Jóvenes de todo el mundo claman por una economía a favor de la vida
Tras dos años de trabajo en línea, mil jóvenes, emprendedores y agentes de cambio de más de 100 países han podido encontrarse en Asís para impulsar La Economía de Francisco. En la apertura ha resonado con fuerza el deseo, materializado ya en pequeñas pero significativas experiencias, de reorientar el sistema económico a favor de la vida.
De hecho, para Nicolás del Mastro, de la Fundación Alameda, dedicada desde hace 20 años a combatir la trata y la explotación de personas en Argentina, “la Economía de Francisco ya existe, tiene distintos nombres formas y maneras”.
“La hacen todos los días las y los trabajadores, los movimientos sociales populares, los empresario pequeños y medianos, los trabajadores informales, las fábricas recuperas, el movimiento cooperativo y mutualismo, las marcas y empresas libres de trabajo esclavo, las empresas B –empresas certificadas por la organización sin fines de lucro B Lab para cumplir con estrictos estándares verificados de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad–, las de triple impacto, la economía social y solidaria”, continúa Del Mastro, presente en Asís, con el objetivo de “pensar, hacer y construir una economía que no mate y explote, una economía que tenga rostro y alma humana. Que priorice colaborar, reparar, equilibrar”.
En la inauguración, la secretaria del dicasterio vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Alessandra Smerilli, alentó a los presente en el Teatro Lyrick a seguir esforzándose por crear “una nueva economía que dé vida, donde nadie quede excluido y donde todos cuiden de la casa común”.
“Estamos aquí para escuchar ideas, soluciones y propuestas para un mundo mejor”, añadió y confesó que su esperanza para estos días era escuchar cómo servir a este fin y colaborar para ese anhelo se convierta en una realidad cada vez más extendida.
“Crear una nueva economía es una esperanza ambiciosa que requiere tiempo y un compromiso prolongado”, admitió Smerilli, quien confesó que el Papa “lo sabe”. No obstante, especificó que para ello hace falta “una nueva e inspirada generación de economistas dispuestos a liderar este cambio con energía, pasión y perseverancia”. Al público reunido, les aclaró: “Esta es, sobre todo, su misión y el fruto más gratificante de esta experiencia”.
“Nunca como en este momento, de hecho, sentimos la necesidad de cambiar el sistema económico y social actual”
Antes de las sesiones y mesas redondas en torno a ideas y proyectos, así como de los debates sobre cambio climático y la emergencia ambiental, tomaron la palabra responsables públicos y eclesiales de la ciudad italiana de Asís, como la presidenta de Instituto Seráfico de Asís, Francesca Di Maolo. “Nunca como en este momento, de hecho, sentimos la necesidad de cambiar el sistema económico y social actual”, aclaró.
“Ahora es el momento adecuado para afirmar todos juntos lo valioso que es un ser humano, aunque sea frágil. Ahora, y no mañana, estáis llamados a revisar juntos cuál es el objetivo último de la acción económica, y a tomar conciencia de que si no se asegura la salud, la educación y el trabajo para todos los seres humanos, y si no se respeta el medio ambiente en el que vivimos, no habrá desarrollo para nadie”, añadió y clamó: “los numerosos descartes deben poder volver a participar en la vida, no pueden esperar más”.
El obispo de Asís-Nocera Umbra-Gualdo Tadino y Foligno y Presidente del Comité Organizador, Monseñor Domenico Sorrentino, no solo recurrió al saludo de San Francisco, “¡Que el Señor os dé la paz!”, sino que enfatizó ante la juventud que recordó que “es posible una vida bella: una vida bella y creativa, como “originales y no fotocopias”.
Mientras el mundo se cierra y se asusta, los jóvenes quieren un mundo de encuentros, de abrazos, de universalidad y donde se construyan puentes y no muros”.
Luigino Bruni, miembro del Comité y director científico del evento, también tuvo palabras para la juventud reunida: “el mundo va en una dirección completamente diferente a la nuestra; mientras el mundo se cierra y se asusta, los jóvenes quieren un mundo de encuentros, de abrazos, de universalidad y donde se construyan puentes y no muros”.
Por la mañana también, en la apertura en el Pala Eventi de evento global La Economía de Francisco, con una gran puesta en escena que incluyó intervenciones musicales, tomaron la palabra jóvenes defensores de los derechos humanos y la tierra, activistas contra las guerras y emprendedores sociales.
En el espacio “La única guerra justa es la que no combatimos”, Olena Komisarenko, estudiante ucraniana que trabaja como mediadora para la Comunidad de Sant’Egidio, abogó por dar visibilidad a los verdaderos problemas y a lo que está viviendo la gente en Ucrania y se preguntó: ¿Cuál es el camino hacia un mundo de respeto? “Comienza cuando uno intenta comprender al prójimo como se comprende a sí mismo. La comprensión es el primer paso hacia una cultura del encuentro”, se respondió.
A la espera de la firma del Pacto con el Papa, que tendrá lugar mañana, día 24 de septiembre, los participantes continúan hoy con las sesiones y talleres, además de con visitas a los lugares relacionados con el santo de Asís, tras las huellas de San Francisco.
Hoy por la tarde, se han convocado conferencias abiertas a todo el mundo, en las que jóvenes economistas y empresarios dialogarán con ponentes internacionales.
Redactor jefe de Noticias Obreras