El valor político del amor en tiempos de deportaciones

Desde comienzos de 2025, en Estados Unidos ha empezado un programa de deportaciones masivas. Las operaciones se llevan a cabo en todas partes. Según los datos oficiales, a finales de septiembre había detenidas en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) 59.762 personas, de las cuales aproximadamente el 71,5% no tenía ninguna condena penal. Otras 181.210, familias e individuos, figuraban oficialmente bajo supervisión en el programa Alternatives to Detention (ATD). A finales de octubre constaban más de 527.000 personas deportadas, mientras que alrededor de 1,6 millones habían abandonado formalmente Estados Unidos de manera voluntaria.
Desde el inicio de este plan, el papa Francisco, en uno de sus últimos actos, intervino con una carta dirigida a los obispos estadounidenses en la que advertía que “lo que se construye sobre el fundamento de la fuerza y no sobre la verdad acerca de la igual dignidad de todo ser humano empieza mal y terminará mal”. Su intervención se fundamentaba en el Evangelio: “Jesucristo, amando a todos con un amor universal, nos educa en el reconocimiento permanente de la dignidad de cada ser humano, sin excepciones”.
En estos meses, el papa León XIV ha reiterado varias veces este mensaje. El 23 de octubre, en el quinto encuentro mundial de los movimientos populares, refiriéndose al mundo entero explicó: “Se están adoptando medidas cada vez más inhumanas —incluso celebradas políticamente— para tratar a estos “indeseables” como si fueran basura y no seres humanos. El cristianismo, en cambio, se refiere al Dios amor, que nos hace hermanos todos y nos pide vivir como hermanos y hermanas. Al mismo tiempo, me anima ver cómo los movimientos populares, las organizaciones de la sociedad civil y la Iglesia están afrontando estas nuevas formas de deshumanización, testimoniando constantemente que quien se encuentra necesitado es nuestro prójimo, nuestro hermano y nuestra hermana. Esto os convierte en campeones de la humanidad, testigos de la justicia, poetas de la solidaridad”.
Ahora llega una nueva señal. Los obispos de Estados Unidos se han reunido para la Asamblea Plenaria de otoño, en la que han elegido como nuevo presidente de su Conferencia Episcopal al arzobispo de Oklahoma City, Paul Coakley, y como nuevo vicepresidente al obispo de Brownsville (Texas), Daniel Ernesto Flores. En esta ocasión, los obispos han publicado un Mensaje Especial para hacer oír, unidos, su voz. Es la primera vez en doce años que los obispos estadounidenses recurren a esta forma particular de intervención. Se oponen a la deportación indiscriminada y masiva de personas. Ruegan por el fin de una retórica deshumanizante y de la violencia, tanto contra los migrantes como contra las fuerzas de seguridad. Reafirman que la dignidad humana y la seguridad nacional no están en conflicto y son posibles si las personas de buena voluntad colaboran. Explican que la preocupación de la Iglesia por el prójimo, incluidos los migrantes, proviene de Cristo y de su mandamiento del amor. Movidos por este amor, se dirigen directamente a las personas migrantes diciéndoles: “¡No están solos!”. Los obispos también han difundido un vídeo con sus rostros, en el que explican el mensaje.
En este momento histórico tan difícil, la Iglesia muestra que el amor tiene un altísimo valor político y que de este amor nace la esperanza. Desde hace meses, en Estados Unidos algunas diócesis habían comenzado a formar equipos para acompañar a las personas migrantes convocadas a las audiencias para las deportaciones, un gesto concreto de fraternidad. Podía parecer ingenuo e inútil. El mes pasado, el obispo de San Diego, Michael Pham, y referentes de los movimientos populares y de las parroquias escribieron un texto detallado en el que explicaban por qué lo hacen e invitaban a todos a confiar y esperar con ellos. En estas semanas, el número de personas que se unen a este servicio de fraternidad no ha dejado de crecer. Ahora han intervenido todos los obispos estadounidenses, unidos. La esperanza, cuando nace de este amor, puede realmente cambiar la historia.

Sacerdote, coordinador del Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) y capellán del Mediterranea Saving Humans

