Las cooperativas de vivienda sénior, un modelo contra la soledad con mejores cuidados
Los proyectos de vivienda cooperativa sénior despiertan cada vez más interés dada la crisis en el acceso a la vivienda pero también la crisis de los cuidados. La cesión de uso para personas mayores se revela como una alternativa llena de oportunidades.
El creciente interés de las personas mayores por las nuevas viviendas cooperativas ha impulsado la creación de un grupo específico de trabajo estatal en el marco del Grupo de Vivienda Cooperativa en Cesión de Uso de REAS Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria.
El primer fruto de la creación de este grupo sénior ha sido la elaboración de una Declaración con los planteamientos para colocar el modelo como prioridad de las políticas públicas para un envejecimiento saludable y sostenible.
El Grupo de Trabajo se configuró en 2020 tras el primer encuentro estatal de Vivienda colaborativa en octubre de 2019 en Madrid. Está formado por 40 personas de proyectos y entidades técnicas de los diferentes territorios del Estado, en pleno crecimiento con el apoyo a la creación de nuevos grupos territoriales.
En España, ya son decenas de proyectos sénior con diferentes grados de desarrollo. Los pioneros de este modelo residencia, desde hace más de una década, destacan los beneficios de esta nueva manera de crecer, aprender y envejecer en comunidad.
Otros grupos, en cambio, se encuentran trabajando para lograr acceso a suelo donde edificar, inmuebles para rehabilitar, o buscando financiación para hacer viable sus proyectos, que a día de hoy, han de enfrentarse a un sin fin de dificultades.
Más implicación de las Administraciones Públicas
El Grupo de Vivienda Cooperativa en Cesión de Uso de la Economía Alternativa y Solidaria denuncia la legislación existente que parte de la desconfianza y premiar el control, entorpeciendo así la puesta en práctica de iniciativas innovadoras de la mano de la sociedad civil.
Igualmente, reconocen los impulsores de este modelo que el esfuerzo económico que se requiere para su desarrollo en un mercado inmobiliario desbocado y con importantes incrementos de los costes de la construcción, no está al alcance de cualquier nivel de renta y esto choca con la voluntad transformadora, de inclusión y compromiso social de estas iniciativas.
Por ello, señalan que las políticas públicas en sus diversas formas y aplicaciones son un eje clave para el impulso de un modelo con impactos de valor incalculable y reclaman a las Administraciones Públicas el reconocimiento de su función social, la capacidad de transformación y garantía no especulativa de estos proyectos.
De hecho, plantean que el sistema habitacional cooperativo de cuidados debe incorporarse a la Cartera de Servicios Sociales, pudiendo acceder así a las prestaciones y recursos para la prevención y la atención a la dependencia; con apoyos económicos y avales a la financiación para hacerlos más accesibles y facilidades para acceder a suelos con cesiones públicas en superficie en las zonas con mayor tensión especulativa.
Es cierto que en los últimos tiempos se han registrado iniciativas públicas al reconocimiento jurídico y del valor
social de los proyectos, articulando medidas audaces para facilitar su desarrollo y consolidarlos haciéndolos más accesibles, inclusivos y sostenibles. La colaboración público-cooperativa es una fórmula con tanto potencial como beneficios para el conjunto de la sociedad.
Es más que evidente que el sistema residencial actual de atención a las personas mayores, altamente mercantilizado, presenta grandes carencias. Las cooperativas de vivienda en cesión de uso pensada y diseñada por y para las personas mayores emerge como una opción más que prometedora. Se trata de un modelo que favorece la creación de comunidades intencionales altamente comprometidas con el bienestar individual, colectivo, local y medioambiental, en el que la propiedad es colectiva, evitando la división horizontal la especulación y el lucro. Los posibles excedentes revierten en el propio proyecto.
Ya el diseño arquitectónico, con la aportación de las personas socias de las cooperativas, inclina la balanza hacia amplios espacios comunitarios pensados como lugares para el encuentro y la convivencia, así como para alojar equipamientos y servicios comunes, sin descuidar las zonas de uso privativo, más reducidas. Así, se reservan zonas para comedores, salas de actividades, lavandería, biblioteca o espacios de atención a la dependencia…
Menos soledad, más implicación, mejores cuidados
De este modo, reduce la soledad no deseada y todos los efectos sobre la salud y la ineficiencia de recursos habitacionales, retrasando los estados de dependencia y procesos de deterioro, gracias a que se trata de un acompañamiento cercano y auténtico, con respeto y amor en la etapa final de vida.
La gestión también se realiza con criterios de corresponsabilidad que promociona la implicación individual y la participación democrática, evita la institucionalización asistencial, confluyendo con las políticas públicas de transformación de las residencias tradicionales y reduciendo la presión y la sobrecarga de los servicios públicos y su deriva en sistemas privados.
La vivienda en cesión de uso, también conocida como covivienda, vivienda colaborativa contiene una propuesta de cambio de paradigma en la vivienda y la forma de vida de las personas mayores.
La cooperativa Convivir en Cuenca y Trabensol en Torremocha del Jarama son dos proyectos de referencia con una ya larga trayectoria. La primera es una cooperativa integral que nació en 2015 en Horcajo de Santiago a día de de hoy cuenta con un gran edificio con jardín y huerto, 66 apartamentos, comedor, cafetería, gimnasio, biblioteca, talleres de actividades, salas comunes… La cooperativa mantiene su lema “añadir vida a los años”.
Trabensol (Madrid), junto con el proyecto de Los Milagros (Málaga), es una iniciativa de cohousing sénior pionera en España que nació para hacer realidad una forma nueva de vivienda colaborativa dirigida a mayores con 54 apartamentos
Redactor jefe de Noticias Obreras