El Congreso tumba la ley de reducción de jornada laboral con los votos de PP, Vox y Junts

Con los votos de PP, Vox y Junts, el pleno del Congreso cerró el paso a la la ley de reducción de la jornada laboral a 37,5h a la semana presentada por el Gobierno, en medio de las protestas convocadas por los sindicatos y los reproches de la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a las “tres derecha de este país”.
La enmiendas a la totalidad fueron aprobadas con 178 votos a favor, 170 en contra y ninguna abstención, por lo que el proyecto de ley del Gobierno fue retirado, tras un debate lleno de acusaciones cruzadas.
La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, renunció a tomar la palabra en primera instancia, para dejar que fueran los grupos que habían presentado las enmiendas a la totalidad los que defendieran su postura.
Terminadas las intervenciones de los representantes de Junts, Vox y PP, subió al estrado para responder a las “tres derechas de nuestro país con distinto nombre”.
Visiblemente contrariada por la derrota parlamentaria, fue especialmente directa con la representante de Junts, Miriam Nogueras, que en días previos había realizado numerosas declaraciones públicas sobre esta ley y que posteriormente utilizó el turno de réplica para responder a la ministra.
Díaz reprochó a los independistas catalanes haberse puesto del lado del “capital español y catalán” y haber pactado en tiempos de CiU con el PP una reforma laboral que empobreció al país, rebajó los salarios y generó más paro. “Se colocan del lado opuesto de lo mejor del lado catalán”, lanzó Díaz a Nogueras recordando la huelga de La Canadiense, para acabar defendiendo los intereses de la “patronal española en sus sectores más reaccionarios”.
En esta tesitura, la ministra de Trabajo, dijo, se escenificaba la “lucha de clases”, en la que el partido soberanista habría elegido el lado equivocado. Con todo, ha terminado confesando que espera de las señorías de Junts que “rectifiquen” y “vuelvan al diálogo”.
Al PP le echó en cara la ministra que “den una bofetada a 12,5 millones de trabajadores” aunque crean que se la dan al Gobierno y a ella misma. Les recordó los 11 meses de la mesa del diálogo social con los agentes sociales para tratar de acordar la rebaja de jornada, de la que a última hora se descolgó la patronal.
Díaz interpeló al portavoz del PP sobre si no creía que había llegado el momento de “repartir un poquito” la productividad lograda tras 42 años con la misma jornada máxima legal. “Por esta votación la gente que ha salido hoy a la calle les va a recordar siempre”, comentó.
Al final de su primera intervención, trató de presentar al Gobierno de coalición y las fuerzas progresistas como alternativa a las derechas y aseguró que, aunque la votación de hoy se haya perdido, acabarán por ganarla, como ya han hecho, según la vicepresidenta, en la calle.
Reducción sí, pero no así
Había abierto el debate el grupo parlamentario de Junts per Catalunya, cuyo diputado Josep Maria Cervera, había afeado a la ministra de Trabajo por “la forma” en la que ha negociado esta medida, presentándola como “una solución mágica” a los problemas de la economía catalana. En cambio, para el diputado catalán, pondría en peligro la viabilidad de muchas pequeñas y medianas empresas catalanas.
Cervera llegó a decir que su partido no es contrario a la reducción del tiempo de trabajo, sino que “está a favor de la mejora de las condiciones de trabajo en un sentido amplio”, pero “no en los términos actuales” y sin acuerdo con el empresariado.
Además, defendió la supuesta cultura catalana del mérito y el esfuerzo, que es lo que “crea puestos de trabajo y riqueza” con la que “sostener” el Estado del bienestar y ha tratado de deslindarse del PP y Vox, con quienes, ha remarcado, no han hecho ningún pacto para cerrar el debate de esta ley.
Una ley ideológica
También el portavoz de PP, Juan Bravo Baena, acusó al gobierno de presentar una ley “ideológica”, que ignora el tejido productivo y, sobre todo, que no cuenta con el aval de la patronal, además de censurar a la vicepresidenta su intento de “imponer” la reducción y de no preocuparse por el impacto en la productividad y los costes de las empresas.
Bravo pidió “consenso y responsabilidad” para acordar el tiempo de trabajo, como en su opinión, ya hacen empresas y trabajadores en la negociación de los convenios. Ha criticado que las leyes de este gobierno consiguen lo contrario de lo que pretenden, como en el caso de la vivienda o la ley del “sólo sí es sí”.
Por el contrario, su grupo defiende medidas que conjugan “conciliación y productividad”, y “familia y trabajo”, explicitó. “Tenemos que ser más productivos para trabajar menos horas, no trabajar menos horas para ser más productivos”, aseguró.
El portavoz popular había vaticinado que de aprobarse la ley presentada por el ministerio de Trabajo se perdería empleo, desaparecerían empresas y hasta se dejarían de prestar algunos servicios. También el representante de Vox, José María Figaredo, dibujó un escenario terrorífico en España, que se agravaría todavía más con la aprobación de esta ley.
De paso, y como es habitual, se permitió dudar de los datos económicos y las cifras de empleo del Gobierno, al que descalificó por completo, hasta el punto de que, en su turno de réplica, pronunció un sonoro “váyanse a su puñetera casa”.

Redactor jefe de Noticias Obreras