Pepa Torres: “El feminismo inclusivo debe ser plural e interseccional”

Pepa Torres, teóloga y activista social, será la encargada de la dinamizar la próxima sesión de la Escuela de Teología Feminista Popular, del 11 de marzo, en torno a las figuras bíblicas de Sara y Agar y su relación con los feminismos interseccionales.
¿Qué implica la palabra interseccional, en plural, al hablar de feminismos?
El feminismo interseccional se ubica dentro de lo que llamamos los nuevos feminismos. Sabemos que no hay un único feminismo, igual que ha habido un desarrollo histórico de los feminismos. Podemos hablar de la primera ola, de la segunda ola, de la tercera ola y de la cuarta ola. El feminismo interseccional emerge con fuerza en esta cuarta ola, de la mano de lo que llamamos también la descolonización de los feminismos.
Los feminismos interseccionales vienen a cuestionar un feminismo que toma como medida universal la experiencia de las mujeres blancas de clase media, sin tomar en cuenta que las problemáticas de las mujeres son mucho más complejas cuando se trata a mujeres pobres, negras, indígenas, migrantes, lesbianas, trans. Es decir, lo que viene a subrayar el feminismo interseccional es que la categoría “género” no es la única que oprime a las mujeres, sino que la opresión de las mujeres tiene que ver con muchas causas.
La opresión de las mujeres está atravesada por distintas opresiones, podríamos decir, y esto viene a decir que no puede haber un feminismo hegemónico, sino que cada opresión ha de ser analizada y ha de ser enfrentada. Diversifica enormemente de los feminismos. Por lo tanto, para que el feminismo sea inclusivo ha de ser comprendido en plural y ha de ser también interseccional.
La palabra interseccionalidad la incorpora una mujer afroamericana en 1989, Kimberte Crenshaw, que es jurista y profesora, justo para analizar esta multiplicidad de opresiones que atraviesan a las mujeres, aunque podemos decir que se haya también presente con mucha fuerza en otras feministas también afroamericanas, como por ejemplo, Audre Lorde.
“La hermenéutica bíblica feminista se identifica fundamentalmente con dos verbos, sospechar e interrogarnos”
¿Cómo la Biblia está inspirando a las teólogas feministas?
La lectura de los textos bíblicos es muy importante en la hermenéutica. Y en ese sentido, desde la teología feminista, aplicamos lo que llamamos la hermenéutica de la sospecha. Porque los textos bíblicos, de alguna manera, muchos de ellos tienen un matriz profundamente patriarcal, sin embargo es necesario rescatar lo que hay en ello de palabra liberadora para toda la humanidad, pero también para las mujeres.
La hermenéutica bíblica feminista se identificaba fundamentalmente con dos verbos, sospechar e interrogarnos. Preguntarnos siempre que nos acercamos a un texto bíblico, ¿por qué no aparecen las mujeres en los textos? ¿O por qué aparecemos como aparecemos? Al igual que la pregunta, ¿puede ser Palabra de Dios aquello que oprime o legitima la discriminación, la violencia para las mujeres y especialmente para las más pobres? ¿Qué reinterpretación entonces exigen los textos y desde qué clave?
Por ejemplo, hay una traducción del texto Jeremías 10-17, que en su primera parte es muy bello, “me sedujiste, Señor, y me dejé seducir”. Pero la segunda parte es terrible. “Me violaste y me pudiste”. ¿Puede ser la experiencia de una violación, un imaginario adecuado de Dios para las mujeres, que está legitimando este texto si no lo reinterpretamos? De alguna manera, en ese sentido es donde profundiza la teología bíblica feminista a través de esta hermenéutica de la sospecha.
¿Que importancia tiene la historia de Sara y Agar?
Las teólogas feministas consideramos que es muy importante retomar la historia entre Sara y Agar, este relato que aparece en Génesis 21, 9, 20, porque entendemos que hay una reconciliación pendiente y esta reconciliación pendiente tiene que ver también con la reconciliación entre los feminismos y esto es lo que viene a aportar el feminismo interseccional. La reconciliación entre Sara, la matriarca, es decir, la esposa de Abraham, la madre de Isaac, y con Agar, su esclava, la madre de Ismael, que es tomada por Abraham para asegurar su descendencia ante la imposibilidad inicial de Sara de dar a luz un hijo.
Dos mujeres oprimidas, pero sin embargo oprimidas de diferente manera. No solamente es la categoría género la que constituye su opresión, sino en el caso de Agar, también la categoría raza y la categoría estatus, puesto que es esclava y puesto que es también extranjera. Ambas aparecen en el texto invisibles, expropiadas del poder que les corresponde como criaturas creadas también a imagen y semejanza de Dios, el patriarcado las utiliza y las enfrenta.
“Lo que es bueno para las mujeres más empobrecidas es bueno para todas”
Entonces, es un buen paradigma de cómo necesitamos reconciliarnos todas las mujeres a partir del feminismo interseccional, que nos lleve a luchar juntas para afrontar las distintas opresiones que atraviesan la vida de las mujeres. Su reconciliación pendiente nos recuerda que sigue siendo urgente la reivindicación de un movimiento de liberación de las mujeres siempre más inclusivo, más híbrido, un feminismo desde abajo, que supere el estatus de clase, raza, orientación sexual y que reconozca la riqueza de la diversidad del sujeto mujeres y, por lo tanto, como dirían hoy nuestras compañeras del Sur global, la urgencia de descolonizar los feminismos, de que la mujer blanca europea occidental no puede ser la medida universal de lo que es ser una mujer y no puede haber un feminismo hegemónico, sino como también denunciamos hace muchos años en el sínodo europeo, en el sinodal y en Barcelona en el 2004, lo que es bueno para las mujeres más empobrecidas es bueno para todas.
¿Cómo valoras la marcha de esta Escuela Popular de Teología Feminista?
Valoramos muy positivamente esta nueva escuela de teología feminista popular, por varias razones. Lo primero por el nivel de participación. Estamos escritas más de 80 personas, la mayoría mujeres, pero también algunos varones, entre ellos algunos sacerdotes, y también un pequeño grupo de mujeres más jóvenes procedentes de la JOC (Juventud Obrera Cristiana).
Lo valoramos mucho también por sus contenidos. El primer día hablamos de la necesidad de leer nuestras tradiciones religiosas y espirituales desde las categorías que aporta la categoría género y todas las categorías que aporta el feminismo y cómo conecta esto con la capacidad de interpretar nuestras opresiones cotidianas y nuestras luchas por la emancipación y por la liberación como mujeres.
La segunda sesión fue interesantísima sobre los ecofeminismos, la teología ecofeminista, como una teología necesaria y saludable para el mundo, y en nuestro caso propuesta desde el Sur global, como hicimos con la persona que planteó el tema, que fue Geraldina Céspedes, y ese convencimiento, y más como mujeres creyentes, que ni la tierra ni los cuerpos de las mujeres pueden ser territorio de dominio y explotación y como una propuesta alternativa que estamos haciendo hoy frente al espolio de la casa común, frente a la crisis climática y frente a este colapso mundial en el que estamos intentando cambiar el signo hacia una sostenibilidad posible.

Redactor jefe de Noticias Obreras