Luis Argüello: “El acceso a la vivienda y el desempleo siguen siendo graves problemas para las familias”
Argüello ha alertado del “déficit creciente de vida democrática caracterizado por la falta de encuentro y de diálogo, que quedan anulados por la dialéctica populista y polarizada, en un clima cultural de posverdad”. Reclama un mayor compromiso ciudadano en la vida pública para la construcción de bien común
En el discurso de apertura de la asamblea plenaria de los obispos españoles que ha comenzado hoy, Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha aprovechado su intervención para realizar un análisis sobre la realidad española, identificando temas clave que, según él, requieren una atención urgente y coordinada.
“He querido elegir cuatro temas que me parecen significativos de nuestra vida social: crecimiento demográfico, trabajo, vivienda y la situación de la convivencia política”, ha subrayado.
España, “farolillo rojo” en políticas familiares
Argüello ha alertado sobre la situación crítica del crecimiento demográfico en España, resaltando que en 2022 los nacimientos descendieron un 27,6% en comparación con 2012, mientras el índice de fecundidad se mantuvo en 1,16 hijos por mujer, muy por debajo del nivel de reemplazo generacional. Esta tendencia se ve agravada por el hecho de que los abortos siguen cercanos a 100.000 anuales, representando un 40% del déficit demográfico y dejando un saldo vegetativo negativo de 135.166 personas.
El presidente de la Conferencia Episcopal ha destacado en la plenaria que la crisis se debe a factores económicos, laborales y culturales que dificultan la formación de hogares y promueven un entorno social que desincentiva la maternidad.
En este sentido ha señalado que “la problemática familiar no solo no es abordada, sino que desde el Estado se promueven medidas y legislaciones que agravan dichos problemas. España es el farolillo rojo en políticas familiares de protección de la familia y promoción de la natalidad”. Como respuesta, el prelado ha rescatado el llamamiento del papa Francisco de promover una “alianza social para la esperanza” que impulse la apertura a la vida y la corresponsabilidad, advirtiendo que “la pérdida de esperanza corroe el compromiso de transmitir la vida y perpetúa la crisis demográfica”.
“El acceso a la vivienda sigue siendo un problema grave”
Respecto a la situación preocupante de la vivienda, Argüello ha citado los datos del Censo de Población y Vivienda de 2023, el país cuenta con 26.623.708 viviendas, de las cuales 3.837.328 están vacías y 3.400.000 tienen un uso esporádico. Esta realidad contrasta con un contexto de hogares cada vez más reducidos, con una media de 2,49 personas por hogar y un aumento del 27% de hogares unipersonales. “Cada vez hay más gente en edad adulta que vive sola, esto se debe a transformaciones a nivel social”, ha subrayado Argüello, destacando además la baja presencia de hogares numerosos, que solo representan el 7,4%.
Las dificultades para obtener una vivienda impactan de manera directa en la calidad de vida y en la conformación de las familias. “El acceso a la vivienda sigue siendo un problema grave, especialmente en las grandes ciudades, donde los precios de los alquileres y las propiedades son prohibitivos”, ha denunciado.
“La vivienda, ya sea en alquiler o en propiedad, supone un gasto inasumible para muchos y dificulta la vida familiar y social”, ha afirmado Argüello.
A esta situación se suma el problema de la supraocupación y la necesidad de compartir hogares, una realidad que afecta tanto a jóvenes como a adultos. “Algo que antes era propio de los 20 años, ahora se ve en personas de 30 o 40 años”, ha dicho.
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Trabajo decente y regularización extraordinaria
El presidente de la Conferencia Episcopal ha trasladado a la asamblea plenaria la situación del mundo del trabajo. Con 2.754.100 desempleados, un 11,21% de la población activa, y un paro juvenil que supera el 26%, la realidad laboral es un signo de preocupación para la Iglesia.
Citando el último manifiesto de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente, el presidente de los obispos ha recordado que “nos enfrentamos a un desempleo estructural donde miles de personas quieren trabajar y no pueden; con, todavía, demasiada temporalidad que dificulta enormemente la estabilidad de los proyectos vitales de miles de personas trabajadoras”.
Este desempleo estructural va de la mano con otras realidades preocupantes como la siniestralidad laboral, que afecta gravemente a la población trabajadora, y la pérdida de poder adquisitivo, sumada a la falta de conciliación laboral y familiar. La situación también se ve agravada por el trabajo precario y el aumento de enfermedades psicosociales.
