La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, una oportunidad para el bienestar y la justicia social

La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, una oportunidad para el bienestar y la justicia social
El derecho al tiempo es también una cuestión de justicia social

España tiene un problema con el tiempo. Sus jornadas laborales son, de media, más largas que las del resto de Europa; sus pausas excesivas, especialmente al mediodía, reducen el tiempo libre por la tarde; y se duerme menos, con consecuencias negativas para la salud, la productividad y la conciliación. Frente a esta realidad, la propuesta de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales emerge como una palanca para transformar la vida de millones de personas trabajadoras.

La iniciativa, impulsada por el Ministerio de Trabajo y fundamentada en un estudio elaborado por Time Use Initiative, la principal organización mundial que promueve el derecho al tiempo, aspira a reorganizar los usos sociales del tiempo y avanzar hacia una cultura de horarios más racionales. Se trata de un paso importante hacia una futura ley integral de usos del tiempo, alineada con las recomendaciones de la OIT y la Carta Social Europea.

En este estudio se propone encontrar un nuevo equilibrio del tiempo, organizando sus usos sociales y los horarios en una diversidad de ámbitos, se señala una palanca para ello: la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales para todas las personas trabajadoras, sin rebaja de salario.  Desde la presentación del estudio con la vicepresidenta Yolanda Díaz, el 16 de junio de 2023, el número 37,5h, no ha parado de resonar.

Concretamente, el estudio proponía reducir y limitar la jornada máxima en el siguiente sentido: “Establecer como horizonte para su entrada en vigor en 2032 el establecimiento de una jornada máxima legal ordinaria de 32 horas semanales en promedio anual (sin reducción salarial), con un periodo transitorio razonable tomando en consideración los diversos sectores y la negociación colectiva (…). Para avanzar en este horizonte 2032, de manera general y obligatoria, en el 2026, se propone el establecimiento de una jornada máxima legal ordinaria de 37.5 horas semanales en promedio anual (sin reducción salarial).

Marta Junqué, coordinadora del Estudio y directora de la Time Use Initiative insiste en que «la reducción de la jornada laboral, es una palanca clave para avanzar hacia una organización del tiempo más equilibrada. La experiencia internacional nos demuestra que para una aplicación efectiva, es importante que la ley se tramite con un plan de recursos y de acompañamiento a las pymes y sectores más impactados (hosteleria y recursos), que impulse la racionalización horaria e innovación organizacional en las empresas».

España encabeza las estadísticas europeas en cuanto a finalización tardía de la jornada: un 30% de las personas trabajan hasta las 19:00 y un 10% más allá de las 21:00. Además, un 15% supera las 48 horas semanales, una situación que eleva los niveles de estrés y reduce el tiempo disponible para el descanso, el cuidado y la vida personal.

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Esta “pobreza de tiempo” afecta especialmente a las mujeres, que representan el 75% del trabajo a tiempo parcial, muchas veces forzadas a ello para atender responsabilidades familiares.

La propuesta: 37,5 horas en 2026 y 32 horas en 2032

El plan del Gobierno contempla una implantación escalonada: en 2026, la jornada legal ordinaria se reducirá a 37,5 horas semanales (en promedio anual, sin pérdida salarial), con el horizonte de alcanzar las 32 horas semanales en 2032. Se trata de una medida respaldada por experiencias internacionales (como Portugal, Escocia o Islandia) y por datos empíricos que demuestran que trabajar menos puede ser sinónimo de mayor productividad.

Se estima que esta reducción beneficiará a 12,5 millones de personas trabajadoras en España. Las ventajas son múltiples:

  • Más salud y bienestar: se reduciría el estrés y los problemas de salud mental, favoreciendo un descanso de mayor calidad.
  • Más conciliación: permite un reparto más equitativo del tiempo entre hombres y mujeres, y más oportunidades para compartir tiempo con la familia.
  • Más productividad: con menos horas de trabajo, las personas rinden mejor y hay menos bajas laborales.
  • Más empleo: se calcula que podrían crearse entre 122.000 y 198.000 nuevos puestos de trabajo.
  • Más sostenibilidad: jornadas más cortas reducen los desplazamientos, el consumo energético y fomentan hábitos de vida más ecológicos.

La reducción de jornada no es solo viable económicamente, sino también deseable desde la perspectiva del trabajo decente. Sectores como el financiero, la tecnología o incluso la hostelería ya están aplicando esta medida con éxito. Como afirma Marta Junqué, directora de Time Use Initiative, “el tiempo es una cuestión política. No podemos seguir viviendo con horarios del siglo pasado”.