Orar con y desde los pobres  

Orar con y desde los pobres  

En este mes de noviembre la Iglesia celebró la VIII Jornada Mundial de los Pobres, en esta ocasión, centrada en la oración. En su mensaje para esta Jornada, el papa Francisco nos dice que, “La esperanza cristiana abraza también la certeza de que nuestra oración llega hasta la presencia de Dios; pero no cualquier oración: ¡la oración del pobre! Reflexionemos sobre esta Palabra y ‘leámosla’ en los rostros y en las historias de los pobres que encontramos en nuestras jornadas, de modo que la oración sea camino para entrar en comunión con ellos  y compartir su sufrimiento”.

Que necesario es tener hoy presentes los rostros y las historias de tantas personas que en estos días están sufriendo por la pérdida de sus seres queridos y de sus bienes, como es el caso de los afectados por los desastres de la Dana en Valencia, Albacete y varias provincias de Andalucía. No podemos olvidarnos tampoco de la destrucción y el sufrimiento que tantas personas y familias están sufriendo en las guerras de Gaza y Ucrania. De la tragedia de las migraciones, con la constante pérdida de vidas humanas, que buscando una vida mejor, padecen y mueren a las puertas de la rica Europa.

Fijando la mirada en nuestro entorno más cercano, Granada, es según datos de la EPA de 2023, la provincia con la mayor tasa de paro del país (21,6%), sin contar Ceuta y Melilla. En el caso de las mujeres la tasa de paro es superior al doble, de la tasa nacional. (11,27% / 24,71%).

Por otra parte, un estudio reciente de Cáritas diocesana indica que en los últimos años se ha ido produciendo una acumulación creciente de personas y hogares en situación de pobreza y exclusión social que no consiguen remontar y recuperar su situación anterior (un 30% de las personas atendidas en 2022) han continuado necesitando apoyo de Cáritas para cubrir sus necesidades más básicas y un 40% son nuevos casos afectados por el encarecimiento del coste de la vida. Hay una exclusión cada vez más intensa y creciente.

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Según CCOO, el salario medio de los jóvenes entre 18 a 35 años en Granada es de 700€ y han de pagar por alquilar una vivienda 854€; no es que no quieran independizarse, es que no pueden hacerlo.

Como estrategia de subsistencia, tanto ellos, los jóvenes, como cada vez más personas, han de compartir hogar con otras personas sin parentesco para poder hacer frente a los gastos. Aún peor se encuentra la población inmigrante, al tener peores condiciones de vida y trabajo, solo pueden acceder a viviendas mal acondicionadas, degradadas y en situaciones de hacinamiento en muchos casos. Llegando a pagar, según Cáritas, hasta 400€ o más por el alquiler de una habitación sin derecho a cocina. En el último año se ha incrementado el precio del alquiler de una habitación en más del 50%.

Mirar al rostro de los que sufren, como nos dice el Papa, es el mejor camino para entrar en comunión, compartir el sufrimiento y avanzar en la solidaridad y empatía con las víctimas.  Por lo general son los más pobres los que más pierden y sufren. Solidaridad que se ha puesto de manifiesto con los afectados por la  Dana en distintos lugares del país.

Por eso es  necesario tener muy presente lo que dice el papa Francisco, “cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. […] Esa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado” (Evangelii gaudium, 2.)