Gonzalo Ruiz: “La Iglesia debe mantener contacto con los sindicatos”

Gonzalo Ruiz: “La Iglesia debe mantener contacto con los sindicatos”
Gonzalo Ruiz ha pasado cuatro intensos y vertiginosos años como presidente de la HOAC. Antes de volver a su tierra de origen, en esta entrevista, valora el tiempo transcurrido y su servicio a este movimiento de Acción Católica especializada.

¿Cómo valora la tarea comunitaria realizada en estos cuatro años? ¿Qué se le queda en el tintero?

En estos cuatro años hemos seguido desarrollando los acuerdos y propuestas de líneas de acción aprobadas en la XIII Asamblea General, por tanto hemos continuado en la profundización del quehacer apostólico comunitario, la vida comunitaria, desarrollando los planes de formación, la extensión y difusión de nuestros planteamientos, y una apuesta clara por la puesta al día y mejora de nuestros medios de difusión, en especial el ¡Tú!, con nuevo formato y contenido, y con una mayor presencia en las redes sociales.

Sin duda, no haber podido concluir este periodo de seis años con la celebración de la XIV Asamblea General, con todo lo que ello supone de impulso y revitalización de la vida comunitaria y como expresión de la presencia pública de la HOAC, es una tarea que no se ha podido culminar como teníamos planificado.

Hemos sabido solventar muy aceptablemente las dificultades que se han producido en este tiempo

La irrupción de la pandemia del COVID-19 ha alterado el normal desarrollo de la vida comunitaria del movimiento, nos ha obligado a rediseñar la planificación y a adaptarnos a la nueva situación, para que dentro de la adversidad, el funcionamiento de la vida organizativa y comunitaria de la HOAC siguiera su curso. Sin duda la imposibilidad de realizar reuniones presenciales, de visitar a los militantes en las diócesis, de asistir a reuniones internacionales, ha sido un serio inconveniente que hemos padecido en esta situación. Aunque creo sinceramente, que hemos sabido solventar muy aceptablemente las dificultades que se han producido en este tiempo, y la organización a todos los niveles ha sabido rehacerse y responder a los retos.

El impacto de la COVID ha agudizado las transformación del mundo del trabajo y deja un nuevo rastro de trabajadores descartados (alto desempleo, temporalidad y exclusión)… ¿qué mensaje de esperanza ofrece la HOAC?

Sin duda, la irrupción de la pandemia ha empeorado la situación del mundo del trabajo, como ocurre con las catástrofes naturales, el impacto de la pandemia ha golpeado mucho más a aquellos trabajadores y trabajadoras con peores empleos y situaciones de precariedad, los más pobres son los que sufren las peores consecuencias de las crisis, y en esta situación no iba a ser una excepción, más aún, cuando aún no se habían recuperado de la crisis de 2008. La HOAC y sus militantes, seguimos estando presente, cercanos, a las realidades de sufrimiento y precariedad de muchos trabajadores y trabajadoras, situación en la que también se encuentran militantes de la HOAC, familiares, amigos y simpatizantes.

De esta crisis es posible salir desde la comunión y la solidaridad, acompañándonos y dejándonos acompañar

En estas circunstancias es más necesaria que nunca la cercanía, el acompañamiento y la solidaridad, no hemos hecho otra cosa si no redoblar las iniciativas y propuestas solidarias que han ido surgiendo en los entornos donde nos movemos. Al mismo tiempo denunciando las situaciones de injusticia y precariedad y apoyando todas aquellas actuaciones que ayuden a paliar las situaciones de extrema necesidad que se están viviendo en nuestros barrios y pueblos. Transmitiendo un mensaje, a pesar de todo, de solidaridad y esperanza, haciendo ver que de esta crisis es posible salir desde la comunión y la solidaridad, acompañándonos y dejándonos acompañar. En ese sentido, las encíclicas del papa Francisco, Laudato sí’ y Fratelli tutti y sus continuos mensajes han sido y son un elemento esencial en la orientación y en el impulso de nuestra misión evangelizadora y apostólica.

Por otro lado, la acción política ha dado una respuesta de protección social con medidas como el IMV, ERTE, etc… y, por otro lado, ha abierto un proceso de diálogo social para transformar el modelo laboral, de pensiones… ¿qué opinión tiene?

Indudablemente, las políticas puestas en marcha por el gobierno permiten una mayor protección social a los sectores más afectados por la pandemia, es muy positivo que el gobierno impulse el diálogo social como camino para abordar en profundidad los necesarios cambios estructurales que hay que acometer en nuestro sistema productivo, también en el mercado laboral es prioritario y urgente derogar las reformas laborales tan lesivas para los trabajadores y trabajadoras que se llevaron a cabo hace más de una década y que tanto daño han hecho a millones de trabajadoras y trabajadoras, mermando enormemente sus derechos y empujándolos a la precariedad laboral y a la incertidumbre personal y familiar, sin un horizonte claro de vida. ¡Así no puede desarrollarse con plenitud la persona! Igualmente, es de suma importancia para construir una sociedad más justa y decente; que se aborde la reforma del sistema público de pensiones, en el que se asegure una pensión digna a las personas que se jubilan, que haga posible su viabilidad futura y se garanticen por parte del Estado las vías de financiación y no penda como espada de Damocles la viabilidad del sistema en la vida de las personas pensionistas.

