En esta nuestra sociedad de la opulencia, casi en vísperas de la gran orgía del consumo –como cada año, para «celebrar» el cumpleaños de un sintecho– cunde el pánico atizado
En esta nuestra sociedad de la opulencia, casi en vísperas de la gran orgía del consumo –como cada año, para «celebrar» el cumpleaños de un sintecho– cunde el pánico atizado