Desprotección de las mujeres migrantes del empleo doméstico

Desprotección de las mujeres migrantes del empleo doméstico
Foto | Jonathan Borba (Pexels)
«Cuidar» y «ser cuidado» son derechos inherentes a toda persona. No obstante, todavía son privilegios de difícil acceso para la gran parte de la ciudadanía. De hecho, las políticas públicas del Estado de bienestar español siguen apoyándose en las solidaridades familiares, trasladando así a las familias la responsabilidad del cuidado de sus miembros.

Esta subordinación sistémica sigue recayendo especialmente en las mujeres. Solo cuando las familias cuentan con recursos económicos se recurre a la externalización de los cuidados en el ámbito del hogar. Sin embargo, nos encontramos ante un contexto social de déficit de cuidados, lo cual se sostiene gracias al trabajo invisibilizado de las mujeres de origen migrante trabajadoras del hogar.

Con el informe Cuidar con Derechos, Vivir con Dignidad, recientemente publicado por el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM España), se reitera que, en el sector de los cuidados, los trabajos realizados en el ámbito del hogar ocupan el escalón más bajo y dentro de este, las trabajadoras de origen migrante en situación administrativa irregular se sitúan aún más abajo, sometidas a discriminaciones múltiples y con frecuencia imposibilitadas de acceder a un puesto de trabajo con condiciones laborales dignas. De hecho, se trata de uno de los sectores más precarios, peor remunerados y desprotegidos de empleo, que aboca a sus trabajadoras a permanecer en una economía sumergida.

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