La desigualdad en los cuidados lastra el desarrollo de las mujeres

La desigualdad en los cuidados lastra el desarrollo de las mujeres
Imagen | Oleg Gapeenko (vecteezy)
La desigualdad en las tareas de cuidado, de las que solo un 5,6 % de los hombres asume las labores de crianza siempre o casi siempre, lastra el desarrollo profesional, la autonomía económica y la salud mental de las mujeres.

El 37,1% de las mujeres asume siempre o casi siempre el cuidado de los hijos e hijas. Porcentaje que aumenta al 39% cuando se trata de personas mayores o en situación de dependencia. Los hombres en estos casos no pasan del 24%.

Según un informe de Oxfam Intermón publicado en vísperas del 8M, las mujeres presentan niveles de satisfacción más bajos que los hombres en su vida laboral, su situación económica o su bienestar emocional.

A las mujeres atrapadas entre el cuidado de mayores o personas en situación de dependencia y la crianza de sus hijos e hijas se les ha denominado “generación sándwich”.

La autora del informe, Julia García, remarca, que “en una etapa de la vida en la que las mujeres deberían poder consolidar sus carreras profesionales, disponer de una mayor autonomía y disfrutar de la crianza en igualdad de condiciones que los hombres, lo que sufren, por el contrario, es un profundo desgaste físico, emocional y financiero”.

Los datos indican que sólo el 50,9% de las mujeres se declaran satisfechas con su vida laboral, frente al 65,5% de los hombres. Ese porcentaje de satisfacción baja en el caso de las mujeres migrantes y de clases bajas hasta menos del 40%. Las mujeres también pagan las consecuencias del desigual reparto de los cuidados en su bienestar emocional. Un 67% se sitúa diez puntos por debajo del de los hombres.

Las mujeres hacen menos ejercicio, tienen más déficit de sueño y disfrutan de menos tiempo de ocio que los hombres. Especialmente las mujeres racializadas: un 75,4% ha reducido actividades como ir al cine, comprar libros o pagar suscripciones a plataformas.

Además, el 9,4% de las mujeres señala dedicarse exclusivamente al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, frente al 0,4% de los hombres, y casi 2 de cada 10 mujeres declaran no haber podido continuar sus estudios por responsabilidades de cuidados, en comparación con 1 de cada 10 hombres.

En España, las mujeres son madres, en promedio, entre los 32 y los 33 años. En ese tramo de edad, la brecha se dispara y las mujeres asumen el cuidado de menores casi cinco veces más que los hombres siempre o casi siempre (46,2 frente a 9,7%).

Si bien el cuidado de mayores y dependientes recae principalmente en mujeres de entre 55 y 64 años, también son mayoría entre los grupos de edades intermedias. Entre los 35 y los 44 años, el 46,2% de las mujeres se ocupa siempre o casi siempre del cuidado de una persona dependiente, frente al 27,3% de los hombres del mismo grupo.

Sin embargo, sólo el 23,5% de los hombres reconoce la desigualdad en el hogar como un grave problema, frente al 36,7% de las mujeres. Pero los hombres de 16 a 24 años son quienes menos perciben esa desigualdad (15,5%).

Falta de reconocimiento de los cuidados

“Las tareas de cuidados son las que sostienen la vida”, dice Julia García, autora del informe y responsable de desigualdades y juventud de Oxfam Intermón, “pero en lugar de ser reconocidas como un pilar esencial de nuestra sociedad y de nuestra economía, se penaliza a quienes las llevan a cabo con una sobrecarga desproporcionada e invisibilizada”.

La brecha salarial y las desigualdades económicas limitan la estabilidad financiera de las mujeres, afectando su capacidad de ahorro y acumulación de capital, lo que a su vez puede ser un factor que influye en el peso de la propiedad. Sólo el 28,5 de las mujeres declara ser propietaria con la hipoteca pagada (frente al 39,1% de los hombres), mientras que el 25,3% vive de alquiler y el 12,2% en casa de sus padres o suegros.

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España se encuentra entre los países más envejecidos de la Unión Europea, pero carece de un sistema de dependencia ágil y bien dotado. España sólo invierte el 0,8% del PIB en él, frente a la media de 1,7% de la Unión Europea, que Oxfam Intermón considera un objetivo prioritario.

La organización defiende medidas urgentes para favorecer la redistribución de las responsabilidades de cuidados entre administraciones, empresas, familias, hogares y la sociedad en su conjunto.

Sistema de dependencia, igualdad laboral y derechos para las trabajadoras del hogar

En este sentido, contempla la reforma a la Ley de dependencia como “una gran oportunidad para que se reduzcan de forma significativa las listas de espera y mejoren las prestaciones y los recursos profesionales, así como medidas que eliminen la brecha laboral y salarial y faciliten la conciliación”.

“Sin olvidar la completa equiparación y protección de los derechos de las trabajadoras del hogar y cuidados, esenciales en el sistema actual”, añade.

El estudio considera que “como sociedad, debemos adoptar medidas urgentes que permitan construir una economía más humana y feminista, capaz de valorar lo que realmente importa”. No sólo se trata de corregir las desigualdades, sino “de transformar las estructuras que perpetúan la precarización de los cuidados y la desigualdad económica”.

Así, apuesta por un sistema integral de cuidados, favorecer la igualdad laboral y la corresponsabilidad y equiparar los derechos de las trabajadoras del hogar con el resto de la población trabajadora.

La implantación de un sistema integral, a juicio de Oxfam Intermón, requiere la eliminación de los períodos de carencia o las incompatibilidades en los cuidados familiares, que actúan como barreras económicas, para para que todas las personas puedan acceder a prestaciones y servicios, además de un aumento de la inversión pública.

Entre los nuevos servicios que se pueden prestar propone la teleasistencia con dispositivos de geolocalización y prevención, o el apoyo en el hogar para actividades cotidianas, promoviendo la accesibilidad universal mediante la modificación de normativas actuales.

Por supuesto, también reclama agilizar los trámites estableciendo procedimientos de urgencia en casos de especial vulnerabilidad y reconociendo automáticamente a las personas con dependencia un grado mínimo de discapacidad.

Igualmente apuesta la entidad por reducir las brechas digitales, asegurando que la información sea clara y accesible para toda la población.

En el ámbito laboral, hace falta eliminar la brecha laboral y salarial de género y adoptar medidas que faciliten la conciliación, para lo cual proponer aumentar la transparencia salarial mediante la publicación obligatoria de un cálculo estandarizado de la brecha de género y la imposición de sanciones a las empresas que superen el límite legal.

Además, apuesta por un sistema de cuotas que asegure una representación equitativa de mujeres en los órganos de dirección de las grandes empresas y la incorporación de la perspectiva de los cuidados en las políticas laborales, reconociendo a todas las personas adultas como potenciales cuidadoras y ampliando progresivamente los permisos y licencias para todos los modelos de familia.

Finalmente, el informe defiende la equiparación y protección de los derechos de las trabajadoras del hogar y de cuidados mediante la completa transposición del Convenio 189 de la OIT, que debe completarse con un sistema reformulado de certificación y acreditación que reconozca la experiencia de las cuidadoras no profesionales a través de formación continua y mejores condiciones laborales, además de reforzar las medidas de prevención de riesgos.