Fraternidad y memoria: el compromiso por una sociedad más justa

Fraternidad y memoria: el compromiso por una sociedad más justa

De paso por Madrid, también somos invitados a algunos actos reivindicativos o que sirven para hacer memoria. En estos tiempos de aridez en cuanto a solidaridad humana, hay pequeñas luces que marcan perfectamente el camino. Siempre ha sido más importante la calidad que la cantidad. Uno de ellos ha sido el ejemplo de la obispa que ha dado la vuelta al mundo, ante los ojos paralizados de todos frente a la enorme soberbia del poder en Estados Unidos. La otra, más cercana, fue la última celebración del aniversario de los abogados asesinados en Atocha.

Estar en Madrid da la oportunidad de acercarse a determinados eventos que merecen la pena. Por eso asistimos a este, en el que estábamos invitados por CCOO. Es agradable apreciar en qué consiste tener conciencia de clase y estar dispuestos a seguir defendiendo, de manera comunitaria, una sociedad más justa, una sociedad con trabajo digno.

El acto estuvo plagado de reflexiones, experiencias y recuerdos que hacían honor a la frase que centraba el escenario junto a un clavel cuya corola reproduce la escultura El abrazo de Juan Genovés. La frase, conocida, dice así: Si el eco de su voz se debilita, pereceremos (Paul Éluard).

Además de las numerosas intervenciones, tuvo lugar una emotiva conversación con Manuela Carmena, Paquita Sauquillo, Cristina Almeida y el superviviente de la matanza, Alejandro Ruiz-Huerta. Nos hicieron sentir la grandeza de las personas cuando no guardan rencor, sino que sienten la inmensa deuda de seguir trabajando por el bienestar de los empobrecidos, de los trabajadores empobrecidos. Recordaban que detrás de cada ley a favor de la democracia había mucha sangre de los nuestros y mucho sacrificio para poder sacarla adelante. La importancia de estar con nuestra gente y de hacer de la fraternidad un elemento fundamental de la estrategia colectiva fue uno de los mensajes clave.

Cada año se entrega un premio a una organización, el Premio Abogados de Atocha 2025, y esta vez fue para el pueblo palestino. Tras un inmenso aplauso en pie, su embajador en España, con voz y gesto serenos pero decididos, nos hizo reflexionar sobre las respuestas que dejamos de dar cada día al sufrimiento de muchos y el peligro que corremos si solo estamos dispuestos a actuar de manera tibia ante los graves problemas que vive gran parte de la humanidad. Para los palestinos, la esperanza se vive a diario a pesar de sus consecuencias. Ellos no se miden por su tamaño o la desigualdad de fuerzas frente al enemigo, sino por su determinación a no abandonar su tierra, suceda lo que suceda.

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Unai Sordo también nos invitó a pensar en cómo otros manipulan la historia a su favor y en la importancia de conocerla a fondo para poder defenderla, especialmente cuando esa historia forma parte de nuestra identidad y lucha, ayudándonos a dar sentido a nuestra respuesta.

Todo un ejemplo que nos hace reflexionar: ¿Cómo es mi compromiso? ¿Cómo está siendo nuestra militancia? ¿En qué medida acompañamos y dialogamos con otros sobre las situaciones injustas que viven? ¿Les ayudamos a darse cuenta de la necesaria defensa comunitaria del bien común? ¿Nos enfrentamos a los poderes denunciando injusticias o proponemos otras formas de vida, dando testimonio de que eso es posible? ¿Cómo estamos gastando nuestra vida a favor de los demás?

Estos días también recordamos el Evangelio en que Jesús fue a Nazaret y leyó en la sinagoga el pasaje de Isaías: El espíritu del Señor está sobre mí porque él me ha ungido…, y que al final desvela: Hoy se ha cumplido esta escritura.

Por eso, no dejemos de pensar que nuestro tiempo es ahora. Es el momento de la lucha, pero también del abrazo agradecido, de generar fraternidad con tantas víctimas de este sistema… Ahora más que nunca. No lo olvidemos. No las olvidemos.