La esperanza tiene rostro pequeño

Sinceramente, me he quedado impresionado, muy impresionado. No me lo esperaba, aunque con ese nombre… “Madre de la Esperanza”.
El pasado 8 de noviembre la Delegación Episcopal de Pastoral del Trabajo celebró el jubileo en el mencionado centro talaverano. Como siempre éramos pocos, muy pocos. No importa, empiezo a pensar que conviene que sea así, somos un resto, una minoría que visto lo visto, se manifiesta como profética y evangélica, fiel a Dios y su Evangelio, a la Iglesia y al mundo del trabajo.
Un resto nada autorreferencial que desde el Apostolado Seglar organizado gracias a la HOAC, acción católica especializada desde 1946 para evangelizar la realidad de los obreros, y desde el compromiso con la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia y su capacidad para lograr un cambio evangélico de los ambientes y las instituciones, trabaja para ser Iglesia en el mundo del trabajo y ser mundo del trabajo en la Iglesia. Hemos invitado desde primeros de septiembre a participar en la Delegación a algún miembro de ASE (Acción Social Empresarial), aún esperamos respuesta.
Sí, con nulo éxito cuantitativo, pero con una calidad y calidez admirables. Eso es lo que sucedió el 8 de noviembre; decidimos ganar la indulgencia de este jubileo de la esperanza en una casa extraordinaria por la labor que realizan profesionalmente, por la calidez de la acogida que nos brindaron Sandra, Raquel y Luis –también Iván, el cocinero–. No soy capaz y no me corresponde a mi explicar en qué consiste este proyecto de atención integral a personas con discapacidad, lo puedes encontrar aquí, pero mejor si vas y lo ves. Sí quiero compartir algunos interrogantes que esta visita me ha sugerido:
- ¿Por qué este proyecto se conoce tan poco en nuestra diócesis? ¿Falla la difusión, no nos interesa este mundo de las personas con discapacidad y menos aún si es psíquica…?
- ¿Cuántas parroquias han acudido a la fundación “Madre de la Esperanza” a ganar el jubileo? ¿Cuántos grupos de pastoral, movimientos o instituciones diocesanas? Muy pocos.
- En las instituciones eclesiales, diocesanas o no, que emplean personal, ¿cuántos de estos empleos están cubiertos por personas con discapacidad psíquica? Sí, creo que todos esos.
Un año jubilar es un tiempo de gracia para todos, preferentemente para los pobres, los preferidos del Señor (leamos Dilexi te o alguno de los cuatro evangelios canónicos). Poder visitar este centro, eso sí, con los pies descalzos, porque es suelo sagrado, es un regalo que Dios nos hace.
Verdaderamente ha sido una gozada, una gracias jubilar para quienes desde la Delegación Episcopal de Pastoral del Trabajo descubrimos la presencia del Señor Jesús en los márgenes de la vida, en los descartados, en los pequeños y en lo pequeño. Continuaremos con nuestra labor, invitando a café una vez al mes a todo el que quiera venir, anunciando el evangelio del trabajo y denunciando la injustica, venga de donde venga.

Delegado episcopal de Pastoral del Trabajo de la Archidiócesis de Toledo.
Consiliario diocesano de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)



