¡Cuánto nos queda por hacer!
Los suyos, los de su pueblo… se escandalizan de Jesús. ¿Cómo es posible que ese «obrero manual», ese hijo de la María, exhiba esa sabiduría y realice tales portentos? Se preguntan. Bien, la respuesta era bien clara: porque es un profeta ¡y más que un profeta! que viene de parte de Dios.
¿Por qué sus vecinos, trabajadores como él, se escandalizan y lo deshonran? No encuentro otra respuesta que la siguiente: los escribas han hecho bien su trabajo de desprestigio («actúa por el poder de Belcebul» Cf. Mc 3, 22). ¡Pobres obreros a merced de los escribas ideólogos de turno!
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Consiliario de la HOAC de Segorbe-Castelló