La acción política del gobierno está siendo muy positiva pero no están llegando a las personas que más lo necesitan

La acción política del gobierno está siendo muy positiva en las actuaciones antes mencionadas, pero todas estas intervenciones, siendo positivas, no están llegando a las personas que más lo necesitan, personas paradas, familias monoparentales, y en otros casos, por su situación de marginación, no tiene derecho al mismo, migrantes sin regularizar, trabajadores y trabajadoras de la economía sumergida, trabajadoras del hogar y de cuidados…, encontrándose con trabas interminables, por ejemplo para acceder al ingreso mínimo vital, convertida su obtención en un auténtico laberinto burocrático, en una auténtica carrera de obstáculos, que parece llamada a desanimar a los destinatarios del mismo a formalizar su petición.

Durante su responsabilidad, Francisco ha publicado diversos documentos y mensajes resaltando la importancia de la fraternidad, la cultura del encuentro, la clave del trabajo y construir una iglesia sinodal protagonizada por el pueblo de Dios. En un cambio de paradigma muy relevante ¿qué opinión tiene? ¿Acompaña la Iglesia española este cambio?

La tarea apostólica del papa Francisco, es un referente para todos nosotros y nosotras, es una fuente inagotable de testimonio y compromiso para nuestra implicación y compromiso en la sociedad, recordándonos permanentemente dónde y cómo hemos de estar presentes en la sociedad, denunciado este sistema injusto que descarta y desecha a las personas como una variable más del sistema de producción y consumo.

A pesar de los años transcurridos de su pontificado, no deja de sorprenderme, su sensibilidad, cercanía y empatía con las personas que sufren el descarte del sistema. Su actividad apostólica, es un reto permanente para el militante hoacista, nos hace ser críticos y en permanente proceso de conversión, que por otra parte es lo que en la HOAC hemos llamado siempre el diálogo fe-vida, sin ello no es posible intentar ser fieles al evangelio de Jesucristo amando a los hermanos y hermanas en sus condiciones de vida y trabajo.

El mensaje y las propuestas de Francisco van calando en la Iglesia española, en palabras de Antonio Algora, “van calando como lluvia fina” y se van viendo algunos brotes verdes, como puede ser el proceso generado con la preparación y celebración del Congreso de Laicos y la dinámica generada en el poscongreso; pero aún queda mucho camino por recorrer, ya que gran parte del laicado, sacerdotes y obispos están a otra cosa. Hay mucho por hacer en la construcción de una Iglesia sinodal, en el cultivo de la dimensión social de la fe, en ser una Iglesia comprometida y sensible con los hombres y mujeres de nuestra sociedad, en definitiva, una Iglesia samaritana que acompaña y acoge.

En este tiempo, la Pastora del Trabajo ha tenido profundos cambios (nuevo obispo, nuevo encaje, nuevas prioridades, nuevo director (primer laico) ¿Qué opinión le merece? ¿Considera que estos cambios permiten a la Iglesia española atender las realidades más dolientes del mundo del trabajo?

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Nos encontramos en un momento muy interesante, lleno de posibilidades. Aunque los objetivos y planteamiento de fondo de la Pastoral del Trabajo no han cambiado, es verdad que el cambio de ubicación en la estructura de la Conferencia Episcopal, va a posibilitar, ya está sucediendo, un trabajo con otras pastorales que están dentro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Que todo lo relacionado con el trabajo se vaya convirtiendo en algo trasversal en estas pastorales. Hay un ejemplo reciente, al tratar la problemática relacionada con la siniestralidad laboral, accidentes laborales y enfermedades laborales en la que han empezado a trabajar conjuntamente la Pastoral del Trabajo y la Pastoral de la Salud. Parece que otras pastorales como la Pastoral Gitana, la Pastoral de Migraciones y la Pastoral Social y Caritativa, también pueden entrar en un proceso de colaboración y creación de sinergias.

El reto es que la Iglesia en su conjunto sea sensible a todo lo que se genera y produce en torno al mundo del trabajo, que la Iglesia vaya siendo un ejemplo de impulso del trabajo decente en sus distintas instituciones

En ese sentido, está siendo ya un referente la acción que se viene desarrollando en la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) en multitud de diócesis. En definitiva se trata de que todo lo que tiene que ver con el trabajo, no sea algo del que se ocupe solo Pastoral del Trabajo sino que sea algo transversal en la acción de las distintas pastorales. El reto es que la Iglesia en su conjunto sea sensible a todo lo que se genera y produce en torno al mundo del trabajo, que la Iglesia vaya siendo un ejemplo de impulso del trabajo decente en sus distintas instituciones. Hacernos conscientes de que no es posible una sociedad decente sin un trabajo decente.

