Cuando la desinformación agrava la tragedia: las lecciones de la dana y el caso del parking de Bonaire

Cuando la desinformación agrava la tragedia: las lecciones de la dana y el caso del parking de Bonaire
FOTO | EFE
La investigación de VerificaRTVE revela cómo la desinformación, que siempre tiene consecuencias, dificultó la gestión de la emergencia y dejó una cicatriz social que aún interpela a instituciones y medios.

La gran inundación que golpeó la provincia de Valencia el 29 de octubre de 2024 dejó un rastro de destrucción humana –229 personas perdieron la vida–, económica y emocional. Pero también abrió una grieta en la confianza pública: la información falsa y los rumores se propagaron con fuerza, añadiendo miedo, confusión y desorientación a una sociedad ya de por sí gravemente herida.

Las investigaciones de VerificaRTVE, firmadas por la periodista María José Artuch y, en una de ellas, también por el periodista Jaime Gutiérrez, muestran que la desinformación actuó como una segunda catástrofe, superpuesta a la emergente.

Como afirma el profesor Alberto López-Carrión en Un año de la dana: una reflexión sobre la desinformación y sus consecuencias: “Los bulos y la desinformación fueron un obstáculo para la correcta gestión de la emergencia, porque pudieron provocar incertidumbre y pánico”.

Desinformación en los días posteriores a la dana

Los días inmediatamente posteriores a la catástrofe, 14 medios digitales publicaron 185 informaciones con 192 menciones a bulos, según recoge la investigación universitaria analizada por este servicio de verificación de la radiotelevisión pública.

La radiografía de ese caos informativo revela un dato especialmente grave, según explica López-Carrión: “Nos ha preocupado que cerca de un 30% tuviera su origen en medios de comunicación o entornos periodísticos”. Su colega, Germán Llorca, alerta del papel amplificador del sector informativo: “Los medios contribuyeron a la amplificación de determinados bulos al difundirlos, al hacer de cámara de eco”.

El estudio identifica tres factores que crearon una tormenta perfecta para el auge de bulos: Necesidad urgente de información por parte de la ciudadanía, la ausencia de un portavoz institucional claro en los primeros días, y una alta carga emocional del contenido falso que “están diseñados para impactar en lo emocional”, subraya Llorca.

Ataques a víctimas e instituciones

Los bulos detectados en la investigación se agrupan en tres bloques: 1) Confusión sobre el número de víctimas, 2) Ataques a instituciones de auxilio (Cruz Roja, UME, AEMET, ayuntamientos…) y 3) teorías conspirativas sobre el origen y las consecuencias de la tragedia.

Según el estudio, un 75% de ellos fueron “creados y compartidos deliberadamente para engañar o manipular”. Además, se detectaron casos de suplantación de organismos oficiales: una cuenta falsa de Emergencias de la Generalitat Valenciana difundió alertas inventadas, lo que terminó en la detención de un joven acusado de usurpación de funciones públicas.

Incluso un año después del desastre, seguían circulando falsedades como las difundidas por el empresario Víctor de Aldama, implicado en casos de corrupción, que aseguraba que hubo “más de mil muertos” ocultados por el Gobierno. La cifra oficial, actualizada el 24 de octubre de 2025: 237 víctimas.

Cuando la mentira se vuelve más fuerte que los hechos

La desinformación no solo aceleró el pánico; también instaló sospechas duraderas. Lo más perturbador es que, cuando finalmente llegó la información verificable, los bulos ya habían penetrado profundamente en la conversación pública y en el imaginario de no pocas personas.

Esta dinámica quedó ejemplificada en el caso del parking del centro comercial Bonaire (Aldaia), el bulo más persistente y viral de la tragedia. Su estudio, publicado por VerificaRTVE en El parking de Bonaire, análisis de un bulo que resistió a la información, ayuda a entender por qué la mentira puede sobrevivir incluso a la verdad.

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Tras las riadas, la imposibilidad de acceder a la zona subterránea del centro comercial generó un vacío informativo que fue rápidamente ocupado por especulaciones. El análisis en X –la red social de Elon Musk que premia este tipo de lógicas– detectó 12.751 publicaciones con la palabra “Bonaire” en apenas nueve días. Después de filtrar los mensajes que hablaban de “muerte” o “fallecidos”, quedaron 2.886: el 22% del total.

El 2 de noviembre comenzó la expansión de una frase atribuida falsamente a buzos de la UME. Esta: “Eso es un cementerio”. Fue compartida más de 10.000 veces y superó los 4 millones de visualizaciones. Se difundieron imágenes descontextualizadas de accesos inundados acompañadas de cifras falsas de “86 muertos” a “centenares”.

Otro mensaje aseguraba que se habían repartido “700 tickets” que no habían salido. La investigación del servicio público es tajante: “Era falso, el parking del centro comercial no repartía tickets”.

La verdad llega tarde… y la mentira se adapta

El 4 de noviembre, la Policía Nacional informó de que no había cadáveres en los 50 coches inspeccionados. Los contenidos que divulgaban la información oficial se multiplicaron, pero la desinformación cambió de forma: “Nos han vuelto a mentir”.

Incluso con la zona ya vaciada de agua el 6 de noviembre, hubo mensajes con casi un millón de visualizaciones insistiendo en que las autoridades ocultaban cadáveres. “El bulo sobrevivió aun cuando la información se había ya publicado”, concluye la investigación de VerificaRTVE.

El trabajo que sostiene la vida frente al ruido que la amenaza

Mientras la desinformación prendía en las redes sociales, miles de personas trabajadoras luchaban sobre el terreno por salvar vidas, restablecer servicios esenciales y acompañar a quienes lo habían perdido todo: equipos sanitarios, bomberos, UME, personal municipal, voluntariado de Cruz Roja y Protección Civil.

Golpear su labor con bulos, sembrar sospechas sobre su tarea supone un daño añadido a su dignidad y a la cohesión social. La mejor respuesta frente a la mentira solo puede ser colectiva: reforzar la confianza pública, valorar el trabajo que cuida la vida y sostener la solidaridad de tanta gente anónima y de las personas trabajadoras que emerge en medio de la adversidad y del dolor de la tragedia.