La creación de trabajo decente en el mundo, en riesgo por la geopolítica, el cambio climático y la deuda
La falta de trabajo decente en todo el mundo afecta a 402 millones de personas en 2024, situando la tasa de desempleo en el 5%, sin señales de mejoras significativas. Entre la población joven, el desempleo alcanza el 12,6%.
La población sin trabajo digno se compone de 186 millones de personas que buscan trabajo, pero no lo encuentran; 137 millones de trabajadores desanimados que ni lo intentan; y 79 millones de personas con obligaciones, como cuidar de otras personas, que les impiden acceder al empleo.
La economía mundial se está desacelerando, lastrando así la plena recuperación de los mercados laborales, según el nuevo informe sobre Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2025 publicado por la OIT.
El nivel de empleo mundial en 2024 creció en paralelo a la población activa, sin alterar apenas la tasa de desempleo mundial. El ritmo de crecimiento del empleo fue demasiado débil para lograr una reducción sustancial de los déficits de trabajo decente.
La recuperación del empleo está perdido impulso para acercarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y se prevé que en los próximos dos años apenas varíen
A pesar del retroceso a los niveles pre pandémicos de los niveles de informalidad y pobreza laboral, la recuperación del empleo está perdido impulso para acercarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y se prevé que en los próximos dos años apenas varíen.
Pobreza laboral persistente
La pobreza laboral que se reduce ligeramente en todo el mundo, persiste en los países de ingreso bajo. Las formas extremas de pobreza laboral afectan a 240 millones de trabajadores, el 7% de la población ocupada mundial.
La informalidad sigue siendo elevada y de larga duración en muchas partes del mundo; más de la mitad de la población ocupada no dispone de una adecuada cobertura de seguridad social, protección jurídica o medidas de seguridad en el lugar de trabajo.
La desigualdad ha ido en aumento. Las reducciones de la pobreza laboral y de la informalidad se han concentrado en unos pocos países de Asia Oriental y Sudoriental y de América Latina.
“La resiliencia de los mercados de trabajo se ve sometida a fuertes presiones en un contexto de enorme incertidumbre económica y social, condicionado por fricciones geopolíticas, crecientes costos del cambio climático y riesgos de deuda soberana sin resolver”, se lee en el citado estudio.
Disminución engañosa de la brecha de género
Según este informe, las tasas de participación en la fuerza de trabajo han descendido en los países de renta baja y han aumentado en los de renta alta, sobre todo entre los trabajadores de más edad y las mujeres. En los países donde las diferencias de género han disminuido, se observa que esto no suele deberse a una mejora de la participación femenina, sino a un descenso continuo de la tasa de actividad masculina, sobre todo, de los hombres jóvenes. Su menor participación en las relaciones laborales ha disminuido drásticamente, y muchos de ellos no cursan estudios, ni trabajan, ni siguen una formación.
Esta tendencia es especialmente pronunciada en los países de renta baja, donde las tasas de “ninis” entre los hombres jóvenes han aumentado casi cuatro puntos porcentuales por encima de la media histórica anterior a la pandemia, lo que les hace vulnerables a los retos económicos.
Las tasas de “ninis” en los países de renta baja aumentaron en 2024, con 15,8 millones de hombres jóvenes (20,4%) y 28,2 millones de mujeres jóvenes (37,0%), lo que supone un incremento de 500.000 y 700.000, respectivamente, con respecto a 2023.
Desempleo juvenil
A nivel mundial, 85,8 millones de hombres jóvenes (13,1%) y 173,3 millones de mujeres jóvenes (28,2%) eran “ninis” en 2024, lo que supone un aumento de 1 millón y 1,8 millones, respectivamente, con respecto al año anterior.
El trabajo informal y la pobreza de los trabajadores han regresado a los niveles anteriores a la pandemia. Aunque son los países de bajos ingresos los que tuvieron más dificultades para crear empleos decentes.
Frente a este panorama, el estudio identifica un potencial de crecimiento del empleo en las energías verdes y las tecnologías digitales. De hecho, la investigación destaca que los empleos en energías renovables han crecido hasta los 16,2 millones en todo el mundo, impulsados por la inversión en energía solar y de hidrógeno. Sin embargo, la generación de este tipo de empleo se encuentra desigualmente distribuida, con casi la mitad en Asia Oriental.
Las tecnologías digitales también ofrecen oportunidades, pero muchos países carecen de la infraestructura y las competencias necesarias para beneficiarse plenamente de estos avances, señala el informe.
Recomendaciones de la OIT
El director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, ha hecho un llamamiento urgente a actuar para resolver los déficits de trabajo decente y promover el desarrollo integral.
“El trabajo decente y el empleo productivo son esenciales para alcanzar la justicia social y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para evitar exacerbar la ya tensa cohesión social, los crecientes impactos climáticos y el aumento de la deuda, debemos actuar ahora para abordar los desafíos del mercado laboral y crear un futuro más justo y sostenible”, ha declarado.
La OIT propone, de cara a los retos actuales, aumentar la productividad, a través de la inversión en formación, educación e infraestructuras para apoyar el crecimiento económico y la creación de empleo: ampliar la protección social, para proporcionar un mejor acceso a la seguridad social y a unas condiciones de trabajo seguras para reducir la desigualdad y utilizar eficazmente los fondos privados, incluidas las remesas y fondos de “la diáspora” para apoyar el desarrollo local en lo los países de renta baja.
Redactor jefe de Noticias Obreras