Emergencia climática y acción local: una respuesta desde la HOAC de Murcia

Emergencia climática y acción local: una respuesta desde la HOAC de Murcia
La emergencia climática es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. No se trata solo de un problema ambiental, sino de una cuestión que afecta a la justicia social, a la salud de los pueblos y al futuro común de la humanidad.

Como recuerda el papa Francisco en Laudato si’, «no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una única y compleja crisis socioambiental». Desde la HOAC, en comunión con el MMTC, queremos afrontar este reto convencidos de que el cuidado de la creación forma parte inseparable de la dignidad de las personas y de la fe encarnada en la vida diaria.

En nuestro barrio de San José Obrero, en Alcantarilla (Murcia), la respuesta comenzó hace ya más de veinte años con el proyecto «Mujeres Hileras». Nació en 2002 como una forma sencilla y solidaria de dar nueva vida a la ropa usada: recoger, limpiar, arreglar y vender. Lo que parecía una pequeña iniciativa de economía circular se convirtió en una experiencia comunitaria que dignificó a las mujeres participantes y sostuvo a muchas familias. Con el tiempo, dio lugar a La Ropería, que hoy gestiona Cáritas Diocesana, y que sigue siendo un espacio vivo de encuentro y trabajo. Esta experiencia refleja lo que ya defendía Rerum novarum: el trabajo humano no es una mercancía, sino una vocación que debe sostener la vida personal y comunitaria. El Evangelio se hace carne en acciones concretas que generan vida allí donde parecía imposible.

La misma lógica nos impulsa a defender el entorno natural más cercano. En Murcia, la crisis del Mar Menor es un grito de la tierra y de los pobres. Su degradación afecta a la salud pública y a la justicia social de toda la región. Por eso, como HOAC, nos unimos a los movimientos ciudadanos que reclaman protección para este ecosistema único. Este compromiso enlaza con el enfoque de One Health, que reconoce la unidad inseparable entre la salud de las personas, los animales y el planeta. Como insiste Fratelli tutti, todo está interconectado, y el deterioro del medio ambiente acaba golpeando la convivencia social y la dignidad humana.

«Mujeres Hileras» nos enseñan también que otra economía es posible: una economía que cuida, que pone en el centro la dignidad del trabajo y el servicio a la comunidad frente a una economía que descarta y destruye. Así lo recordaba san Juan Pablo II en Laborem exercens: el trabajo es «clave esencial de toda la cuestión social». Nos interpela, además, a revisar si nuestras estructuras están verdaderamente presentes en las periferias donde se juega la vida.

El papa Francisco nos invita a construir una fraternidad abierta, donde nadie quede descartado (Fratelli tutti). Por eso, experiencias como la de «Mujeres Hileras» o las luchas por el Mar Menor nos animan a seguir tejiendo redes de esperanza. ¿Qué iniciativas semejantes existen en vuestras diócesis y comunidades? Compartirlas nos ayudará a crecer juntos como cocreadores de un mundo más justo, donde lo que parecía descartado se convierte en semilla de vida nueva.