El impacto ambiental de la inteligencia artificial

El impacto ambiental de la inteligencia artificial
Foto | ipopba (vecteezy)
La inteligencia artificial (AI) es noticia día sí, día también. Con opiniones que van de la panacea al oxímoron –contradictio in terminis, para los amigos latinos–, como corresponde a un asunto que si en algo abunda es en interrogantes, predominan los debates éticos y políticos, si obviamos los discursos apocalípticos. Lo que no significa que perspectivas no tan presentes sean menos relevantes. Como su impacto ambiental, pero para eso está esta página, modesta pero pertinaz cual gota malaya.

Sin obviar que puede resultar muy útil y eficiente para mejorar cuestiones de gestión, por ejemplo, relacionadas con la crisis climática, su impacto negativo para el medio ambiente se refiere sobre todo al consumo de recursos y energía, y la consecuente contaminación. Mientras más potente es una tecnología, más energía requiere para funcionar, de modo que el tema es si resulta peor el remedio que la enfermedad. El título de una investigación de la Asociación de Maquinaria Computacional, publicada en 2021 lo expresa con genial acierto: «La informática puede ayudar a mitigar el cambio climático, pero primero debe dejar de contribuir a él».

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