Meditaciones evangélicas (para una Iglesia sinodal)

Meditaciones evangélicas (para una Iglesia sinodal)

I

Vamos a arriesgarnos, a obedecer al Evangelio,
pasemos la prueba del dolor, –no importa
si es poca la fe que nos alumbra–,
hasta sentir su fuerza salvadora,
sus manos en mis manos en medio del peligro…
allí donde se espesa la lucha necesaria.
Salgamos a alta mar, dejemos las orillas…
pisemos sin temor las olas bravas,
hasta alcanzar la fe madura,
la verdadera fe probada (Cf Mt 14, 24ss).

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