La feminización de la pobreza se mantiene mientras aparece oculta en las estadísticas
En 2023 había 5,1 millones de mujeres pobres en España, 700.000 más que de hombres, según el informe Feminización de la pobreza. Estereotipos de género y atención sociosanitaria: por un análisis de la pobreza y la exclusión social en las mujeres, elaborado a partir del estudio El Estado de la Pobreza en España de EAPN-ES.
Las estadísticas reflejan que la brecha de género de la pobreza y exclusión está estancada, aunque se produzcan leves acercamientos debido más que nada al empeoramiento de la situación de partida de los hombres.
En 2023, la tasa de pobreza de las mujeres era del 27,5% frente al 25,5%, dos puntos mayores en las mujeres, unas 700.000 mujeres más, aunque esta realidad solo apunta a la punta del iceberg.
De hecho, aunque desde 2015, ambos grupos han reducido su tasa de riesgo en pobreza y exclusión, la mejora ha sido más pronunciada en los hombres que en las mujeres.
Tal y como advierte ONU Mujeres, existe un riesgo de retroceso en los derechos mujeres, al tiempo que aumenta la brecha de la desigualdad en términos económicos a nivel global y local, con una tendencia a la concentración de la riqueza creciente.
En España, además, el crecimiento de las clases medias se ha estancado, mientras que los más ricos han crecido de manera desorbitada”. Es más, desde el año 2000 el crecimiento se ha concentrado en los más ricos.
Con todo, la propia autora de la investigación y técnica de Investigación de EAPN-ES, Clara Urbano Molina, advierte que los resultados oficiales de pobreza y exclusión social tan solo muestran “la punta del iceberg”, debido a las lagunas estadísticas que, por ejemplo, en la Encuesta de Condiciones de Vida, no diferencian la situación de cada persona que compone los hogares monoparentales o unipersonales.
La experta aboga por introducir “la perspectiva de género interseccional de manera transversal y sistémica” en las estadísticas sobre pobreza y exclusión.
Lo cierto es que la feminización de la pobreza presenta tres rasgos fundamentales: las mujeres pobres son más que hombres pobres, la situación no cambia con el tiempo y en épocas de bonanza económica, los hombres tienen más fácil acceder a mejorar su situación.
Los datos disponibles reflejan que mientras que el 20,2% de la población de España se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión, el riesgo se eleva al 45% en el caso de los hogares monoparentales, que en un 80% dependen de una mujer. De hecho, tener hijos es ya un factor de riesgo de pobreza en España.
También las tasas de paro son mayores entre las mujeres (13,8%) que entre los hombres (10,6%). El trabajo a tiempo parcial, igualmente, se dispara entre las mujeres, con un 21,1% de mujeres bajo esta modalidad contractual frente al 6,6% de los hombres.
Las diferencias se mantienen también en cuanto a los salarios. Las mujeres representan el 76,8% de los grupos con retribuciones laborales más bajas y apenas superan el 37% en los grupos con mayores retribuciones. Una desigualdad similar se registra en la percepción de pensiones.
Mejor conocimiento y políticas evaluables
Esta red europea de lucha contra la pobreza ha reclamado una mejora de la estadística y el análisis para mejorar el sistema de diagnóstico y medición de la pobreza, como paso previo a la elaboración de políticas basadas en pruebas y la supervisión de su progreso y eficacia.
En concreto, aboga por reconocer el papel de los cuidados y su necesaria revalorización económica y social; las causas concretas que provocan mayor impacto de la pobreza entre ellas y más dificultades para salir de la precariedad; la diversidad de las familias y de la composición de los hogares; la interseccionalidad como factor clave para llegar a quienes peor están, y la relación de la feminización de la pobreza con la pobreza infantil.
De hecho, la feminización de la pobreza responde a dos factores fundamentales como la distribución de los trabajos de cuidado, mayoritariamente realizados por mujeres, y el desigual acceso a las oportunidades ofrece el mercado laboral en comparación con los hombres.
Así, las mujeres migrantes, a las que en mayor medida se encargan los trabajos de cuidado en peores condiciones laborales, se enfrentan a la precarización creciente de sus vidas, por lo que las medias contra la pobreza deberán estar bien orientadas para alcanzar a este colectivo.
Esta investigación continúa la línea de estudios Nuevas M.I.R.A.D.A.S. de EAPN-ES sobre pobreza y mujeres. En concreto, fueron clave las conclusiones recogidas en el Estudio Economía de los cuidados, desigualdad de género y pobreza (2023), que mostraron el alto nivel de confluencia entre el nivel de exclusión y pobreza y el rol de cuidados en las diversas realidades que las mujeres viven en España.
Redactor jefe de Noticias Obreras