La teología de Malagón, inspiración para quienes buscan una fe encarnada en la realidad social

La militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y colaboradora de Noticias Obreras, Pino Trejo, ha recuperado la gran labor formativa de Tomás Malagón, tanto en la Iglesia y el movimiento obrero cristiano, en la construcción de una conciencia cristiana comprometida con la realidad social.
En la sesión de hoy del aula Rovirosa-Malagón del Instituto Superior de Pastoral de Madrid, titulada “Aportación de Tomás Malagón a la formación de mujeres cristianas obreras“, Trejo ha analizado su contribución a la transformación del papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, promoviendo su autonomía, conciencia crítica y compromiso con la justicia social.
La ponencia realizada por Pino Trejo detalla la capacidad de Malagón para ofrecer una metodología cristiana como camino de liberación personal y colectiva, en concreto, a las mujeres.
No solo propuso una teología social innovadora, más aún durante la vigencia del nacionalcatolicismo, sino que supo plasmarla en una pedagogía transformadora basada en la encuesta y la revisión de vida obrera.
Su concepción de la teología fue profundamente social, partiendo de la convicción de que el cristianismo posee una gran capacidad socializadora desde la comunión con los demás, que ahonda en nuestra humanidad y contribuye a perfeccionar la sociedad.
Para Malagón, la fe como virtud teologal incorpora a las personas en la Iglesia, invitándonos “al respeto, a la comprensión, a la aceptación y a la colaboración”. Su encarnación en la vida cotidiana y desde la condición obrera, lejos de ser utilizada para la apología, parte del diálogo con el mundo, el servicio al laicado y la promoción integral.
El fin último de la teología, como la entendió Malagón, es la misión evangelizadora, como realización del plan de Dios en el mundo de modo que la persona actúa cristianamente en todas sus realidades.
La formación que empoderó a miles de mujeres cristianas
De hecho, su apuesta formativa inspiró a miles de mujeres, tanto en la conocida como HOAC Femenina (HOACF) como en las Mujeres de Acción Católica, que tomaron conciencia de su papel en la sociedad y en la Iglesia, integrando su identidad cristiana con su condición de trabajadoras y ciudadanas.
Con la introducción de los Cursillos Apostólicos y el Plan Cíclico, la HOACF comenzó a desarrollar un modelo formativo que integraba el análisis de la realidad social con una espiritualidad comprometida.
A través del método del “ver, juzgar y actuar”, adquirieron herramientas para analizar las injusticias que vivían en sus hogares, barrios y centros de trabajo, lo que les llevó a comprometerse activamente en la mejora de sus condiciones de vida.
Muchas de estas mujeres participaron en la creación de redes de solidaridad, en la mejora de infraestructuras barriales y en la lucha por derechos laborales. Algunas incluso se involucraron en los sindicatos clandestinos de la época, enfrentando los prejuicios tanto dentro como fuera de la Iglesia, participaron en la creación de Manos Unidas y coordinaron esfuerzos para construir la Escuela Equipo.
La pedagogía de Malagón sigue siendo un referente para la formación en el compromiso cristiano. “Su metodología no solo fue un instrumento para el cambio en su época, sino que continúa siendo una fuente de inspiración para quienes buscan una fe encarnada en la realidad social”, afirma Trejo.
A cuarenta años de su fallecimiento, la figura de Tomás Malagón se mantiene viva en la memoria de la Iglesia y el movimiento obrero cristiano. Su apuesta por una formación integral, que une fe y justicia social, sigue estando plenamente vigente como camino hacia la construcción de un mundo más humano y fraterno.

Redactor jefe de Noticias Obreras