“Siete millones de personas viven en riesgo de pobreza con ingresos inferiores a 916 euros mensuales por unidad de consumo”, ha subrayado Argüello.
El arzobispo también puso de manifiesto la contradicción del mercado laboral actual, donde hay empleos sin cubrir debido a la falta de formación o condiciones laborales poco atractivas. “A veces, las ofertas de empleo no son dignas ni logran atraer a personas”, comentó. Este hecho se ve reflejado en el fenómeno de la “gran renuncia”, que ha llevado a un aumento del 40% en las bajas de afiliación a la Seguridad Social por dimisión desde 2021.
En este punto, ha destacado la “controvertida y paradójica” presencia de personas trabajadoras migrantes en nuestro país: “la demografía de nuestra sociedad los necesita, pero generan rechazo; el mercado laboral los reclama, pero tiran de las condiciones laborales hacia abajo; viven en nuestros pueblos y barrios y participan en los servicios del estado del bienestar, gracias a sus hijos se mantienen escuelas que sin ellos cerrarían, pero la sanidad y los servicios sociales experimentan límites; a veces, se generan guetos y se pone de manifiesto la dificultad real del multiculturalismo”.
En este terreno, el prelado ha resaltado el compromiso de la Iglesia apoyando la iniciativa legislativa popular para la regularización de unas 500.000 personas trabajadoras migrantes que llevan más de tres años residiendo y, en muchos casos, trabajando en España. “La actual tierra de nadie es inaceptable; o se las acoge en la legalidad o se enfrentan a un limbo perpetuo”, afirmó Argüello.
Asimismo, recordó la exhortación pastoral Comunidades acogedoras y misioneras, aprobada en marzo, que impulsa la labor pastoral en este ámbito y subraya el compromiso de la Iglesia de “acoger, proteger, promover e integrar” a los migrantes, abordando tanto las causas de las migraciones como las dificultades de su integración en los países de destino.
Déficit creciente de vida democrática
Argüello también ha abordado la compleja situación de la convivencia política en España, influida por el contexto de un mundo marcado por la competencia geopolítica entre potencias y grandes corporaciones. En su análisis, ha indicado que estas fuerzas luchan por el control de recursos estratégicos y tecnologías, lo que provoca desigualdades, conflictos y migraciones forzadas. “Las guerras y tensiones actuales son la expresión dramática de esta competencia posicional”, ha afirmado Argüello, haciendo énfasis en cómo las áreas geográficas periféricas sufren los efectos de la explotación de materias primas para la transición energética.
El prelado también ha alertado sobre un “déficit creciente de vida democrática caracterizado por la falta de encuentro y de diálogo, que quedan anulados por la dialéctica populista y polarizada, en un clima cultural de posverdad”.
Esta situación en España se completa con “dos coordenadas que articulan la andadura de un pueblo: el tiempo, a los españoles nos cuesta reconciliarnos con nuestra historia y, ahora, la lectura ‘democrática’ de la historia es instrumento de polarización (mantenimiento artificial de ‘las dos Españas’ ) al servicio de la conquista o mantenimiento del poder; el espacio, nuestro territorio patrio está habitado por ‘las Españas’ que comparten una larga trayectoria de vida social y política expresada en diversos sones; hoy, de nuevo resuenan las dificultades para armonizar una nación política ‘de nacionalidades y regiones'”.
Incentivar la participación social
En este sentido, Argüello ha recordado la propuesta que el papa Francisco propuso al presidente Sánchez el 24 de octubre de 2020 para “hacer progresar el país, consolidar la nación y hacer crecer la patria” mediante un proyecto de bien común que supere la polarización y fomente el compromiso ciudadano en los asuntos de la vida pública.
“Es un desafío que no podemos dejar solo en manos de los políticos, pues precisa el compromiso ciudadano de muchos para ensayar en la vida cotidiana y edificar en la vida social y política, formas de familia, empresa, economía y política para el bien común. El estado y los partidos políticos han de colaborar incentivando la participación social con el reconocimiento del principio de subsidiariedad, garantizando la igualdad de oportunidades con su acción social y asegurando el cumplimiento riguroso del estado de derecho”, ha insistido el arzobispo.
Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)