Un nuevo paradigma pastoral: migraciones y trabajo

Un nuevo paradigma pastoral: migraciones y trabajo
La reciente designación del obispo Xabier Gómez como responsable de la pastoral de migraciones y de la pastoral obrera en la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET) marca un hito en la reorganización pastoral de la Iglesia que abre un nuevo espacio pastoral para dar respuestas al desafío de la dignidad del trabajo

La convergencia de ambas pastorales en esta iglesia local responde a una realidad incuestionable: la defensa del trabajo decente no puede separarse de la defensa de las personas migrantes, pues todas ellas –conviene subrayar– son trabajadoras y trabajadores que, con sus familias, buscan una vida buena.

El dinamismo evangelizador que puede representa esta decisión no debería pasar desapercibido. Supone un nuevo enfoque de misión que, de consolidarse, podría ser el germen de un paradigma pastoral renovado en la Iglesia española. La integración de la pastoral del trabajo y la pastoral de migraciones no es una cuestión meramente funcional, sino una apuesta por una visión más amplia y transversal de la evangelización, en la que la Iglesia se inserta en la realidad social, acompaña los procesos de justicia debida y se compromete con las condiciones laborales y de vida de las personas trabajadoras.

En este contexto, no es casualidad –sino todo lo contrario–, que Xabier Gómez, antes de ser nombrado obispo de la diócesis de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona), haya sido una figura clave en la pastoral de migraciones de la Conferencia Episcopal Española, donde trabajó codo a codo con el cardenal José Cobo. Su papel fue esencial en la elaboración de la exhortación pastoral Comunidades acogedoras y misioneras (CAM), un documento que traza el marco de la pastoral con personas migrantes en España y que ha sido aprobado por la asamblea plenaria de los obispos. Es, de hecho, una de las mayores prioridades de toda la Iglesia.

Además, su compromiso le hizo situarse en primera línea de defensa de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que pide la regularización extraordinaria de alrededor de 500.000 personas trabajadoras migrantes en “situación administrativa irregular”. En un artículo publicado en Noticias Obreras, Gómez señaló como un signo de esperanza en un tiempo de incertidumbre este proceso legislativo, subrayando la necesidad de mantener la presión en este proceso parlamentario.

Plena ciudadanía

Desde su visión pastoral, Gómez ha insistido en que el futuro de la sociedad y de la Iglesia en España pasa “por la plena incorporación de las personas migrantes”. Un paso que encarna la misión de la Iglesia de acoger, proteger, promover e integrar, como viene insistiendo el papa Francisco.

Esto es, incidir en el concepto de plena ciudadanía reclamando “el acceso a la regularización, al trabajo digno, la vivienda, la sanidad, la educación, la cultura” (CAM, 51). Seguro que los movimientos especializados de la Acción Católica en aquella realidad acompañarán este dinamismo aportando su experiencia de formación en DSI, compromiso, participación y comunidad.

En el artículo, destacó que “o somos una Iglesia acogedora y misionera, o no seremos”, dejando claro que la pastoral “con” personas migradas no puede ser una realidad aislada dentro de la vida eclesial. El desafío es “ensanchar el espacio de la tienda” para que en la Iglesia “todos, todos, todos” tengan cabida. Y ser una Iglesia misionera que sale al encuentro de las personas descartadas “sin trabajo, sin horizontes, sin salida” (EG, 53)

¿Un modelo a seguir?

La decisión de la Conferencia Episcopal Tarraconense hay que darle tiempo y cuidarla, ya que, si esta integración de las pastorales tiene recorrido, también lo puede tener en el resto de la Iglesia española. La pastoral del trabajo y la pastoral con migrantes se necesitan mutuamente porque ambas comparten el objeto cuidar la dignidad de las personas trabajadoras y de sus familias, sin importar su origen, un tema que profundizó el último seminario Antonio Algora.

En este sentido, el propio Xabier Gómez dejó un mensaje muy significativo en su artículo: “Agradezco a las personas comprometidas en la pastoral del trabajo su sensibilidad para con los trabajadores y trabajadoras migradas, y espero que pronto podamos compartir algún proyecto en red, con mirada transversal”.

Estas palabras confirman que el camino iniciado en la CET puede ser el primer paso de un proceso más amplio o confluir en dinámicas concretas –algunas experiencias se están dando–. En un mundo donde el trabajo sigue siendo “la clave de toda la cuestión social” y la movilidad humana es una constante en la búsqueda de esa clave, la Iglesia está llamada a superar ciertas dinámicas “estancadas” y dar respuestas transversales y comunitarias de esperanza y justicia, desde el Evangelio y su magisterio social, que promuevan la dignidad de cada persona trabajadora.