Maru Megina: Nuestra esperanza transforma la realidad

Maru Megina: Nuestra esperanza transforma la realidad
Maru Megina, presidenta de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), ofreció el pregón navideño este domingo en el centro de Hermandades del Trabajo, en Madrid, en el que destacó el nacimiento de Jesús como símbolo de esperanza, denunció la precariedad laboral y un sistema económico que margina la dignidad

Con el título …Y habitó entre nosotros (Jn 1; 14) un niño vulnerable como el mundo obrero, durante su intervención, realizada en la capilla de esta entidad eclesial, hizo un llamamiento a “organizar la esperanza” en un contexto global marcado por desigualdades, precariedad laboral, exclusión social y crisis ecológica. “El nacimiento de Jesús nos trae la esperanza con mayúsculas”, afirmó Megina, recordando que el próximo Jubileo 2025, convocado por el papa Francisco, se centra en este mismo planteamiento.

La presidenta de la HOAC destacó que hablar de esperanza en un mundo atravesado por guerras, crisis ecológica y deshumanización es “lo más revolucionario que podemos hacer”. Para Megina, el mensaje navideño es una invitación a implicarnos en el proyecto de humanización que Jesús propone, confiando en nuestras manos para hacerlo realidad.

Megina retrató la situación crítica que vive la sociedad, caracterizada por la exclusión y la fractura social. Haciendo referencia al último informe FOESSA, recordó que, a pesar de un crecimiento del empleo, este ya no garantiza la integración social. “La precariedad sigue siendo un problema grave, los derechos laborales no se cumplen y las muertes en el trabajo están en aumento”, denunció. Asimismo, hizo énfasis en la falta de vivienda asequible como un obstáculo que impide a muchas personas desarrollar un proyecto de vida.

La presidenta de este movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos también señaló cómo el actual sistema económico favorece la acumulación de riqueza en unos pocos, sin cambios significativos en políticas redistributivas o en la fiscalidad. Este modelo, criticó, pone al dinero en el centro y margina a las personas, alejándose de la construcción de un bien común que priorice la dignidad humana. “El trabajo no está en el centro de las políticas, y por eso no construye una sociedad más humana y solidaria”, afirmó.

Recuperar la esperanza desde la fraternidad

Frente a este panorama, Megina destacó la necesidad de rescatar el valor de la fraternidad como base para un mundo más justo y humano. Invitó a los presentes a no ceder al miedo, que describió como un enemigo de la esperanza. “El miedo mata la esperanza y nos lleva a encerrarnos en nosotros mismos o a meternos en las sacristías, considerando que lo que está a nuestro alrededor es una amenaza”, advirtió.

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Para la presidenta de este movimiento de la Acción Católica Española, el nacimiento de Jesús nos interpela a fraternizar con el prójimo, especialmente con aquellos que sufren la exclusión y la precariedad. Hizo un llamado a las comunidades cristianas a salir al encuentro del otro, construyendo estructuras sociales que estén al servicio de todos, en especial de los más empobrecidos.

“La esperanza cristiana no es un optimismo ingenuo, sino una manera de enfrentar la historia humana”, reflexionó Megina. “Nuestra esperanza no depende de los datos de la realidad; es la realidad la que depende de nuestra esperanza”, señaló citando al teólogo Javier Vitoria.

Comprometidos con la justicia social

En su intervención, Megina recordó que la Iglesia está llamada a evangelizar a los pobres y trabajar por la justicia social. En este sentido, resaltó la importancia de colaborar con otras organizaciones para construir un mundo más humano y solidario. Además, celebró la sinodalidad como una nueva forma de ser Iglesia, que permite caminar juntos en la construcción de una sociedad más justa.

El pregón concluyó con una invitación a reflexionar sobre su compromiso personal y colectivo. “¿Soy un motivo de esperanza para la gente que me rodea? ¿Con quién estoy organizando la esperanza?”, preguntó, instando a trabajar activamente para que el reino de Dios sea una realidad en todos los ámbitos de la vida cotidiana: fábricas, escuelas, hospitales y hogares.

Finalmente, deseó una buena Navidad a todos ya todas, disfrutar de las amistades y de las familias, y a mantener viva la misión de construir un mundo mejor. “Él ha venido para acompañarnos en esta tarea”, concluyó.