Disponibles para la construcción del reino

Del 7 al 9 de febrero de 2025 tiene lugar el Congreso de Vocaciones de la Conferencia Episcopal Española, que ha sido preparado desde distintas comisiones episcopales y al que han sido invitados todas las diócesis, movimientos y congregaciones religiosas a través de una pregunta: «¿Para quién soy?».
Este congreso, que impulsan los departamentos de Clero y Seminarios, Vida Consagrada, y de Laicos, Familia y Vida y Misiones, junto con otras instituciones eclesiales, tiene como subtítulo «Asamblea de llamados para la misión» y se viene preparando desde hace meses con distintas comunicaciones, convocatorias, documentos de trabajo y fichas para el discernimiento, más una guía con una propuesta de trabajo para compartir las distintas síntesis de los grupos y diócesis y mostrar la realidad de la Iglesia.
Dos son los objetivos de este congreso con el que se cierra el ciclo del plan pastoral 2021-2025 de la Conferencia Episcopal: ser un gran acontecimiento de coordinación y fiesta que muestre a la Iglesia como la asamblea de llamados a ser pueblo en salida ya que «el Señor no deja de llamar» e impulsar y consolidar en cada diócesis un servicio para animar la vida vivida como vocación, el servicio para la pastoral vocacional.
Para la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), hablar de vocación es hacer presente el pensamiento y la espiritualidad de Rovirosa, la vocación apostólica que lo llevó a escribir de manera fecunda y prolongada.
En Cooperativismo integral habla de la vocación a la santidad, «a la que todos, sin excepción, somos llamados». Esta, dice, es «la vocación fundamental». De la respuesta a esta llamada de Cristo o no depende «la felicidad en este mundo y en el otro».
«El ser fiel a la vocación a la santidad depende, en último término, del buen uso que cada uno haga de su libertad. (…) El crecimiento en el amor vivido señalará a cada grupo su verdadera vocación y el camino que debe seguir para ser fiel al Plan de Dios. Estos caminos son innumerables y cada grupo debe encontrar el suyo, que es diferente del de todos los demás».
También nos dice: «el militante cristiano (…) lleva cumplidamente a cabo su vocación y su misión cristianas: ser seguidor de Jesucristo, testigo de su mensaje, pregonero de su evangelio en medio del mundo».
Este planteamiento se nos hace presente en el documento marco de este congreso y nos ayuda a profundizar en la importancia de la vocación en frases como esta: «Tomamos conciencia de ser Iglesia como asamblea de llamados, cultivando la identidad bautismal y la pertenencia comunitaria. Dios me ama, Dios me llama, respondo dando forma a ese amor. Toda vocación auténtica es servicio a los otros, el otro es don y llamada permanente a ser don».
La vocación laical hoy en la HOAC
Coincidimos con los convocantes en la necesidad de superar esta cultura que se ha convertido en sistema. «El reto fundamental que tenemos hoy, como Iglesia y como HOAC, sigue siendo cómo anunciar a cada persona del mundo obrero que es una criatura vocacionada y destinada por Dios a la comunión con él y que Jesucristo puede ser para ella el verdadero camino de vida plena», nos planteamos en nuestra última asamblea.
Somos obreros y obreras que proponemos a otros obreros anunciar a Jesús, propuesta liberadora para el mundo del trabajo, proyecto de vida plena para cada uno y cada una de nosotras.
Nuestro ser y misión nos lleva a acompañar la vida de las personas empobrecidas en sus ambientes; colaborar a un cambio de mentalidad y de la atmósfera cultural para que sea humanizadora; colaborar al cambio de las instituciones para que estén al servicio de los más vulnerables y de los descartados; y colaborar a construir y dar visibilidad a experiencias alternativas en la forma de ser y trabajar que anuncien el reino de Dios.
Vivimos en un sistema inhumano y deshumanizador, que genera crecientes desigualdades y niega la vida digna a gran parte de la humanidad, «un sistema que no se aguanta», que se ha olvidado y que es indiferente ante la situación de las más vulnerables. A ellas especialmente afecta la desvinculación motivada por la polarización e irrelevancia de la política para ofrecer un proyecto común.
Este análisis compartido nos lleva a estar presentes en las realidades del mundo obrero empobrecido para ofrecer el mensaje de liberación de Jesús. Nuestros proyectos y compromisos, personales y diocesanos, nuestras campañas y medios de difusión nos ayudan a acercar esta realidad.
Estamos empeñados en trabajar
junto a otros y otras poniendo atención
a las llamadas que Dios nos hace
en cada momento
Estamos empeñados en trabajar junto a otros y otras poniendo atención a las llamadas que Dios nos hace en cada momento y facilitando el encuentro con Jesucristo y así poder trabajar junto a otros e impulsar:
- Movimientos de denuncia, solidaridad y reivindicación por la vivienda, los derechos sociales y los servicios públicos, las luchas sindicales, en apoyo a los derechos de las personas migradas y refugiadas, las que generan otro tipo de economía, los que luchan por los derechos de las mujeres.
- Redes de apoyo vecinal y asociaciones que trabajan en el mundo de la exclusión social y contra la intolerancia, contra las enfermedades laborales y la siniestralidad laboral.
- Las luchas contra la destrucción del planeta a favor de la ecología integral y el cuidado de la casa común.
En muchas de estas realidades está implicada la Iglesia y también estamos ahí presentes, intentando que nuestra aportación como Iglesia presente en el mundo obrero sea signo de comunión junto a otras muchas realidades, haciendo posible la sinodalidad que nos ayuda a avanzar hacia una comunidad que camina junta para ser más sencilla, pobre y enfocada a la misión.
Por todo, ofrecemos la iniciación a la HOAC sin excusas, sin pensar demasiado en cuál es el momento oportuno para esa oferta, hacerlo a tiempo y a destiempo como diría san Pablo (Tim 4, 1-8). Una comunidad de acogida de trabajadores y trabajadoras cristianas donde experimentar la comunión, profundizar la relación, compartir la vida y explicitar nuestra fe. Invitar a vivir el compromiso cristiano, nuestra presencia pública en la sociedad como respuesta concreta a la voluntad de Dios. Porque la Iglesia crece por atracción.
La cultura de la vocación que impulsa este congreso significa reconocer el llamamiento permanente de Dios, desde la realidad que nos ha tocado vivir, a preguntarnos «qué puedo hacer, Señor»; estar disponibles para servir en la construcción del reino allí donde estamos, en nuestro caso, en el mundo obrero empobrecido y del trabajo. Dios es llamada permanente a cuidar todo don que nos da. Como dice Rovirosa: «El maravilloso don de Dios que no nos obliga ni nos fuerza nunca, sino que siempre se supedita a nuestro amor. Siempre lleva por delante el “si quieres”». •

Presidenta general de la HOAC