exclusión severa manifiesta haber perdido oportunidades de empleo, formación o incluso de ayudas por mala conexión a internet.

La investigación coordinada por los catedráticos Luis Ayala Cañón, Miguel Laparra Navarro y Gregorio Rodríguez Cabrero, revela que casi la mitad de los hogares en exclusión social sufren el apagón digital, lo que significa que 1,8 millones de hogares viven la brecha digital de manera cotidiana, algo que afecta especialmente a los hogares conformados solo por personas de 65 y más años y a personas que viven solas.

A medida que se hace más intensa la exclusión, aumenta el llamado apagón digital llega hasta el 45,8% de hogares en exclusión, y más de la mitad (51,2%) de los hogares en situación de exclusión severa. Según los datos recogidos por Cáritas, más del 25% de las familias con menores atendidas ha tenido problemas para finalizar el curso pasado, a pesar de los esfuerzos de docentes y centros escolares.

De nuevo, hay que insistir en que las dificultades también están vinculadas a las competencias en el mundo digital por parte de algunos de los progenitores en situación de exclusión. Este apagón digital supone dificultades serias para más de 800.000 familias (4,5% de los hogares) que han perdido oportunidades de mejorar su situación debido a cuestiones digitales / falta de conexión, de dispositivos informáticos o de habilidades digitales.