No se repliega cuando le llegan sus días de nieve, y ahora, para no resbalarse en el deshielo de su sombra, derrama sal. La huella de sus trenzas despeinadas es
La oración de cada día
Sigiloso, audaz, camina Con las ansias perplejas del tiempo Recién estrenados, bailan los días Tiene prisa este año bisiesto Susurra cansada la vida Escondidos se oyen sus ecos. ¿Qué se
Este mundo convulso deja un desgarro en las afueras de la noche y la soledad de un derribo. Mas la actitud de escucha llegará como mansa lluvia cuando te inunda
Hoy estar enterado de lo que ocurre es un arte más intrincado que el que rige en la alta clerecía el uso del bastón. Por eso el de arriba sigue
Los cipreses en noviembre una oración elevan en el lugar donde los cuerpos que ahora, polvo y ceniza, conmemoran el último suspiro. Surcos de sed en los recuerdos, silencio en
Los especuladores campan por sus respetos. ¿Por qué? Los paraísos existen… si son fiscales. ¿Por qué? ¿Por qué permitimos crímenes económicos contra la humanidad y no prohibimos «las armas financieras
El trueno estalla en la cumbre del aire cuando tiemblan las manos, sus noches son de estío todavía, y la brisa benévola en su tentativa final nos deja la mirada
Tenemos que bendecirte, Señor, Padre Santo, por medio de Jesucristo, enviado al mundo para servir, para amar hasta el extremo y proclamar entre los suyos el mandamiento nuevo del Amor.
Hace muy poquito, atravesaba una calle en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Iba pensativa y deprisa porque necesitaba hacer unas gestiones y el tiempo se agotaba. Mientras
Qué fácil es decir lo que no es con ese giro que toma el torbellino de las opiniones vulgares y destrozar el hecho real… ¿A quién le importa la verdad?