Iglesia por el Trabajo Decente pide regularizar a miles de personas trabajadoras migrantes invisibilizadas

Iglesia por el Trabajo Decente pide regularizar a miles de personas trabajadoras migrantes invisibilizadas
Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, del 7 de octubre, la iniciativa eclesial recuerda que “el trabajo decente es un derecho irrenunciable, nunca un privilegio” y denuncia que la paralización de la ILP de regularización extraordinaria mantiene a “cientos de miles de personas condenadas a la invisibilidad y a la economía sumergida”

El manifiesto recuerda que, en pleno 2025, “tras décadas de luchas obreras y sociales, aún tengamos que alzar la voz para reclamar condiciones laborales fundamentales: un salario justo, entornos de trabajo seguro y saludable, respeto a los horarios y al descanso, así como la igualdad de trato, sin distinciones por razón de género, origen o situación administrativa”.

El texto denuncia que el trabajo que hoy se genera “no siempre es camino de inclusión”, pues “jóvenes, mujeres, familias con menores a cargo y personas migrantes enfrentan cada vez mayores riesgos de pobreza y exclusión social, incluso trabajando”. Para ITD, resulta especialmente doloroso constatar que los colectivos más vulnerables, aun teniendo empleo, se ven atrapados en la precariedad y la pobreza laboral.

La iniciativa recuerda que el papa Francisco, en el inicio del Jubileo de la Esperanza, llamó a mantener viva “una esperanza activa, que no se resigna ni abandona, sino que se organiza, denuncia y construye alternativas”.

Migrantes, protagonistas invisibles

El manifiesto sitúa en el centro la realidad de las personas trabajadoras migrantes, responsables del 80% del crecimiento económico de España en el último lustro, según datos del Banco Central Europeo. “Aunque solo representan el 13,6% del empleo, han protagonizado más del 40% de los nuevos puestos de trabajo creados en el último año”, destacan.

Sin embargo, este esfuerzo “no se corresponde con su reconocimiento social ni con la calidad del empleo que ocupan, marcado muchas veces por la precariedad”. Además, la iniciativa eclesial denuncia la paralización de la Iniciativa Legislativa Popular para una regularización extraordinaria, aprobada en abril de 2024, que mantiene a “cientos de miles de personas condenadas a la invisibilidad y a la economía sumergida”.

Esta visión entra en tensión con la propuesta migratoria del Partido Popular que condiciona cualquier proceso de regularización estrictamente a la contratación formal y descarta vías extraordinarias. Mientras ITD apela a la dignidad e insiste en que “las personas que vivimos en este país, hayamos nacido aquí o no, tenemos derecho a un trabajo decente”, el PP prioriza medidas restrictivas y de mayor dureza que, en la práctica, excluyen a quienes ya trabajan en la economía sumergida.

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El manifiesto subraya que hace falta un compromiso compartido para transformar la realidad laboral. Por ello, las organizaciones eclesiales que promueven ITD apelan a la continuidad del diálogo social para mejorar “las condiciones de trabajo hasta alcanzar el trabajo decente”.

Un gesto simbólico y colectivo

Además, en las convocatorias diocesanas se llevarán a cabo gestos simbólicos para visibilizar el compromiso por el trabajo decente. Con el lema “Yo me pringo por el trabajo decente”, las personas participantes estamparán una mano pintada en cartulinas o murales como señal de denuncia y compromiso.

“La mano que dejamos marcada simboliza nuestras ganas de construir, nuestra denuncia ante la injusticia y nuestra fuerza colectiva para transformar”, explica la iniciativa. El gesto quiere expresar que “no nos quedamos al margen, que ponemos el cuerpo, que nos comprometemos”, recordando que el trabajo decente no es un privilegio, sino un derecho que todavía se incumple para muchas personas.

Convocatorias en las diócesis

La Jornada Mundial por el Trabajo Decente se celebrará, el 7 de octubre y alrededor de esa fecha, con una amplia red de actos en todo el país: exposiciones en Zaragoza, vigilias en Granada, Palencia, Valladolid, etc; homenajes en Bilbao; concentraciones públicas en León, Cáceres, Valencia o Sevilla; conferencias en Salamanca, Pamplona y Huelva; diálogo con los sindicatos en Ávila, gestos simbólicos en Fuenlabrada o Murcia; eucaristías en Jaén, Toledo, Vigo o Ciudad Real, entre muchas otras.

En total, más de cuarenta diócesis del país han convocado encuentros de oración, reflexión y denuncia para visibilizar que el trabajo decente sigue siendo una asignatura pendiente y una exigencia de justicia.