Ser o no ser, esa es la cuestión

Ser o no ser, esa es la cuestión
Más devastadora que la crisis socioambiental que denuncia proféticamente el papa Francisco es, sin duda, la «crisis de identidad» que vive nuestra civilización, por sus graves consecuencias en todos los ámbitos de la convivencia y las relaciones humanas, dígase políticas, económicas, sociales, medioambientales… en fin culturales.

La situación que afrontamos está magistralmente expresada en la frase que acuñara uno de los políticos centroamericanos que se desempeñó como promotor del bien común para su pueblo: «Quien no vive como piensa, termina pensando cómo vive» (1) no es casual, aunque no absolutamente, que conozcamos más de una experiencia del: político que en la campaña electoral haya presentado un programa de gobierno de avanzadas para erradicar los males que aquejan a sus compatriotas y una vez investido en la presidencia se desentiende de sus promesas; el cura que consagrándose como ministro del Evangelio, se comporte ante sus parroquianos con total desapego de los «dichos y hechos» de Jesús de Nazaret; el médico que habiendo aceptado el juramento Hipocrático, se incline más en procurar un estar de confort individualista de alto estándar, olvidándose de las personas de vida precaria que no pueden pagar la asistencia hospitalaria; el maestro que conociendo sus capacidades de empoderar el alumnado, aceptan los métodos de la educación bancaria que lejos de liberar, desintegran la sociedad…

Es por todo ello que persisten innumerables fenómenos que provocan la desesperanza, la inequidad y la pérdida de la responsabilidad ciudadana, tales como: la emigración en ascenso principalmente de jóvenes de los países del sur hacia los del norte procurando alcanzar el sueño del llamado «buen vivir»; la corrupción política administrativa causante de las narco mafias gubernamentales y el aumento de la brecha entre ricos y pobres; abandono de las ideologías sensibles en la búsqueda del bienestar y garantías de la calidad de vida para el ciudadano de a pie; fundamentalismo religioso cultural que justifican autoritariamente el poder de una casta, familia, grupo beligerante…

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Ciertamente que la pandemia desatada por el coronavirus SARS-COV-2 evidenció la crisis financiera que venía dando muestras una década atrás. Colapsó los sistemas de salud, así como los sistemas de seguridad social, la pujanza de los sindicatos y movimientos sociales. También, posibilitó el aumento de la fortuna de numerosos milmillonarios y las industrias farmacéuticas que aprovecharon el nicho de mercado por las vacunas y las medidas de confinamiento que facilitaron a los regímenes autoritarios y tiránicos consolidar su poder y así aplastar toda manifestación de la disidencia y oposición interna.

En nuestra región se registran hechos concretos, en este último período, que manifiestan irregularidades de la legalidad, por ejemplo: en Guatemala, el presidente Alejandro Giammattei, quien prometió luchar contra la corrupción ha sido investigado por la Fiscalía Contra Corrupción por supuesto soborno de empresarios rusos…; en Nicaragua el dúo Ortega-Murillo, detiene a 46 opositores en lo que se identifica como «la escalada represiva del contexto electoral», es notoria la orden de detención al escritor Sergio Ramírez…; en Chiapas, México, el Colectivo de Observación y Monitoreo Derechos Humanos se solidariza con los lesionados y fallecidos en el accidente vial de un tráiler que transportaba 107 migrantes con destino a USA…; en República Dominicana, el Movimiento Seguridad Social Digna hizo un llamado para promover una reforma integral y estructural al Sistema de Seguridad Social como está establecido en la Ley 187-01; en Cuba, en varias ciudades se manifiestan el 11-J miles de ciudadanos reclamando espacios de participación, libertad y mejoras de las condiciones de vida, abastecimientos…

Estos hechos, y otros tantos documentados, diagnostican una realidad marcada por el irrespeto institucional, constitucional, gubernamental, financiero que insta a los pueblos a decir: ¡BASTA YA!

(1) José Figueres Ferrer, costarricense, 1906-1990.

 

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