Trabajar para vivir: paremos la siniestralidad laboral

Trabajar para vivir: paremos la siniestralidad laboral

Como todos los años con motivo del Día 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) quiere contribuir a hacer visible una realidad silenciada e ignorada en nuestra sociedad.

Cierto es que la siniestralidad laboral con resultado de muerte se va visibilizando poco a poco en los medios de comunicación, aunque de forma escueta y sin profundizar en las causas que la provocan. También, discretamente, se va asomando esta realidad al debate político. Es de valorar que el Gobierno haya presentado un plan de choque contra los accidentes laborales mortales, apostando por la cultura de la prevención, más que por el incremento de sanciones.

También es esperanzador que las distintas asociaciones de víctimas que existen en nuestro país se estén coordinando para tener una única voz ante la Administración Central.

Sin embargo, es ineludible la lucha contra las causas que provocan la siniestralidad. Sus cifras siguen siendo escandalosas: En 2021, prácticamente sufrimos la muerte de dos personas cada día, 15 de ellas en Córdoba. Esto sin contar con los accidentes graves o muy graves y, sobre todo, con la sobrecogedora realidad de las enfermedades relacionadas con el trabajo. Enfermedades imposibles de computar como laborales en muchos casos, debido a las enormes dificultades y el oscurantismo que presenta la Administración en este asunto.

La precariedad, la temporalidad, los ritmos de trabajo abusivos, las jornadas largas y extenuantes y, por supuesto, la economía sumergida, están en el trasfondo de esta situación, pero su causa primera, la más profunda, es la lógica capitalista del beneficio por encima de todo. Lógica que lleva a tratar a la persona como una mera herramienta, un instrumento para conseguir ganancias incluso a costa, si hace falta, de su salud… de su vida.

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No estamos hablando de cifras, sino de personas que ven truncada su existencia, de familias que además de sufrir la pérdida de un ser querido, muchas veces se ven enfrentadas a años de lucha, gestiones, burocracias y duras situaciones para que, en demasiadas ocasiones, ni siquiera puedan conseguir una compensación económica parecida a algo que pueda llamarse Justicia.

Desde la HOAC, como Iglesia presente en el mundo obrero, nos solidarizamos con el dolor de las víctimas y sus familias y con la lucha que sindicatos, asociaciones y movimientos, están desarrollando en contra de la siniestralidad laboral, y para que el trabajo se desarrolle en un ambiente seguro, porque el trabajo es para ganarse la vida, no para perderla.

Continuamos defendiendo la necesidad de un trabajo decente, que se desarrolle en condiciones seguras, y preserve la salud de la persona que lo realiza.

Por eso nos seguiremos concentrando cada vez que en nuestra provincia muera una persona en el trabajo, continuaremos con nuestras acciones de solidaridad con las víctimas y sus familias, denunciando las causas, reclamando la implicación de las instituciones y concienciando a la sociedad cordobesa de que la persona es lo primero, lo más importante. Y el trabajo, por encima de todo, es fuente de vida, nunca causa de muerte.