Anunciadas movilizaciones por la reducción de la jornada laboral entre críticas al Parlamento por rehuir el debate

En un auditorio a reventar de delegados y delegadas sindicales, los líderes de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, han criticado a los grupos parlamentarios, especialmente a Junts, por su negativa a debatir la reducción de jornada laboral en el Congreso y han anunciado movilizaciones para después del verano.
Hace semanas que el día de hoy estaba marcado en rojo en la agenda sindical. El Congreso tenía previsto decidir la toma en consideración o su desistimiento del proyecto de ley salido del Consejo de Ministros para reducir la semana laboral máxima en dos horas y medias. Sin embargo, ante la falta de apoyos parlamentarios suficientes, la mesa del Congreso retiró su votación.
Sin restar legitimidad a los grupos parlamentarios para “enmendar” o “proponer modificaciones”, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha calificado la negativa a debatir la proposición de ley, fruto del acuerdo entre el gobierno y los sindicatos para establecer por ley la semana laboral de 37,5 horas, de “fraude democrático”.
De paso ha recordado que en España no hay un lobby sindical, sino un “sujeto constitucional”, reconocido por las leyes y las normas, que a través de las votaciones en las elecciones sindicales convierte a los sindicatos en “la mayor expresión democrática de los trabajadores”.
Sordo ha pedido a los partidos políticos contrarios a la rebaja del tiempo de trabajo que “se atrevan a debatir y le digan a la gente por qué no se puede reducir la jornada laboral”, y qué argumentos tienen “para decir que se va a hundir España y Cataluña”.
Su homólogo de UGT, Pepe Álvarez, ha sido un poco más gráfico al sugerir a “las cajeras de los supermercados” que cuando vean pasar a un diputado o diputado” le pregunten “por qué tiene que seguir trabajando”, como si no hubiera cambiado nada desde 1983, última vez que se modificó por ley la jornada laboral.
También ha criticado que se hurte a la ciudadanía el debate sobre el tiempo de trabajo y ha llegado a señalar “la indignidad de un parlamento” que mayoritariamente está dispuesto a no tomar en consideración una propuesta legislativa.
Sobre PP, Vox y Junts, que han mantenido sus enmiendas a la totalidad, ha indicado que deben tener “pocos argumentos para confrontar, cuando no quieren aprovecha la oportunidad de explicar su postura”.
Álvarez ha alertado de que en realidad les preocupan más otras cuestiones contenidas en el proyecto legislativo, como “el registro y el control horario”, ahora que la digitalización y la tecnología permiten saber con facilidad si se cumplen o no la ley.
“No es el tamaño de la empresa, ni el sector lo que impide reducir la jornada”, ha comentado al explicar que la hostelería de Navarra tiene un convenio de 37,5 horas al igual que el campo de Guadalajara.
“No hay razones económicas”, detrás de la negativa a modificar la jornada máxima, pero “si las hubiera”, ha señalado Álvarez, habría que preguntarse “si las empresas quieren que sean los trabajadores los que paguen con su sangre y su sudor los costes empresariales”.
“La CEOE primero dijo que habláramos entre nosotros para acordar la reducción, pero el resultado ha sido cero”, ha explicado Álvarez, quien se ha preguntado por qué hay que hacer caso cuando las encuestas dicen que el 50% de la población quiere elecciones y no cuando dicen que hay una mayoría cercana al 80% que quiere rebajar la jornada. Incluso entre el electorado de la derecha y hasta de Vox son mayoría quienes quieren trabajar menos tiempo, ha apuntado.
Más directo ha sido Sordo que se ha preguntado a qué tipo de empresarios dicen representar las patronales y la derecha española y catalana: “¿A las patronales que sí firman los convenios con las 37,5 horas?, ¿a las que cuando se sube el salario mínimo piden aumentar la jornada para que no suba el precio de la hora trabajada?” ¿A las que no quieren ver ni en pintura a la inspección de trabajo en sus empresas o explotaciones agrarias?”.
“No puede ser que la única manera de hacer rentable a las empresas sea a través de la explotación, hay que impedirlo para que busquen otras vías, como la mejora de la productividad”, porque está en juego el modelo de país, ha explicado.
Continuarán las movilizaciones
Ambos dirigentes han emplazado a sus delegados a que “militen en sus centros de trabajo”, ha dicho Álvarez, por la reducción de la jornada y otras cuestiones que están en juego, porque “no se consiguen derechos ni avances gratis”, “ni es suficiente con tener razón y razones”, en palabras de Sordo.
Por ello, han anunciado que continuarán “las movilizaciones y las presiones” para que se apruebe la propuesta legislativa, además de advertir de que no van a “renunciar a ninguna batalla”.
“El poder y el dinero se pueden comprar todo, hasta el BOE”, ha clamado Sordo desde la tribuna, en referencia a los casos de corrupción, mientras que “las clases populares y trabajadoras solo cuentan como, ha pasado siempre ,con su fuerza de trabajo y la fuerza de organizarse”.
En el mismo sentido, Álvarez ha pedido fortalecer a las organizaciones sindicales, porque “los sindicatos somos los garantes de que las cosas pueden cambiar y mejorar”. “Depende de mucha gente”, ha reconocido, para luego calificar a “los delegados sindicales” y “los denostados liberados” como la mejor gente de este país, capaz de “dar un paso adelante en sus empresas”.
Ante más de 1.000 asistentes que han aplaudido y vitoreado, puestos en pie en los momentos álgidos, de los discursos de los dos secretarios generales, pero también de las líderes de las organizaciones de Madrid, Paloma López, por CCOO, y Susana Huertas, por UGT, han incidido en el momento clave que vive España y el mundo, con menciones al genocidio en Gaza, los incidentes racistas de Torre Pacheco, el auge de la ultraderecha y las polémicas decisiones de la Justicia en el caso Glovo y la aplicación de la Carta Social Europea sobre el despido.

Redactor jefe de Noticias Obreras