Llamada a erradicar la discriminación y valorar la contribución a la sociedad del Pueblo Gitano en su día internacional

Cada 8 de abril, el Día Internacional del Pueblo Gitano rinde homenaje a una comunidad que, a pesar de su larga historia en España, más de seis siglos, sigue luchando por el reconocimiento pleno de sus derechos, su dignidad y su inmenso legado cultural y espiritual.
La Iglesia católica en España no ha dejado pasar la oportunidad de sumarse a esta conmemoración, denunciando las múltiples discriminaciones que sufre el pueblo gitano y mostrando su compromiso con una pastoral de inclusión, respeto y justicia.
Uno de los mayores apoyos en este camino ha llegado del Papa Francisco, cuyo mensaje ha sido acogido con profundo agradecimiento por las comunidades gitanas y los responsables de su acompañamiento pastoral en la Iglesia.
Para el obispo de Teruel y Albarracín y responsable de la Pastoral con Gitanos de la Conferencia Episcopal Española, José Antonio Satué, las palabras del Santo Padre pueden convertirse en motor de cambio:
“El mensaje de Francisco puede ayudar al pueblo gitano y a la sociedad española a avanzar en el camino de una inclusión respetuosa, que tanto enriquece a todos”, asegura. Y añade: «Puede ser también un revulsivo para animar y fortalecer la Pastoral Gitana en todas las diócesis españolas».
Este respaldo papal no es menor. Francisco ha reconocido el trabajo de quienes dedican “cariño y tiempo” a la pastoral gitana, e invita a las comunidades católicas a “mantener abiertas las puertas […] a los primos y primas que ya no celebran la fe en la Iglesia católica, ofreciéndoles siempre la amistad y el diálogo propios de quienes estamos llamados a vivir en fraternidad, más allá de nuestras diferencias”.
Más de seis siglos en España
La historia del pueblo gitano en España se remonta oficialmente al 12 de enero de 1425, cuando el rey Alfonso V de Aragón expidió un salvoconducto al gitano Juan, duque de Egipto Menor, para que pudiera transitar por los territorios de la Corona. Se trata del testimonio más antiguo de su presencia en la península, y sirve de referencia para la conmemoración que hoy sigue siendo necesaria.
El director del Departamento de Pastoral con los Gitanos de la CEE, José Emiliano Rodríguez Amador, en una entrevista a Ecclesia, ha destacado que “ante todo, el pueblo gitano tiene un agradecimiento por que se le valore, se sepa que existimos, que estamos aquí desde hace seis siglos”.
Este reconocimiento, asegura, es vital para una comunidad que ha sufrido múltiples intentos de invisibilización y exterminio, como la Gran Redada de 1749 en España o el genocidio nazi, conocido como Samudaripén, en el que murieron más de 500.000 gitanos, según algunos cálculos
Rodríguez Amador subraya la emoción con la que el pueblo gitano recibe el gesto del Papa: “Es como un padre de familia que se dirige a su hijo para mimarlo, animarlo y tenerlo en cuenta. Eso es lo más grande que hay. Los gitanos queremos abrazarlo y achucharlo, mimarlo como a nuestros mayores, con ese júbilo, respeto y amor”.
Una pastoral con rostro gitano
La Pastoral con Gitanos en España se caracteriza por ser una experiencia de comunidad y de comunión, en la que conviven sacerdotes, religiosos y laicos, tanto gitanos como no gitanos. Allí donde no existe esta pastoral específica, los delegados de Migraciones se encargan de atender sus necesidades. “Los gitanos que participamos y nos sentimos Iglesia vamos haciendo caminos de desarrollo personal y a la vez compartido en una misma fe”, afirma Rodríguez Amador.
Pero también advierte de que “es imprescindible que nuestra Pastoral Gitana dé ese protagonismo a nuestra manera de vivir y sentir la fe, porque, si no, no seríamos realmente nosotros, nos sentiríamos unos extraños, como ese extranjero que va a otro lugar y no entiende nada”.
La identidad gitana está atravesada por el sentido de comunidad, de familia y de fe vivida con intensidad. “Somos gente de acción y, por eso, valoramos mucho el trabajo pastoral”, dice Rodríguez Amador. “Los propios miembros de la comunidad nos llaman con muchas propuestas, porque quieren conocer, vivir, tener experiencias, compartir nuestra fe gitana en Dios”, completa.
En su opinión, la comunidad gitana aporta a la Iglesia “una comunidad familiar, porque somos una familia y debemos transmitir sus valores como hermanos en Cristo”. Una fe expresiva, afectiva y profundamente vivida, que encuentra en la liturgia, el canto, la oración y la fraternidad su forma más auténtica.
A su vez, destaca lo que la Iglesia aporta al pueblo gitano: “Nos aporta mucho también, como, por ejemplo, conocer la religiosidad de quienes no son gitanos, enriqueciéndonos unos a otros cuando compartimos”. También valora el trabajo de teólogos, sacerdotes, laicos y agentes de pastoral que luchan por la dignidad del pueblo gitano, así como los espacios de formación, participación y escucha que se abren desde las diócesis.
La celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano no es solo una efeméride cultural. Es también una llamada de atención a toda la sociedad española. Como señala monseñor Satué, “avanzar en el camino de una inclusión respetuosa” no es solo una responsabilidad de la Iglesia, sino de toda la sociedad.

Redactor jefe de Noticias Obreras