Entrevista a Donald Haney. El impacto de las telecomunicaciones en nuestras vidas

Entrevista a Donald Haney. El impacto de las telecomunicaciones en nuestras vidas

Hoy en día, para muchas personas, el tema del acceso a las tecnologías de las telecomunicaciones marca una brecha generacional y de clase social.

Si, a priori, el acceso es relativamente universal, los costos del equipo y las suscripciones requeridas representan una barrera importante para el acceso. Como dice el Sr. Haney: «¿Por qué tendría que pagar más de 40 dólares al mes para tener acceso a Internet en casa para revisar dos o tres correos electrónicos a la semana?».

Para muchas personas que viven con ingresos modestos, la tecnología es un lujo. Los gastos relacionados con esto son los primeros que buscamos reducir, particularmente en tiempos de alta inflación como el que estamos viviendo actualmente. Cabe señalar que Canadá se encuentra entre los países donde el costo de las suscripciones de telefonía móvil e internet son los más caros del G20.


—Contenido del INFOR de junio 2022. Boletín Informativo del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC)

Además, la multitud de opciones y funcionalidades, hacen que el uso de estas tecnologías no sea fácil, siendo fuente de muchas frustraciones. Estarán de acuerdo que a nadie le gusta parecer ignorante. Además, durante muchos días ajetreados, en un contexto de conciliación trabajo/familia, limita el tiempo disponible para navegar por la red o responder a mensajes de texto.

El Sr. Haney señala que, habiendo elegido adoptar los principios de la simplicidad voluntaria, estas tecnologías alientan nuestra participación en el consumo excesivo porque estamos expuestos a una multitud de anuncios. Por no hablar de la limitada vida útil de estos equipos cuya obsolescencia está programada.

Cuando estás bien organizado, agrega, es posible una vida activa sin todas estas tecnologías. Las herramientas de papel todavía existen y es suficiente, además, para que nuestra memoria funcione. Sin embargo, el móvil aparece como una posible compra considerando que para ciertas emergencias le sería útil. Por lo demás, algunos edificios públicos, incluidas las bibliotecas municipales, ofrecen acceso gratuito a internet, nos recuerda el Sr. Haney.

También puedes leer —  ¡Hora de cambiar!

Otra razón para dudar a la hora del uso de las tecnologías de telecomunicaciones es la importancia de las redes sociales, de las que emana mucha desinformación y un nivel de enfrentamientos violentos contra las personas.

Si en algunos casos el rápido acceso a la información puede traducirse en una vida social, en apariencia, nada menos cierto que la verdad. Sobre todo porque hay que reconocer que la pandemia ha puesto de manifiesto la brecha de accesibilidad a las tecnologías de la información entre las personas que pueden adquirir todas las prestaciones de pago y las que solo pueden disponer de la televisión y el teléfono fijo como medio de comunicación y acceso a la información. Son estas últimas personas las que se encontraron más aisladas durante el gran confinamiento y de forma intensiva. Son innumerables las ocasiones en las que nos invitan a concertar una cita a través de internet o mediante un teléfono «inteligente». Para otros, marque «2… su llamada es importante para nosotros» y nos ponen en espera y esperas no caer en el buzón de voz o en un robot que te dará un procedimiento que no podrás seguir. Este es otro ejemplo de la injusticia que provoca la falta de acceso a la tecnología. También participar en una reunión o tener noticias de la familia a través de plataformas tipo Zoom o Skype implica tener acceso a tecnologías de telecomunicaciones y además saber usarlas.

En el fondo de estas disparidades, se encuentra en estudio un proyecto de gobierno que consiste en la desaparición del papel moneda y de la moneda. Para las personas con poco acceso a la tecnología, esto sería una catástrofe y terriblemente incapacitante. Estaríamos asistiendo impotentes al triunfo del capitalismo codicioso donde la tarjeta de crédito compartiría su trono con PayPal, lamenta el Sr. Haney.