Más ingresos, menos inclusión
Frente a la persistente inflación, las familias sopesan cada una de sus compras, restringiendo muchas veces su consumo o incluso renunciando a cubrir algunas de sus necesidades esenciales. Ninguna de estas decisiones es inocua para el bienestar de las familias y sus miembros.
Más de dos meses antes de lo habitual, el INE publicó los últimos datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV). Aunque se trate de datos nuevos, estos nos revelan realidades ya antiguas y enquistadas en nuestro modelo social.
La nueva ECV refleja el contexto y los efectos de la crisis inflacionaria de 2022 y el impacto económico y social que tuvo y sigue teniendo para las familias un año después. Aporta datos económicos en términos de renta disponible y de intensidad laboral de los hogares referidos al año 2022. Por su parte, la información sobre carencia social y material hace referencia a las dificultades que experimentan y perciben las familias en el año 2023, momento en el que se realizaron las encuestas.
Globalmente los datos reflejan un incremento de la renta media, pero que no se traduce en una mejora de las condiciones de vida de los hogares. A pesar del aumento de los ingresos disponibles, las situaciones de exclusión y riesgo de pobreza, en particular de privación también aumentan. Es decir que estos datos nos sitúan ante una situación de nuevo muy complicada para muchas familias.
Esto es la realidad, por ejemplo, de muchas de las personas y familias que han visto su salario mejorar, pero que no han conseguido recuperar un poder de compra suficiente o similar al que tenían antes de que azotara la crisis inflacionaria. Sin duda han mejorado su nómina mensual y la revalorización del salario mínimo interprofesional (SMI) o de las pensiones son medidas necesarias, pero no son suficientes si estas familias siguen sin poder llegar a fin de mes o cubrir sus necesidades.
Si bien es cierto que esta edición de la encuesta nos aporta aparentemente algunas buenas noticias, como la leve reducción de la desigualdad o de la tasa de pobreza, sin embargo, nos siguen situando en niveles superiores a la media europea y revelan una realidad estructural en España desde el año 2008; es decir que una quinta parte de la población se encuentra en riesgo de pobreza relativa.
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Sociólogo.
Miembro del comité técnico de la Fundación FOESSA