El Vaticano pide en la ONU respeto a la dignidad de migrantes, regulación ética de la IA y trabajo decente para todos

El Vaticano pide en la ONU respeto a la dignidad de migrantes, regulación ética de la IA y trabajo decente para todos
FOTO | ONU
El Vaticano, con la intervención de Paul Richard Gallagher ante la ONU con un discurso programático, pidió desarme nuclear, solidaridad con los migrantes, alertó sobre los riesgos de la inteligencia artificial, reclamó trabajo digno y apoyo a la familia y una solución de dos Estados en Oriente Medio.

El secretario para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Gallagher, ha intervenido en nombre del papa León XIV en el 80º periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas. “Este mundo necesita recomenzar desde la paz, la justicia y la verdad”, afirmó al inicio, transmitiendo el saludo y la bendición del papa León XIV a los líderes mundiales reunidos en Nueva York. Recordó que las primeras palabras del nuevo pontífice fueron “La paz esté con todos vosotros. Una paz desarmada y desarmante, humilde y perseverante”.

El representante vaticano subrayó que la paz “no es mera ausencia de guerra, sino un don activo y exigente que se construye en el corazón y desde el corazón”. Reclamó priorizar la diplomacia sobre la división y reiteró la propuesta de crear un fondo mundial contra la pobreza y el hambre, financiado con una parte del gasto militar.

Con motivo de los 80 años de Hiroshima, denunció que “la producción y el almacenamiento de armas nucleares es un grave atentado contra la paz” y pidió su prohibición total.

Justicia social y climática

La intervención dedicó amplio espacio a las desigualdades. “Trabajar por la paz exige actuar con justicia”, señaló, advirtiendo de que la brecha entre opulencia y miseria genera sociedades cada vez más fragmentadas.

Defendió la condonación de la deuda de los países empobrecidos, denunció la “deuda ecológica” del Norte con el Sur y recordó que “el hambre persiste no por falta de alimentos, sino por egoísmo y acumulación”.

Migraciones: un enfoque ético y solidario

Gallagher señaló que los migrantes y refugiados son “entre las primeras víctimas de las desigualdades globales” y reclamó respuestas que vayan más allá de cálculos políticos o de seguridad. “La dignidad intrínseca de los migrantes, refugiados y desplazados internos debe ser respetada con independencia de su estatus legal, nacionalidad, etnia, religión o sexo”, subrayó.

Pidió priorizar la reunificación familiar, expandir vías de migración seguras y regulares para reducir los riesgos de la irregularidad, y combatir con firmeza la trata de personas, “un crimen atroz que convierte a seres humanos en mercancía”.

La Santa Sede expresó su esperanza en que la revisión del Pacto Mundial sobre Migración y el Foro Mundial sobre Refugiados de este año refuercen compromisos efectivos de protección.

Inteligencia artificial: entre el riesgo tecnocrático y la oportunidad

El secretario vaticano advirtió sobre la “otra revolución industrial” que supone la inteligencia artificial, planteando nuevos desafíos éticos y sociales. “Existe el riesgo de que la IA alimente el paradigma tecnocrático, que pretende resolver todos los problemas mediante la técnica, subordinando la dignidad humana y la fraternidad a la eficiencia”, señaló.

Recordó que la inteligencia artificial “imita la inteligencia humana que la diseñó, pero genera resultados imprevistos incluso para sus programadores”, lo que plantea riesgos para la seguridad, la justicia y el trabajo.

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Gallagher reclamó marcos normativos claros que garanticen la transparencia, la rendición de cuentas y la inclusión, insistiendo en que la tecnología debe estar siempre al servicio de un desarrollo integral y nunca sustituir el juicio ético de las personas.

Trabajo decente frente a nuevas amenazas

En continuidad con la doctrina social de la Iglesia, el discurso vinculó estrechamente la dignidad humana con el derecho al trabajo. “El trabajo no es solo un medio de subsistencia, sino una vocación a través de la cual la persona participa en la obra creadora de Dios, desarrolla sus talentos y construye una sociedad justa”, afirmó.

Subrayó que el trabajo debe garantizar un salario justo que permita sostener a la familia, el acceso a vivienda, salud, educación y descanso. Condenó toda práctica explotadora y pidió políticas económicas que prioricen la creación de empleo y la protección de los trabajadores frente a los riesgos de la automatización.

El impacto de la inteligencia artificial sobre el empleo fue abordado con preocupación: “La extensión de esta tecnología no puede traducirse en un descarte masivo de trabajadores”, advirtió, instando a gobiernos y empresas a acompañar la transición digital con justicia y solidaridad.

Asimismo, destacó la importancia de condiciones laborales dignas para las mujeres, como base de una familia sólida y de una sociedad cohesionada, y recordó que “la familia no existe para el Estado o la sociedad, sino que la sociedad y el Estado existen para la familia”.

No a la guerra y una solución de dos Estados en Oriente Medio

El secretario vaticano reclamó el fin inmediato de la guerra en Ucrania y una solución de dos Estados en Oriente Medio, con un estatuto internacional para Jerusalén. También expresó su preocupación por Siria, Sudán, el Sahel, la República Democrática del Congo, Nicaragua, Myanmar o Haití, pidiendo diálogo, respeto al derecho internacional y apoyo humanitario.

Coincidiendo con el 80º aniversario de la ONU, Gallagher reconoció sus limitaciones, pero la consideró “foro insustituible” para abordar los desafíos globales. Invitó a reformar la organización “redescubriendo sus fundamentos y revitalizando la diplomacia multilateral”.