Iglesia y sindicatos de Ávila promueven una línea de encuentro y debate sobre los retos del trabajo

Iglesia y sindicatos de Ávila promueven una línea de encuentro y debate sobre los retos del trabajo
“Hemos abierto una línea de encuentro y debate en la que tenemos que seguir profundizando”. Con esta valoración, el presidente diocesano de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Manolo Candil, resumió el sentido del encuentro celebrado en Ávila entre representantes de la Iglesia y los sindicatos UGT, CCOO y USO, en el marco de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.

El acto, que tuvo lugar este miércoles en el Auditorio de san Francisco, supuso un paso significativo en la relación entre la pastoral del trabajo de Ávila y las organizaciones sindicales, al propiciar un espacio de diálogo sobre las realidades laborales y sociales de la ciudad y los retos del mundo obrero.

Un diálogo necesario en tiempos de polarización

El encuentro forma parte de un proceso de colaboración iniciado hace años por el Secretariado de Pastoral del Trabajo en torno al Primero de Mayo. Pero este año, con la orientación del obispo Jesús Rico, se quiso “ir más allá, abriendo el diálogo a las bases de los sindicatos y a las parroquias con la intencionalidad de seguir creando puentes en estos momentos de tanta polarización”, explicó Candil.

La elección de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente permitió situar la reflexión local en una perspectiva global. “Ahora más que nunca, teniendo en cuenta la globalización, es necesario seguir impulsando en el mundo obrero su carácter internacional y plantear los problemas locales desde esa perspectiva”, subrayó el presidente del movimiento eclesial de trabajadoras y trabajadores.

Una mirada común sobre la realidad abulense

El diálogo permitió trazar una radiografía compartida del trabajo en Ávila, donde más del 70% del empleo se concentra en el sector servicios y persiste una escasa base industrial. Se destacaron las deficiencias en las comunicaciones con Madrid, los peajes de la AP51 y la AP6, y las dificultades para retener población joven, que se ve obligada a emigrar en busca de empleo o estudios.

Asimismo, se denunció la precariedad salarial, con la mayoría de sueldos en torno al SMI, el alto coste de la vivienda, y la situación de las personas migrantes que trabajan en condiciones irregulares hasta obtener sus permisos. Todo ello, unido al envejecimiento y al creciente sentimiento de soledad, configura un panorama social que interpela tanto a las instituciones civiles como a la Iglesia.

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Propuestas para un trabajo más humano

Entre las soluciones planteadas se subrayó la necesidad de fortalecer la organización colectiva y el diálogo social para defender condiciones laborales dignas. Se apoyó la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, la mejora de salarios y medidas de salud laboral, así como la inversión en servicios públicos de calidad.

También se insistió en que las políticas públicas deben colocar a la persona en el centro, guiadas por el bien común y el respeto por la naturaleza, en coherencia con la Doctrina Social de la Iglesia.

Un signo de esperanza

Para Candil, el encuentro ha mostrado que el diálogo entre la Iglesia y los sindicatos es posible y necesario ya que “el acto ha servido para conocer planteamientos y acercar posturas entre personas de la Iglesia y personas del mundo obrero”.

“En el debate nos dimos cuenta de que, algunos de los temas que salieron, necesitaban más tiempo de diálogo. Esto me hace pensar que hemos abierto una línea de encuentro y debate en la que tenemos que seguir profundizando”, concluye Candil.