¿Funcionan las políticas contra la pobreza energética en España?
La pobreza energética afecta a millones de hogares en Europa, incluyendo a España. En este país, un 20,8 % de los hogares están en riesgo. Casi el doble de la media europea, del 10,6 %. La falta de acceso a energía segura y asequible es un problema urgente para España. Para afrontarlo, se han puesto en marcha diferentes medidas, pero ¿son efectivas?
En un estudio reciente, hemos analizado las políticas españolas para reducir la pobreza energética y nuestros resultados nos permiten ofrecer una serie de recomendaciones para proteger a los hogares más vulnerables.
Instrumentos frente a la pobreza energética
La pobreza energética es un problema causado por los bajos ingresos de los ciudadanos, los altos precios de la energía y la baja eficiencia energética de las viviendas. La normativa europea pide a los países que identifiquen a los hogares afectados y actúen sobre las causas. Sin embargo, cada país adapta sus soluciones para responder mejor a su contexto.
Desde 2019, España cuenta con una Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética. Esta estrategia define el problema, establece indicadores de reducción y propone un plan de acción con medidas a corto, medio y largo plazo.
Dos de los principales instrumentos puestos en marcha son el bono social, que subsidia las facturas de electricidad y calefacción para hogares con bajos ingresos, y las ayudas para la eficiencia energética, que apoyan la modernización de viviendas y reducen el consumo de energía.
Apoyo económico vs. eficiencia energética
Analizar estas medidas permite extraer lecciones clave para diseñar políticas de transición energética justa. Con el fin de reducir la pobreza energética, los gobiernos deben priorizar soluciones sostenibles a largo plazo:
- Bono social (apoyo económico). El bono social permite sacar de la pobreza al 9 % de los hogares en situación de riesgo. Aunque mejore la asequibilidad, no aborda el problema de fondo: el alto consumo energético en viviendas poco eficientes, lo que limita su efectividad.
- Medidas de eficiencia energética. Mejoras en aislamiento, calefacción y sistemas de iluminación pueden sacar de la pobreza energética al 64 % de los hogares. Aunque su coste inicial es alto, estas medidas ofrecen una solución duradera. Reducen el consumo energético y hacen a los hogares más resistentes a las variaciones de precios de la energía.
La combinación de políticas: la mejor solución
El estudio concluye que combinar el apoyo económico con mejoras en eficiencia energética es la estrategia más efectiva. Aplicadas juntas, estas políticas reducen la pobreza energética en un 67,4 %, ya que los hogares se benefician de facturas más bajas y menor consumo energético.
Sin embargo, el trabajo señala un punto crítico. El incremento en el beneficio de añadir transferencias de ingresos a los hogares que ya han pasado por renovaciones totales es marginal. Esto sugiere que la eficiencia energética debería ser la prioridad, mientras que el apoyo económico puede actuar como complemento para ofrecer alivio inmediato.
Aun así, el reto principal sigue siendo hacer que las políticas de eficiencia energética sean asequibles para los hogares más vulnerables.
Mirando hacia el futuro: desafíos y oportunidades
Los resultados para el caso español pueden servir como modelo para otros países europeos. A medida que la Unión Europea avanza en la transición energética, es esencial entender que no existe una solución única. Cada país debe ajustar sus intervenciones según las necesidades de su población, combinando apoyo financiero a corto plazo con mejoras estructurales duraderas.
Sin embargo, existe el riesgo del “efecto rebote”, en el que los hogares, al mejorar sus viviendas, aumenten su consumo de energía y reduzcan los beneficios logrados. Para evitar esto, las políticas deben incluir intervenciones que fomenten prácticas energéticas sostenibles en los hogares.
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Artículo publicado originalmente en The Conversation
rofesora Agregada en Economía Aplicada de la Universitat de Lleida y Elisenda Jové-Llopis, investigadora de la Cátedra de Sostenibilidad Energética (UB-IEB) y profesora asociada de la Universitat de Barcelona (UB)