ITD y Pastoral del Trabajo han mantenido un primer encuentro ¿hay perspectivas para tejer una mayor sinergia por el trabajo decente? ¿Qué ventajas le sigue viendo a ITD? ¿y qué riesgos? (puede tener la tentación de ser “un espacio de actividades, y perder de vista el discernimiento…) ¿Cómo es la relación con las entidades promotoras de ITD?

En realidad Pastoral del Trabajo ha venido impulsando desde el principio la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente, como así lo pone de manifiesto la implicación de los secretariados diocesanos de Pastoral del Trabajo en distintas diócesis. Lo novedoso del asunto es que hasta ahora no había habido una reunión formal entre el obispo responsable de la Pastoral del Trabajo y los miembros de ITD. Uno de los objetivos de la Pastoral del Trabajo es que al interior de la Iglesia se extienda la necesidad de promover el trabajo decente, no solo denunciando las situaciones donde el trabajo no es decente sino promoviendo en sus instituciones trabajo decente para sus trabajadores y trabajadoras.

La experiencia de ITD es muy rica y variada, extendiéndose sus actividades más allá del 7 de octubre y 1º de Mayo, organizando reflexiones y cursos de formación en los que se profundiza en la dimensión social de la fe y se toma conciencia de la necesidad de comprometerse social y políticamente, en el horizonte de ir construyendo una sociedad más humana y decente.

En todo este tiempo de existencia de ITD (seis años) la dinámica de trabajo entre las distintas organizaciones que formamos parte de la iniciativa se ha ido consolidando, pudiendo afirmarse que el entendimiento es muy alto y la coordinación es ágil y muy participativa, haciéndose plenamente efectiva la colegialidad. En todo este camino se han ido dando pasos que cada año han ido consolidando la propuesta, con mayor implicación y participación en las diócesis, también el ministerio pastoral, año a año, va aumentando su participación e implicación.

En los próximos años habrá que seguir profundizando en las implicaciones y consecuencias que tiene promover el trabajo decente tanto en la sociedad como en la Iglesia, haciéndonos cada vez más conscientes que sin un trabajo decente no es posible construir una sociedad decente.

¿Ve necesario tender puentes entre Iglesia y sindicatos? ¿Qué debe mejorar para avanzar en esta idea? ¿Son fluidas las relaciones HOAC y sindicatos?

Si la Iglesia quiere hacer suyas las preocupaciones de los hombres y mujeres de hoy, si quiere contribuir a buscar respuestas a los grandes retos que hoy tiene planteada la sociedad, sobre todo en la construcción de una sociedad más justa y solidaria, inclusiva e integradora, no tiene más remedio que mantener contacto con las organizaciones sindicales. Los sindicatos son organizaciones que defienden los derechos de los trabajadoras y trabajadores, una de las pocas organizaciones que le plantan cara a este sistema injusto y depredador que descarta a las personas y esquilma el planeta.

Falta mayor sensibilidad e implicación en promover acciones más allá de la acción caritativa y social

Falta mayor sensibilidad e implicación en promover acciones más allá de la acción caritativa y social, por otra parte tan necesaria y esencial, más en estos tiempos. Pero hay que levantar la mirada, ir más allá y darse cuenta que este sistema no se aguanta, no tiene arreglo. Hay que construir una sociedad nueva, para nosotros, desde los valores del Evangelio, para ello es necesario trabajar con todas aquellas organizaciones y colectivos que quieren caminar por esta senda, entre ellas los sindicatos.

En los próximos años es necesario que la relación Iglesia y sindicatos vaya siendo algo cotidiano, algo normal. Ya se han dado algunos pasos en estos últimos años, la predisposición es buena, falta buscar la ocasión propicia, la HOAC esta presta a colaborar para que este camino se vaya recorriendo.

Las relaciones de la HOAC con los sindicatos son fluidas, la comunicación es permanente y constante. Los sindicatos son muy conscientes que para enfrentarse al sistema todas las fuerzas suman, no se trata solo de reivindicar mejoras salariales, mejoras en las condiciones de trabajo, hay que crear una cultura, un modo de ser y vivir en el que el poseer, el gozar y el gastar no sea el ideario de las personas; muy al contrario hay que promover estilos de vida en los que prime la solidaridad, el compromiso, donde se cultive la amistad social. Para ello es necesaria la colaboración de todas las fuerzas sociales, políticas, eclesiales,.., que estén por la construcción de una sociedad habitable para las personas, en la que puedan crecer personas y familias de una manera integral y donde se cuide y respete nuestra casa común, el planeta tierra.

Para finalizar, ¿qué le espera a su vuelta a su tierra?

Reencontrarme con la realidad que dejé cuando me incorporé al servicio en la Comisión Permanente. Cuando vine a Madrid hace cuatro años, llevaba justo un año jubilado, año que ante la posibilidad de irme a Madrid, me lo tomé como año sabático en lo referente a resituar mi compromiso después de la jubilación. Por tanto, al volver pretendo redefinir mi compromiso personal, reencontrarme con mi equipo y ponerme a disposición de la Comisión Diocesana.

En el plano personal y familiar disfrutar de la vida en familia, en especial de mis nietas, del campo y la naturaleza de la que tantas enseñanzas se sacan para desempeñarse con tino en la vida.