La situación sociopolítica en Colombia

La situación sociopolítica en Colombia
Foto | Luis Eduardo Noriega, vía EFE.

La crisis económica colombiana tiene su origen, entre otros factores, en la corrupción producida en los últimos gobiernos, uno de los flagelos que como un cáncer viene carcomiendo la economía .Solamente en un año hurta al erario público la suma de 50 billones de pesos.

Las administraciones de turno han hecho caso omiso a esta vena rota, que, día a día, ha desangrado la economía. Una situación agravada en el año 2020 con la afectación económica ocasionada por la Pandemia de COVID-19. Ante esta recesión económica, el Gobierno del presidente Iván Duque propuso al Congreso de la República el proyecto de la Reforma Tributaria llamada: “Ley de solidaridad sostenible”, la cual proponía recaudar 23 billones de pesos para inversión social, a través del cobro de impuestos a los cafeteros, el incremento del precio de la gasolina, el aumento de impuestos a la clase media y baja, la subida del IVA a los productos de primera necesidad de la canasta familiar, los servicios públicos y funerarios ahora exentos, etc.. Una ley que beneficia especialmente al 1% de la población colombiana, los más ricos.

Esta medida, junto con las promesas incumplidas por el Gobierno arrancadas tras las protestas de 2019, es la razón de la indignación del pueblo colombiano lo que llevó a las organizaciones sociales conformadas por estudiantes, centrales obreras, maestros, indígenas, transportadores y campesinos a convocar el Paro Nacional el 28 de abril, como gesto de rechazo, con movilizaciones pacíficas en las principales ciudades del país.  Miles de colombianos, amparados por el derecho constitucional a la protesta pacífica, salieron a las calles, a pesar de la pandemia, iniciaron manifestaciones pacíficas con el apoyo de los sectores populares en todo el territorio nacional, destacándose la presencia de jóvenes, quienes enfatizaron las falta de oportunidades, el desempleo, la falta de acceso a la educación superior, acompañados de música, bailes y arengas masivas.

Como siempre, no todo es color de rosa, se salieron con la suya los mal intencionados interesados en desprestigiar las movilizaciones pacíficas del pueblo colombiano, quienes de mala fe sacaron el vandalismo a la sombra de las marchas, infiltrándolo dentro de los manifestantes para producir actos de violencia, disturbios, ataques contra edificios del Estado, el sistema de transporte, el bloqueo de las vías, saqueos a establecimientos de comercio y financieros, obligando a los manifestantes o marchantes a enfrentar la brutal respuesta de la fuerza pública, con represión, violación de los derechos humanos. El Escuadrón Móvil Antidisturbios-ESMAD reaccionó agresivamente contra la población civil, maltratando y asesinando jóvenes manifestantes y la respuesta del Gobierno, desconociendo las causas y razones que llevaron al pueblo a convocar al Paro Nacional, ha sido la declaración del toque de queda en las diferentes entidades territoriales. Sin embargo, las protestas y manifestaciones se convirtieron en un caos nacional.

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Al cuarto día de movilizaciones pacíficas masivas, con episodios de enfrentamientos y represión policial con actos de violencia de parte de la fuerza pública, el presidente de la República se vio obligado a retirar la reforma tributaria y a aceptar la renuncia del ministro de Hacienda. A diez días de movilizaciones pacíficas extendidas a todos los barrios de las diferentes ciudades, con presencia de actos vandálicos y enfrentamientos en todo el país, destacándose los de Bogotá, Cali y Medellín, en medio de disparadas cifras de pobreza que llegan a los 21 millones de personas, se han producido asesinatos de líderes sociales, acciones violentas y abuso contra civiles con un lamentable resultado: 31 homicidios, 1443 casos de violencia policial, 216 víctimas de violencia física, 814 detenciones arbitrarias, 230 intervenciones violentas, 21 víctimas de agresión en los ojos, 77 casos de disparos de arma de fuego y 10 víctimas de violencia sexual.

Igualmente, los bloqueos de las carreteras nacionales y el represamiento del transporte generaron el desabastecimiento de productos alimenticios, medicinas y otros productos esenciales, con encarecimiento de los precios de estos productos, con incrementos de hasta un 50%. Además, los bloqueos causaron pérdidas a algunos sectores económicos como el agropecuario y avícola. También se presentó desabastecimiento de medicinas y combustible.

Ante los choques y enfrentamientos de los manifestantes con la fuerza pública, es inconcebible que el presidente Duque y su Gobierno justifiquen la militarización y uso de las armas contra la protesta, intentando acudir al estado de conmoción interior, siendo la protesta un derecho constitucional que debe ser respetado y garantizado por el Estado, pues las fuerzas militares son para defensa de la soberanía nacional y no para masacrar al pueblo colombiano.

Es importante reconocer que los vándalos, pagados por oscuros intereses, son los causantes de este caos nacional, siendo el objetivo fundamental crear la desestabilización del Estado, para desprestigiar y deslegitimar las protestas. A través de ella expresa el sentir de una crítica realidad que vive y que requiere solución inmediata, para lo cual necesita más empatía, ser escuchada y encontrar cauces de dialogo, en especial, con los jóvenes, las organizaciones sociales y demás protagonistas del Paro Nacional, para dar solución al conflicto con el debido respeto de los derechos humanos.

La represión, el abuso, y el maltrato contra la población civil, con el asesinato de jóvenes manifestantes ya está en la lupa de la comunidad internacional, que ha manifestado su rotundo rechazo. Es muy curioso que el presidente más joven de Colombia tenga la desaprobación de los jóvenes colombianos.