Trabajadoras y trabajadores cristianos de Galicia condenan el ataque incendiario contra el centro de menores en Monforte

Trabajadoras y trabajadores cristianos de Galicia condenan el ataque incendiario contra el centro de menores en Monforte
FOTO | EFE
“La mecha del racismo prende con facilidad cuando se normalizan mensajes que deshumanizan y estigmatizan”, advierte la HOAC.

La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Galicia ha emitido un comunicado en el que condena de forma “rotunda y sin matices” el ataque incendiario registrado en la madrugada del sábado 20 de septiembre contra el edificio residencial Francisco Suárez, en Monforte de Lemos (Lugo).

El inmueble, propiedad de la entidad social Prodeme, había sido señalado el pasado 13 de septiembre por la Xunta de Galicia como el primer centro específico para menores extranjeros en la comunidad, con 80 plazas.

Un acto “racista”

En su texto, la organización eclesial califica el atentado –en proceso de investigación para esclarecer su autoría– como “un acto violento y racista, que pone en riesgo la convivencia y la seguridad de menores ya de por sí vulnerables”.

El movimiento especializado de Acción Católica muestra además su solidaridad con Prodeme, con sus trabajadoras y trabajadores, y con “las personas, menores de edad, que previsiblemente iban a ser acogidas en este espacio”.

En este sentido, la HOAC pide a las Administraciones públicas que actúen “con firmeza”, garanticen la protección “real y efectiva” de los menores y eviten la creación de guetos que “lejos de integrar, aíslan y estigmatizan”. Apuesta, en cambio, por “un sistema de protección público que establezca modelos de acogida diferentes que promuevan la inclusión y la dignidad de todas las personas”.

Asimismo, llama a la responsabilidad de medios de comunicación, vecindario y representantes políticos. “Las luchas partidistas libradas a costa de la infancia migrante solo generan más indefensión e injusticia. La infancia merece respeto, protección y oportunidades”, subrayan.

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Convivencia basada en el respeto

Este movimiento de la Iglesia recuerda que Galicia es un pueblo “emigrante, con memoria y dignidad” y advierte: “No podemos permitir que el racismo se instale ni en nuestros barrios ni en nuestras instituciones”.

Por ello, enlaza su denuncia con la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), que garantiza protección y bienestar a toda la infancia sin importar su origen o situación administrativa.

“Cada persona es imagen de Dios y posee una dignidad inviolable que merece respeto y protección”, destacan recordando las expresadas expresadas en la encíclica Populorum Progressio, desando “una convivencia basada en el respeto, en la solidaridad y en la justicia social”, concluyen.