María del Mar Jiménez, camarera de piso: “Muchas compañeras fichan su salida pero vuelven a hacer el resto de habitaciones”
María del Mar Jiménez, lleva casi 30 años trabajando como camarera de piso, pertenece a la Unión de Kellys de Madrid. Este sábado, participará en la mesa redonda organizada por Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) con el tema: “Mujer y trabajo decente”.
¿Cómo es vuestro trabajo?
Somos totalmente invisibles, hemos pasado de tener un trabajo precario a tener uno cutre. La mayoría trabaja unas cuatro horas al día. A muchas les dicen que tienen que hacer 30 habitaciones y si no les da tiempo, fichan a su hora de salida y vuelven. Por supuesto, el tiempo que están de más ni se paga, ni se cotiza. Al final, las encargadas, con contrato a tiempo completo y responsabilidades, ganan poco más de 1.000 euros.
¿Cómo han cambiado las condiciones de trabajo?
Antes por lo menos te contrataba el hotel, ahora todo son empresas de servicios que aplican el convenio de limpieza. Encima están usando programas informáticos que te dicen las habitaciones que tienes que hacer, que te dicen que tienes que entrar al día siguiente por la mañana cuando has trabajadora hasta tarde… Si en 10 minutos no has acabado con la habitación, el móvil empieza a pitar… No tienes a quien protestar, ni con quien hablar. Es la uberización del trabajo que cada vez irá a más.
“Se aprovechan de las mujeres migrantes porque saben que tienen que arreglar papeles”
¿Qué se puede hacer para mejorar las condiciones?
La mayoría de las trabajadoras son mujeres migrantes de las que se aprovechan porque tienen que arreglar o renovar los papeles. Tienen miedo a perder el trabajo, pero yo les digo que si no se mueven no se puede cambiar. Los derechos se ganan peleando. Pero cuesta mucho moverse, lo entiendo, necesitan el trabajo…
¿Para qué sirve organizarse?
Otras compañeras hacen activismo porque les funciona. Nosotras nos ayudamos con los papeles, nos informamos para defender nuestros derechos con educación, con argumentos, con calma. Ponemos denuncias a las empresas. Lo que pasa es que les multan, cambian de nombre y vuelven a hacer lo mismo. Hay que prohibir la subcontratación de servicios que son estructurales.
Redactor jefe de Noticias Obreras