Comunidad y valores contra la precariedad laboral

Comunidad y valores contra la precariedad laboral
“Solo una respuesta comunitaria y fraterna permitirá hacer frente al desafío que supone la precariedad laboral y vital”, expuso el abogado laboralista Javier Marijuán en el encuentro organizado Iglesia por el Trabajo Decente de Madrid, el pasado fin de semana.

La jornada, celebrada en la sede que la organización Encuentro y Solidaridad tiene en el barrio de Carabanchel, sirvió para presentar la situación actual del mundo del trabajo a través del análisis de las nóminas, contratos de trabajo, convenios colectivos, reformas laborales…

Ante más de medio centenar de personas, Marijuán expuso casos concretos tramitados por su despacho, en el que quedaba más que patente la desigual fuerza de negociación entre empresa y persona trabajadora, además de los principales datos sobre las modalidades de contratos, el tiempo de trabajo y las rentas salariales.

Más allá de las estadísticas y a pesar de algunas mejoras introducidas por la última reforma laboral, la litigiosidad judicial muestra la arbitrariedad de las empresas, incluida la administración en su papel de empleadora, pero también el desconocimiento de la legislación laboral, y en consecuencia, de sus propios derechos, de las personas con trabajo.

El abogado Marijuán identificó tres fenómenos que están fragmentando y debilitando las relaciones laborales, como son la flexibilidad de acceso al trabajo, la flexibilidad salarial y la flexibilidad temporal, e impidiendo a personas y familias trabajadoras desarrollar sus proyectos de vida.

Una flexibilidad, palabra fetiche, que desde las primeras reformas laborales se ha ido introduciendo en el Estatuto de los Trabajadores, en los convenios colectivos y en la contratación pública, sin apenas oposición de las propias personas trabajadoras, ahora convertidas en consumidores soberanos, de las debilitadas, no por casualidad, organizaciones sindicales, y el avance de un feroz individualismo que nos mantiene aislados y destruye los grandes valores de la cultura obrera.

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Con todo, Marijuán, apunta que hay lugar a la esperanza, dado que se demuestra que “la lucha suele dar buenos resultados, aunque no es algo fácil de organizar, porque supone grandes renuncias y hasta consecuencias psicológicas muy graves”, que cada vez somos más conscientes de que “estamos todos en el mismo bote, nadie se salva solo” y que “los grandes ideales” de fraternidad y solidaridad no han perdido su vigencia.