Trabajadores y trabajadoras cristianas se suman a la defensa de la jornada laboral de 37,5 horas

Trabajadores y trabajadoras cristianas se suman a la defensa de la jornada laboral de 37,5 horas
Los sindicatos CCOO y UGT, junto a organizaciones sociales y eclesiales, intensifican la presión para que el Congreso permita debatir la reducción de jornada, que constituye “un paso en el camino de la justicia social y del respeto a la dignidad de las personas”, según la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)

El Pleno del Congreso vota hoy las enmiendas a la totalidad presentadas por la derecha neoliberal (PP, Vox y Junts) contra el proyecto de ley que reduce la jornada laboral máxima a 37,5 horas semanales. La suma de los tres partidos (177 votos) bastaría para devolver el texto al Gobierno y bloquear su tramitación. La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha advertido que, de fracasar esta vía, el Ejecutivo volverá a llevar la propuesta a la Cámara.

En este contexto, las organizaciones sindicales CCOO y UGT, están desarrollando un proceso de movilizaciones en todo el país, que ha contando con un encierro en el Centro Pastoral San Carlos Borromeo, en Entrevías (Madrid), en un gesto de presión política y social.

“La votación de mañana [por hoy] servirá para clarificar quiénes están a favor de la mayoría social y quién no”, advirtió el secretario general de CCOO, Unai Sordo. Su homólogo en UGT, Pepe Álvarez, cargó contra el “cinismo empresarial” y acusó a la patronal catalana de haber conseguido que la derecha nacionalista catalana se oponga a la reducción de jornada.

A las 16:00 horas de este miércoles, está prevista una concentración en la Plaza de las Cortes, frente al Congreso de los Diputados, para visibilizar el apoyo a esta medida. Una delegación de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) participaran en la convocatoria.

Respeto a la dignidad de las personas

Previamente al encierro, se realizó una reunión con organizaciones sociales y eclesiales que contó con la presencia de trabajadoras y trabajadores cristianos. La presidenta de HOAC, Paloma Becerra, subrayó que “la reducción del tiempo de trabajo es parte de la idea de un trabajo digno que permita no solo ganarse la vida, sino también llevar una vida personal, social y familiar digna y fomentar el compromiso por la justicia social”.

Melani Ruiz, secretaria general de la JOC, denunció que “los jóvenes de la clase obrera no tienen tiempo para organizarse ni para construir sus proyectos personales”, y defendió que el recorte del tiempo de trabajo es clave “porque los jóvenes quieren ser dueños de su tiempo y para que la vida personal y social no sea un privilegio”.

La HOAC, a través de un editorial publicado en Noticias Obreras, ha respaldado públicamente la reducción de jornada, subrayando que no se trata de un gesto ideológico, sino de la aplicación directa del artículo 40.2 de la Constitución, que obliga a los poderes públicos a garantizar “el descanso necesario mediante la limitación de la jornada laboral”. El texto insiste en que legislar sobre la jornada máxima “no atenta contra la negociación colectiva, sino que la fortalece al establecer un marco más equilibrado y justo para las personas trabajadoras”.

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El editorial recuerda también la persistencia de jornadas excesivas en determinados sectores y el abuso de las horas extraordinarias no remuneradas, por lo que considera que la reducción legal sería “un avance significativo en la calidad de vida de las personas trabajadoras y sus familias”. La medida tendría un doble impacto positivo: más tiempo para la vida personal y social, y una mejora de la calidad del propio tiempo de trabajo.

Desde la Doctrina Social de la Iglesia, añade el movimiento de trabajadoras y trabajadores de la Iglesia española, la reducción responde a un principio irrenunciable: la primacía de la persona sobre la economía. “Los discursos catastrofistas que auguran una crisis económica son los mismos que se usaron cuando se estableció el límite de 40 horas semanales o se aprobaron las subidas del salario mínimo, y la realidad ha demostrado que nunca se cumplen”, advierte el editorial.

El texto cita a Juan Pablo II para reforzar su planteamiento: los derechos de las personas trabajadoras no pueden estar sometidos a un sistema económico que persigue el máximo beneficio, sino que deben configurarlo. En este sentido, la HOAC concluye que la reducción de la jornada laboral constituye “un paso en el camino de la justicia social y del respeto a la dignidad de las personas”.