Las organizaciones laicales ven en la carta del sínodo al pueblo de Dios avances hacia una Iglesia más fraterna y abierta
Con profundo agradecimiento y alegría, han recibido tanto los movimientos de Acción Católica Especializada como el resto de organizaciones laicales el primer documento de la asamblea del sínodo de la sinodalidad, conocido el pasado 25 de octubre.
La asamblea sinodal aprobó la Carta de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos al Pueblo de Dios, en la que se habla de esta “experiencia sin precedentes” y se destaca que “por primera vez, por invitación del papa Francisco, hombres y mujeres han sido invitados, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte, no solo de las discusiones, sino también de las votaciones”.
La presidenta de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Maru Megina, ha valorado, en primer lugar, el deseo por “comunicarnos esta vivencia, por transmitirla a todo el pueblo de Dios y llevar a más gente, su entusiasmo por esta experiencia sinodal”, consciente de que “no es fácil llegar a una síntesis de lo allí vivido desde experiencias, culturas y situaciones tan diferentes”. Para este movimiento de la Acción Católica española, esta etapa del proceso supone, en sí misma, una “alegría” por todo lo que supone.
Igualmente, Megina destaca el esfuerzo de la asamblea y sus llamadas a “profundizar en una Iglesia cada vez más auténtica”. En concreto, señala los pasos dados en esa dirección que suponen “el reconocimiento que se hace de la situación de crisis y de las “escandalosas desigualdades” de este mundo; la referencia a las víctimas así como a la solidaridad y compromiso con ellas; la necesidad de escucha respetuosa y comunión en el Espíritu y la puesta al servicio “del amor infinito con que Dios ama al mundo”.
Otro aspecto clave, en su opinión, ha sido la insistencia en tomar conciencia de que “la comunión y la misión corren el peligro de quedarse como términos un poco abstractos y la constatación de que la Iglesia se siente “necesitada absolutamente de escuchar a todos, comenzando por los más pobres”.
Megina recuerda que la organización de trabajadoras y trabajadores cristianos que representa, desde el principio, ha tenido “un papel activo en las diócesis, animando a la participación también desde las parroquias, realizando y compartiendo aportaciones en los momentos en que se han solicitado”. También señala que militantes de este movimiento se han implicado en la dinamización y han aceptad responsabilidades en las fases diocesanas.
Megina ha aprovechado para mostrar la intención del a HOAC de seguir acompañando este proceso sinodal, seguir estimulando la reflexión y dando a conocer sus avances y propuestas, a través de los medios a su alcance. En este sentido, ha subrayado que la publicación del libro coral “Caminar juntas y juntos. Soñar la iglesia, vivir la misión” persigue dar a conocer “la oportunidad que nos ofrece este sínodo para avanzar en una Iglesia más abierta y fraterna”.
La sinodalidad, “método que se queda”
El presidente de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), Francho Gracia, ha recibido la Carta al Pueblo de Dios del sínodo entre “la ilusión y la cautela”, impresiones que, por otra parte, le acompañan desde que arrancó este proceso. Eso sí, es de los que piensa que “quizás no cambie todo, pero sí que sabemos que “hay otra forma de hacer las cosas”.
“Antes de las esperadas conclusiones de esta asamblea”, puntualiza, “hay ideas muy interesantes que ya me sirven”, en referencia a “la recurrente sinodalidad, no como cosa de un día, sino como método que se queda y apuntala la Iglesia y su estructura”, pero también, la importancia de “la escucha como actitud a laicos, víctimas, excluidos…”, un recordatorio bien significativo que pide “espíritu de conversión”.
Finalmente, Gracia, pone el acento en la actitud sinodal de “escucha y mirada a los empobrecidos”, lo que, desde su punto de vista, “nos recuerda el compromiso común con el fin del sufrimiento humano y que la Iglesia con este sínodo no sólo crece en intelecto ni en documentación, si no que debería crecer en amor y Evangelio”.
Protagonismo de todo el pueblo de Dios
Coincide Rubén Serrano, presidente de la Juventud Estudiante Católica (JEC), en señalar el documento como “un motor enorme de cambio y de esperanza” fundamentalmente debido a que se han sentado “unas bases sobre las que trabajar, con especial atención a la actitud de escucha a todos y la participación de todas las personas”.
Serrano, agradece el esfuerzo sinodal, asegura y pone de relieve la participación de mujeres, laicos, religiosos, jóvenes. “Ha habido una representación más o menos fiable de la Iglesia aunque posiblemente falte gente y siempre haya cosas que mejorar”, afirma.
El representante de la JEC ve en el documento del sínodo, “un motivo de gozo”, por cuanto está en la línea con lo que “se lleva mucho tiempo impulsando desde los movimientos de Acción Católica” y que no es otra cosa que “el protagonismo de todas las personas que formamos la Iglesia,, en nuestra caso, los jóvenes”.
Con todo, matiza que, como la misma carta reconoce, “no está todo acabado”, sino que ahora se abre otra fase que requiere, de nuevo, “la participación del laicado”, y sobre todo que “el espíritu que se ha creado en torno a la sinodalidad, esta sensación común, se siga manteniendo”. “Este esfuerzo no terminará hasta el año 2024”, añade Serrano que insiste en que “para que esas conclusiones sean válidas, tenemos que continuar el trabajo”.
Corresponsabilidad y comunión
La presidenta del Foro de Laicos, Dolores García Pi, resume en dos palabras la impresión que le ha producido la lectura de la carta sinodal: “esperanza y responsabilidad, o mejor, corresponsabilidad”. También confiesa haberse sentido impresionado al ver la experiencia de silencio de nuestros hermanos y hermanos en el sínodo, en un mundo tan poco acostumbrado a ello, para ponerse en disposición de escuchar esa voz de que viene de Dios y de dentro de nosotros”.
La presidenta del foro que reúne a infinidad de asociaciones laicales de la Iglesia considera que ese “deseo de comunión” que se ha hecho presente en el sínodo supone una llamada a habilitar y facilitar espacios de silencio que sirvan para la escucha del Espíritu y de los hermanos, porque todos nuestros hermanos tienen algo que decir”.
En cuanto la corresponsabilidad, ha recordado las palabras de uno de los cardenales en rueda de prensa sobre que tras esta primera sesión, “todo dependerá de lo que el Pueblo de Dios ponga en práctica”. Recogiendo la insistencia de Francisco, destaca especial su llamada “a amar y servir al mundo, también en sus contradicciones, lo que exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión”.
“Es muy importante que lo hagamos juntos, que fortalezcamos la sinergias que no nos demos por vencidos”, añade García Pi, debemos avanzar por este camino”, porque, como el mismo Francisco ha repetido en muchas ocasiones, “el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia para el tercer milenio”.
Redactor jefe de Noticias Obreras